La historia dirá que en el medio de esa eterna hegemonía entre Lionel Messi y Cristiano Ronaldo que se extendió por más de una década en el fútbol mundial unos pocos lograron filtrarse. Robert Lewandowski podrá jactarse de eso: se apropió del premio The Best en dos ocasiones. Es uno de los pocos, junto con el croata Luka Modric, que logró grabar su nombre a fuego entre el predominio de estas dos leyendas. Aquellos tiempos de cuando comenzaba su carrera de futbolista en Polonia, y se burlaban de él por ser demasiado flaco hasta parecer débil, parecen lejanos para el ahora convertido en uno de los goleadores top en el mundo y en una máquina de batir récords en el Bayern Múnich.
Lewandowski marcó 69 goles en 59 partidos en 2021, año el que conquistó la Supercopa de Alemania y la Bundesliga con el cuadro bávaro. Una marca espectacular de un delantero que suele sorprender muchas veces de entrada, siguiendo el precepto de su padre Krzysztof, ex campeón de judo y futbolista profesional, y fallecido a los 49 años de un infarto: “Haz ahora lo que puedas hacer después”.
Robert nació en Varsovia el 21 de agosto de 1988 y los primeros pasos futbolísticos los dio en el MKS de su ciudad. A los 15 años, en 2004, pasó al Delta y al año siguiente al popular Legia Varsovia. Eran tiempos en los que no estaba enfocado, fue su época rebelde. Le robaba el coche a sus padres para correr carreras ilegales en el bosque con sus amigos sin siquiera tener el carnet de conducir, le tiraba bananas a los policías y hasta le arrojó una mesa a una profesora que lo suspendió en un examen.
Con la muerte de su padre, se llegó a plantear colgar los botines pero de aquello emergió con una fuerza arrasadora pese a que no pudo continuar en su equipo y recaló en el Znicz Pruszkow en la temporada 2006/07, al que ayudo a ascender a la Primera División con sus 15 goles y luego, en la máxima categoría, llegó a los 21 y atrajo otra vez el interés de un club grande de Polonia, el Lech Poznan. No había transcurrido más de un mes cuando su entonces agente Cezary Kucharski había traído una oferta del Sporting Gijón, que acababa de ascender a la Primera División española después de una década, y días más tarde, ya competían por su pase el Zaragoza y el Tottenham, pero ninguno quiso invertir los 5 millones de euros exigidos.
Su debut en el Lech Poznan fue por la clasificación para la UEFA Europa League, en la primera ronda, ante el FK Khazar Lankaran de Azerbaiján. Entró como suplente y anotó el gol de la victoria. Y en su debut liguero ante el GKS Belchatow, también ingresó desde el banco y anotó a los 4 minutos. Terminó la temporada como segundo en la tabla de goleadores. Ya en la segunda temporada marcó 18 goles, fue el máximo anotador, y su equipo fue campeón de la liga polaca.
A nadie extrañó entonces que al terminar la temporada 2009/10 pasara al Borussia Dortmund que dirigía Jürgen Klopp (el actual DT del Liverpool) por 4,5 millones de euros y allí ganaría dos títulos de la Bundesliga en fila, aunque su comienzo no fue nada feliz.
Klopp lo había convocado para ser pieza de recambio del argentino Lucas Barrios pero no tenía peso en el andar del equipo y hasta sus hinchas comenzaron a llamarlo Chancentod (desperdiciador de ocasiones) y la prensa no entendía para qué lo habían contratado. Parecía muy frágil para la Bundesliga. “Me esperaba más juego, más goles, y que aguantara mejor el contacto. No está en su nivel”, llegó a decir Klopp, poco habituado a ventilar esta clase de críticas.
Pero Lewandowski no se rindió y llegó a trabajar seis horas por día en el gimnasio para ganar masa muscular, porque ya era un problema que arrastraba desde Polonia y que reflejó en su tesis de licenciatura de Educación Física y Deporte, cuando prefirió contar su propio caso para graduarse por la Wyzsza de Varsovia y luego volvió a contar en su libro autobiográfico “Mi verdadera historia”.
Tanto en su trabajo universitario como en su libro contó su historia de autosuperación que más tarde también utilizó la marca Huawei en un spot: lo cargaban por parecer débil y muy flaco, trabajó mucho en su físico, pero hasta tuvo que dejar momentáneamente el fútbol a los 17 años, aunque nunca desistió.
“Sus piernas parecían palos y cuando llevaba la pelota parecía que se iba a partir por la mitad. Le dije que comiera panceta”, dijo Krzystof Sikorski, entrenador del Legia Varsovia mientras que su madre Iwona – voleibolista profesional y llegó a ser vicepresidente del club de fútbol Partyzant Leszno- recuerda que “le gustaban mucho los dulces por lo que me compraba un pastel por cada gol que marcaba”, pero prescindieron de sus servicios.
Su persistencia y su fe inquebrantable le hicieron rendir a pleno en su segunda temporada en el Borussia Dortmund, en un gran triángulo ofensivo con Mario Götze y Marco Reus. Ya fue protagonista en el equipo y no sólo ganó la Bundesliga sino que para cerrar el año, le marcó un hat-trick al Bayern Munich en la final de la Copa Alemana.
