El Gobierno de Estados Unidos ha condenado este lunes lo que ha descrito como “una explotación política” y una “coacción” a “personas vulnerables” por parte de las autoridades de Bielorrusia, tras los recientes flujos migratorios en la frontera entre este país y Polonia.
“Estamos preocupados por las alarmantes imágenes e informaciones surgidos durante el fin de semana en la frontera entre Bielorrusia y Polonia”, ha dicho el portavoz del Departamento de Estado estadounidense, Ned Price, quien ha cargado contra “facilitación cruel e inhumana por parte del régimen (bielorruso) de los flujos migratorios transfronterizos”.
Así, ha reclamado a Minsk que “ponga fin inmediatamente a su campaña de orquestar y coaccionar flujos de migrantes irregulares a través de sus fronteras hacia Europa” y ha resaltado que Washington “seguirá del lado de Polonia y de todos los socios en Europa, amenazados por las acciones inaceptables por parte de Bielorrusia”.
“Mientras el régimen de Bielorrusia se niegue a respetar sus obligaciones y compromisos internacionales, socave la paz y la seguridad en Europa y siga reprimiendo y abusando de personas que no buscan otra cosa que vivir en libertad, seguiremos presionando a (el presidente bielorruso, Alexander) Lukashenko y no reduciremos nuestros llamamientos a la rendición de cuentas”, ha zanjado.
El Gobierno de Polonia y la oposición bielorrusa denunciaron el lunes el avance de cientos de migrantes en territorio de Bielorrusia y acusaron al Gobierno de Lukashenko de orquestar este movimiento masivo, que no tendría precedentes desde que se inició la crisis migratoria en la región.
Cuentas afines a la oposición en Bielorrusia, entre ellas la del medio Nexta, han publicado este lunes en redes sociales las imágenes de un gran grupo de migrantes avanzando por una carretera y supuestamente bajo la vigilancia de las fuerzas de seguridad.
Tras ello, el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, recalcó en un mensaje publicado en su cuenta en la red social Facebook que la frontera es “sagrada”, por lo que prometió vigilancia en una zona que ya permanece prácticamente blindada. De hecho, el titular de Defensa, Mariusz Blaszczak, ha recordado que hay unos 12.000 militares desplegados en la zona.
En respuesta, el Comité de Fronteras de Bielorrusia defendió que quienes quieren llegar a la Unión Europea (UE) “no suponen una amenaza para la seguridad” ni se comportan de forma “agresiva”. Son, según un portavoz de este organismo, Anton Bichkovski, “refugiados” que quieren presentar una solicitud de asilo y que se agrupan solo para evitar una “expulsión forzosa” desde Polonia.
Las autoridades polacas estiman en más de 30.000 los intentos de paso ilegal en la frontera desde principios de año, según la agencia polaca de noticias PAP. El Gobierno polaco ha reforzado la vigilancia en la zona, para lo cual decretó a principios de septiembre el estado de emergencia en las regiones adyacentes con Bielorrusia.
Lukashenko anunció a finales de mayo que Minsk no evitará el paso de migrantes en la frontera en su camino hacia la UE en respuesta a las sanciones del bloque ante el aumento de las tensiones después de las elecciones de agosto de 2020, en las que la oposición denunció fraude.
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