Voceros de la pandilla MS-13 revelan a ‘El Faro’ que la matanza de 87 personas en dos días de marzo fue su respuesta a una “traición” de las autoridades.
El fin de semana más letal en lo que va de siglo en El Salvador, que se saldó en marzo con la matanza de 87 personas, se debió al fin de un pacto entre el Gobierno de Nayib Bukele y las pandillas; la respuesta a una “traición” de las autoridades que dejó a decenas de civiles muertos. Así se lo han confirmado portavoces de la Mara Salvatrucha (MS-13) al medio digital El Faro, que también ha tenido acceso exclusivo a audios de un negociador del equipo del presidente que, según dice, estuvo en conversaciones con las pandillas durante “casi dos años y medio”. En esas grabaciones, el funcionario, el director del Tejido Social del Gobierno, Carlos Marroquín, responsabiliza de la ruptura del acuerdo al ministro de Justicia y Seguridad Pública, Gustavo Villatoro.
“Hicieron cosas que no tenían que hacer”, asegura uno de los tres pandilleros con los que conversó El Faro, un líder de la Mara Salvatrucha 13 (MS-13) que está fuera del país. “Desde ahí es por lo que se levantaron esos 80 muertos que pasaron en esas fechas ¿me explico? Incumplieron, hicieron capturas que no tenían que hacer, donde ellos dijeron: ‘Lleguen a tal lugar, vamos a dialogar’ y en lugar de dialogar, capturaron”, añadió el portavoz de la organización que se atribuye la matanza.
Según la exclusiva de El Faro, en las grabaciones a las que ha tenido acceso —y que verificó de manera independiente con los pandilleros y a través de un peritaje técnico de la voz—, se escucha al funcionario Marroquín, colaborador de Bukele desde 2014, confesar a miembros de la MS-13 con los que negociaba sus esfuerzos por mantener vigente el acuerdo durante el repunte de homicidios y cómo él hubiera impedido la captura de los pandilleros protegidos por el pacto, el hecho que supuestamente dio lugar a la ruptura entre las partes. Además, se refiere a la matanza del fin de semana de marzo como una presión al Gobierno y responsabiliza del fin del acuerdo al ministro Villatoro, al que califica de “loco”. En los audios, el negociador del Gobierno también asegura estar trasladando al presidente Bukele —al que denominan Batman— los mensajes de las pandillas. “Ya le tiré a Batman que hay 72 horas para dar una respuesta. Él no se lo tomó a bien, se lo tomó a mal, como que: ‘A mí que no me anden amenazando”, se lee en uno de los mensajes que publica el medio salvadoreño.
La detención de pandilleros protegidos, el punto de inflexión
Esos asesinatos supusieron el fin de la luna de miel que vivían los salvadoreños desde la llegada de Bukele al poder en junio de 2019, en los que el país pasó de ser uno de los más violentos del mundo, con una media de 20 cadáveres diarios en 2015, a una media de tres a principios de este año, con días en los que no se registró ni un solo homicidio. Hasta que la aparición de decenas de muertos entre el 25 y el 27 de marzo puso fin a esa ilusión de seguridad que impulsó los índices de popularidad del presidente. El pulso de las maras, que incluyó un cadáver tirado en una carretera que lleva a Surf City, un proyecto turístico emblema con el que el mandatario pretende atraer inversiones, fue respondido entonces con mano dura: el presidente prometió que los mareros presos no volverían a ver el sol, desplegó a miles de soldados por todo el país, endureció el Código Penal y detuvo a miles de personas a las que identificó como pandilleros, muchos de ellos sin pruebas: más de 27.000 en un mes y medio. Además, impulsó un régimen de excepción que resta libertades a los ciudadanos.
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