Pero su gran campaña, la que lo llevó a la consideración como jugador top, fue en la temporada 2012/13. En la Champions metió 10 goles en 13 partidos y su equipo llegó a la final, en la que fue derrotado 2-1 por el Bayern aunque antes le marcó los cuatro goles al Real Madrid en la semifinal (4-1) y en la Bundesliga llegó a convertir goles en 12 partidos consecutivos y marcó 24 en total, aunque quedó a uno de Stefan Kießling.
En la temporada 2013/14, teñida por su anuncio de que en junio se iría al Bayern, marcó 20 goles y fue el máximo anotador del torneo. Al Bayern Munich, rival nacional del Borussia Dortmund llegó para la temporada 2014/15 en forma gratuita, por la libertad de acción.
Ya en el conjunto bávaro, llegó a marcar cinco goles en un partido, el 22 de setiembre de 2015. En el descanso ante el Wolfsburgo, el Bayern perdía 1-0 y entró en el segundo tiempo, como suplente. Empató en el minuto 51 y en un lapso de 9 minutos, marcó cuatro goles más. Eso mismo le permitió entrar en cuatro récords Guiness juntos: el más rápido autor de un triplete, póker y repóker en la Bundesliga, y el suplente que más goles marcó en esa competición. “Es lo más grande que he visto en un campo”, dijo luego su DT Josep Guardiola. En esa semana llegó a marcar diez goles porque también le hizo tres al Dinamo Zagreb por la Champions y dos al Mainz.
En 2017, siempre con muchas ofertas de los clubes top de Europa –entre ellos, varias veces los rumores lo acercaron al Real Madrid- estuvo a punto de irse del Bayern. Su agente Maik Barthel llegó a decir que estaba “desilusionado” y que “nunca antes lo había visto así” después de que el DT Carlos Ancelotti no lo convocara para el último partido de la Bundesliga, en el que iba a tratar de quedar como máximo goleador del torneo. Sin embargo, siguió.
De 1,85 metros de estatura y 78 kilos, además de ser uno de los máximos artilleros en la historia del fútbol alemán apenas por detrás de nombres de la talla de Gerd Müller o Klaus Fischer, Lewandowski es el capitán de la selección polaca, en la que debutó el 10 de setiembre de 2008 ante San Marino por la clasificación al Mundial 2010 y anotó un gol. Antes, había disputado tres partidos con la selección sub-21. El 5 de octubre de 2017 se convirtió en el máximo goleador de la historia de su selección con su triplete ante Armenia (6-1) y así superó a la leyenda del fútbol de su país Wlodzimierz Lubanski (jugó entre 1963 y 1980) con 48 goles en 75 partidos y que había dicho en 2015 que Lewandowski nunca superaría su récord.
Con el crecimiento de Lewandowski, muchos aficionados polacos se ilusionan aún con la chance de que el equipo vuelva a aparecer en los primeros planos como en la década del ’70 y principios de los ’80, con aquella generación de los Deyna, Lato, Gadocha o Szarmach e incluso Lubanski, que no pudo jugar el Mundial 1974 por lesión, o luego Boniek en España 1982.
Lewandowski juega en el ataque con Arkadiusz Milik (Nápoli), en un plantel que cuenta con arqueros de la categoría de Lucasz Fabianski (West Ham) y Wojciech Szczesny (Juventus), defensores como Kamil Glik (Monaco) o su ex compañero Lukasz Piszczek (B. Dortmund) y volantes como Grzegorz Krychowiak (Lokomotiv Moscú) y Piort Zielinski (Nápoli).
Pero una de sus mayores frustraciones en su carrera se la llevó en el pasado Mundial de Rusia 2018, cuando la selección polaca quedó tempranamente eliminada, en primera rueda, al caer ante Colombia. Una de sus mayores fue la pronta eliminación del Mundial 2018 con Polonia. “De la nada, no se puede sacar nada” y “de nada sirve engañarse, fuimos los más débiles”, se sinceró ante la prensa. “Podría estar enojado conmigo mismo si hubiese desaprovechado ocasiones, pero no tuve ninguna”, se justificó.
En 688 partidos de clubes marcó 510 goles y en la selección, jugó 130 encuentros y marcó 74 tantos.
Alguna vez, Johan Cruyff lo describió como que “no es de técnica excesivamente depurada pero tiene mucha facilidad para el gol y se especializa en eso, ya sea con la cabeza, pecho o pies. Da lo mismo: el fin justifica los medios”. Él dice sentirse “un 9 y medio” tanto por su capacidad de gol como para armar los ataques con sus compañeros.
Su hermana Milena también se dedica al deporte. Es voleibolista profesional y jugó varias veces en la selección sub.-21. Lewandowski está casado con Anna Stachurska, quien fue medalla de bronce en el Mundial de karate 2009. Se casaron el 22 de junio de 2013 en Varsovia y en 2017 nació Klara, su primogénita.
Es muy católico y aparece muy ligado a la religión. Suele rezar antes de los partidos y participa en campañas católicas de difusión masiva.
Este lunes se impuso en la elección de The Best sobre Lionel Messi y Mohamed Salah, y logró así vengarse del argentino que le había arrebatado el Balón de Oro hace algunas semanas. El artillero de 33 años continúa haciendo goles e historia, y su próximo objetivo será llevar a Polonia a un nuevo Mundial.
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