Desde el Australia, el mensaje siempre estuvo claro: Novak Djokovic no iba a recibir un trato especial. El primer ministro Scott Morrison había anunciado que si las pruebas de su exención médica para ingresar al país eran insuficientes, lo enviaban en el siguiente avión de regreso a casa.
No obstante, tras varias horas de detención en el aeropuerto, el tenista serbio fue trasladado a un hotel de refugiados. Allí estará al menos hasta el lunes, día en el que se debería tomar una decisión sobre su futuro mientras sus abogados trabajan contrarreloj.
Djokovic continúa en territorio australiano y pasará las próxima horas en cuarentena en el Park Hotel de Melbourne, donde espera la resolución de su caso tras recibir el veto del Gobierno local por irregularidades con su visado y con la exención médica que la habían concedido para disputar el Australian Open, donde apuntaba a convertirse en el máximo ganador de torneos de Grand Slam de todos los tiempos.
Está en el Park Hotel, ubicado en el suburbio de Carlton, un lugar que tiene una historia muy particular. Es un recinto que genera críticas en los habitantes de Melbourne y sus paredes están llenas de protestas relacionadas con las detenciones. Allí, además de Nole, se hospedan actualmente decenas de refugiados detenidos que fueron trasladados a Australia desde lugares como Papua Nueva Guinea, la isla de Manus, Nauru o Irak.
Hay personas que llevan años encerradas allí y han vivido el avance del coronavirus, con sus distintas variantes, con mucho temor. En un artículo que publicó The Guardian el pasado mes de octubre, informaron que el personal que trabaja en el hotel y los detenidos denunciaron que era una “incubadora” del COVID-19. En dicho mes, 22 de los 46 ocupantes dieron positivo. Algunos fueron medicados por el personal de enfermería. Quienes necesitaron atención médica, fueron trasladados al hospital y regresados al hotel una vez que tuvieron el alta.
Según informó en aquel momento el canal 7News, un 90% de los contagios que fueron reportados en el estado de Victoria, al que pertenece Melbourne, en la segunda ola de octubre, tuvieron su origen en el complejo en el que Djokovic se encuentra actualmente a la espera de definir su futuro.
Los refugiados y los solicitantes de asilo comparten un área de cocina común y usan el mismo ascensor, uno a la vez y con compañía de un guardia de seguridad. En el cuarto piso hay una pequeña área al aire libre, una de las pocas que no está herméticamente sellada, ya que las ventanas de las habitaciones no se abren. En ese sector, los refugiados y solicitantes de asilo suelen ir a fumar. Siempre uno a la vez y ante la atenta mirada de un guardia.
El pasado 23 de diciembre, justo antes de la Navidad, los refugiados y solicitantes de asilo tuvieron que ser evacuados del hotel de detención después de que se detectaron varios focos de incendio en el edificio que tiene cinco pisos. Fueron dos incendios separados en el tercer y cuarto piso. La Policía señaló que uno de los trabajadores del hotel fue agredido, pero no dio a conocer las causas que provocaron el incidente.
Desde la prensa Serbia hay un gran enojo por las condiciones de alojamiento que le impusieron a Djokovic. El diario Telegraf calificó al sitio como “horrible” y cargaron duramente contra las condiciones en las que están sus ocupantes. “El hotel de terror donde se aloja Novak tiene una historia horrible, una ola mortal se extendió desde allí”, apuntaron desde el medio del país natal del número uno del mundo.
Según este mismo medio, Aleksandar Vučić, presidente de la República de Serbia, reconoció que Djokovic solo le pidió que lo ayude a “escapar del horrible hotel” y así poder esperar a la definición de su futuro en la casa que había alquilado en Australia para permanecer durante la disputa del primer Grand Slam del año. Por el momento, pasará sus días junto a los inmigrantes de un recinto que genera polémica en Melbourne.
El periodista serbio Sasha Ozmo de Sport Klub informó en sus redes sociales que a Novak le negaron la solicitud de pasar el aislamiento en el sitio que había alquilado y advirtió que al tenista todavía no le dieron su “billetera y sus pertenencias”, las cuales siguen todavía en el aeropuerto. Además, denunció malas condiciones en la habitación del hotel ya que “hay algunos bichos”.
Así transita las primeras horas de su conflicto internacional el número uno del mundo del tenis, mientras sus fanáticos muestran su apoyo desde las afueras de un Park Hotel que tiene sus paredes llenas de mensajes. “30 niños están encerrados aquí y llevan 3092 días torturados”, dice uno de los escritos más notorios. En ese contexto, Novak Djokovic aguarda conocer la decisión final sobre su estadía en Australia tras apelar a su deportación.
Los carteles piden la liberación de Novak Djokovic, quien aguarda la resolución sobre su futuro en el Park Hotel de Melbourne (Foto: REUTERS)
Los carteles piden la liberación de Novak Djokovic, quien aguarda la resolución sobre su futuro en el Park Hotel de Melbourne (Foto: REUTERS)
Nole arribó en un taxi a este hotel donde la mayoría de las personas no está vacunada contra el COVID-19 y que ha sido un importante foco de contagios hace solamente unos meses. Los fanáticos realizan una vigilia en la puerta del lugar y aguardan la pronta resolución de su caso para saber si Nole podrá jugar el Abierto de Australia, que inicia el próximo lunes 17 de enero.
Por lo pronto, algunos medios indican que el castigo si finalmente revocan su visa de manera definitiva podría influir profundamente en su carrera, ya que se expondría a una prohibición de hasta tres años sin poder entrar a Australia.
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