Ramón Guillermo Aveledo, presidente del Instituto de Estudios Parlamentarios Fermín Toro y exsecretario ejecutivo de la MUD, encabeza un programa de formación para los concejales y legisladores opositores electos el 21 de noviembre, cuyo fin es fortalecer la institucionalidad. En entrevista con TalCual, puntualiza que la democracia se robustece de abajo hacia arriba. Llama a los dirigentes nacionales a ver lo que ocurre en las regiones.
Ramón Guillermo Aveledo, presidente del Instituto de Estudios Parlamentarios Fermín Toro y exsecretario ejecutivo de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), destaca el fin imperativo de fortalecer la institucionalidad y la democracia en Venezuela.
El también abogado y expresidente de la Cámara de Diputados del extinto Congreso de la República, encabeza un programa de formación para los concejales y legisladores que obtuvo la oposición en las elecciones regionales del 21 de noviembre del año pasado.
Aveledo, en entrevista con TalCual, destaca que en los cursos convergen dirigentes de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), la Alianza Democrática y Fuerza Vecinal.
Este plan de instrucción para el ejercicio de funciones municipales y estadales inició en marzo y la aspiración es que pueda concluirse para finales de 2022. En ese sentido, Aveledo puntualiza que la democracia se robustece de abajo hacia arriba, en un contexto donde la relación de los funcionarios con la ciudadanía es de importancia capital.
En esta entrevista, cuestiona el linchamiento público a los 25 venezolanos de la sociedad civil, del empresariado y del mundo académico que enviaron al presidente de los Estados Unidos Joe Biden una carta donde le exhortan a avanzar en acuerdos que permitan el regreso de las empresas petroleras. Aveledo cree que el tema debe discutirse y enfatiza que, en el país, nadie puede arrogarse la representación. Opina que la situación salpica tanto a la oposición como actores del gobierno de Nicolás Maduro.
Para el avezado dirigente, la unidad opositora debe verse sin prejuicios. En este punto, advierte sobre los riesgos crecientes de la división opositora. Además, pone la lupa sobre la necesidad de reconectar con la gente.
—Usted señaló en un tuit, que respetaba el sentir de los firmantes de la carta al presidente Biden. ¿Hasta qué punto a estos sectores les ha tocado asumir posición frente a la omisión del G4?
—El desafecto con la política ha creado un vacío, entonces empieza la gente a tomar iniciativas. En eso, el reclamo no solo rodea al G4, rodea también a la Alianza Democrática, a Fuerza Vecinal, rodea a los actores políticos opositores y a los actores políticos gubernamentales. Entonces, lo que ocurre en el mundo de la sociedad civil ocurre también dentro de los movimientos sociales que andan reclamando. Y buena parte de las protestas en los barrios son protagonizadas por gente que llamaremos, genéricamente, del «proceso». La organización que existe en la sociedad busca protagonismo porque lo que está pasando les afecta.
Fíjate que mi tuit no se refiere al fondo del asunto, en el sentido de que estoy de acuerdo o no con la carta. Eso es discutible desde el punto de vista de la oportunidad, de las implicaciones. Lo que me parece inaceptable es el linchamiento de las personas y la descalificación. Lo que es verdad es que la mayoría no se siente representada.
El otro punto es que en la carta se presenta un tema que hay que discutir. La situación presente no nos favorece como país, y se va a prolongar mientras sigamos de brazos cruzados. Lo importante es constatar que nadie tiene aquí la representación del país, ni siquiera el gobierno que la ejerce materialmente y formalmente. El problema es de representación y es sustancial, es de la política. ¿Podemos seguir con una política, como en la Primera Guerra Mundial, de trincheras? ¿Nosotros aquí y ellos allá, sin que nada se mueva? ¿Avanza el cambio así?
—En ese sentido, usted ha insistido en el imperativo de la unidad opositora.
—La credibilidad nacional e internacional de la oposición venezolana depende, en buena medida, de que esté unida. Alguno dirá que lo que estoy es rindiendo culto a la unidad, pero es un asunto práctico. Resulta que afuera, cuando hemos estados más unidos, hemos tenido más credibilidad. Y aquí adentro, abajo, también. La gente saca la cuenta de que se dividen los votos porque estamos desunidos, pero no se saca la cuenta de la gente que no vota por causa de la división.
Gente que se queda en su casa porque no creen en estos tipos y tipas que no se han unido. Se gasta más tinta en echarle plomo al G4 que en hacerle una propuesta que esperance a la gente.
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