Al menos cinco personas murieron este martes en ataques armados en una ciudad cercana a Tel Aviv, informaron los servicios médicos israelíes, en el tercer suceso de este tipo en este país.
Residentes de Bnei Brak, una ciudad judía ultraortodoxa, y de la vecina Ramat Gan señalaron al anochecer que un individuo abrió fuego desde su coche contra los transeúntes antes de ser abatido por la policía.
El cuerpo de seguridad no divulgó su identidad, aunque los medios israelíes señalaron que un palestino de la Cisjordania ocupada, que había pasado cuatro años en prisiones israelíes, estaba vinculado al ataque. Según estos medios, su nombre era Diaa Hamarshah.
«Hemos registrado que desgraciadamente cinco personas murieron» en esos ataques cometidos en dos lugares de Bnei Brak precisó Elie Bin, director del Magen David Adom, equivalente israelí de la Cruz Roja.
El presidente palestino Mahmud Abas, que controla la Cisjordania ocupada, emitió una inusual condena de los ataques.
«El asesinato de civiles palestinos e israelíes solo agrava más la situación, cuando nos estamos esforzando por alcanzar la estabilidad», declaró en un comunicado transmitido por la agencia oficial palestina Wafa.
El primer ministro israelí, Naftali Bennett, al frente de una diversa coalición de gobierno que agrupa desde judíos nacionalistas hasta árabes, afirmó que el país «se enfrentaba a una ola de terrorismo asesino».
Bennett también anunció una reunión de los principales responsables de seguridad del país para revisar la situación.
La policía desplegó numerosos efectivos en Bnei Brak en la noche, constataron periodistas de AFP en el lugar del ataque, que todavía no ha sido reivindicado. También anunció un refuerzo de sus efectivos en Cisjordania.
Ataques yihadistas
Los asesinatos del martes suponen el tercer ataque mortífero en Israel en una semana, que ha dejado un balance de once víctimas mortales, además de los perpetradores abatidos por la policía.
«Es triste y da miedo, esto nunca había pasado en Bnei Brak. No es posible que en menos de una semana tengamos once muertos en tres ciudades distintas», dijo a la AFP Shira, una camarera de 25 años de edad que vive en esa localidad.
El domingo, dos policías murieron baleados en la ciudad norteña de Hadera. El atentado fue reivindicado por la organización yihadista Estado islámico (EI), que desde 2017 no se adjudicaba oficialmente ningún ataque dentro del Estado hebreo.
La policía israelí identificó a los dos comandos que participaron en ese ataque como ciudadanos árabes israelíes miembros del EI e indicó que fueron abatidos.
El 22 de marzo, una persona vinculada al EI mató a cuchilladas y con un vehículo kamikaze a cuatro israelíes, dos hombres y dos mujeres, en la ciudad de Beersheva (sur de Israel).
El atacante fue identificado como un profesor condenado en 2016 a cuatro años de cárcel por planear viajar a Siria para luchar junto al EI y apología de esa organización.
Tras el ataque del domingo, los movimientos islamistas armados palestinos Hamás y Yihad Islámica celebraron «la heroica operación de Hadera», sin reivindicar no obstante la autoría del ataque.
Hamas, que gobierna la Franja de Gaza, estimó que se trataba de una «respuesta natural y legítima a la ocupación» y a los «crímenes» de Israel.
Ese segundo ataque coincidió con un histórico encuentro entre el ministro israelí de Exteriores y sus homólogos de los cuatro países árabes con relaciones diplomáticas con Israel, además del jefe de la diplomacia estadounidense Antony Blinken.
Estos atentados se producen en un momento de numerosas reuniones para tratar de apaciguar las tensiones antes del Ramadán, el mes de ayuno musulmán que se iniciará este fin de semana.
Durante el Ramadán de 2021, los enfrentamientos entre fuerzas israelíes y manifestantes palestinos en Jerusalén, sobre todo en la Explanada de las Mezquitas, desencadenaron una guerra sangrienta de once días entre el Hamas y el ejército israelí.
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