El Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales (IIES) de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) presentó los resultados de su Encuesta Nacional de la Juventud (Enjuve) del año 2021, en la que se comparó la situación social, económica e ideológica de los jóvenes venezolanos actual frente a los resultados que arrojaron sus primeros estudios, elaborados en 2013.
En este sentido, la encuesta arroja evidencias de la destrucción del tejido social, económico, educativo e ideológico que ha sembrado la gestión de Nicolás Maduro desde su llegada al poder, ya que los jóvenes dejan en claro su desconfianza y desapego por la institucionalidad del país, la participación política, su desinterés por la ideología, sus insuficientes oportunidades de acceso a la educación y, sobre todo, la preocupación que sienten por los problemas económicos.
La Enjuve 2021 arrojó que hay una importante reducción de la población joven, comprendida en un rango de edad de 15 a 29 años y segmentada en tres grupos de 15-19, 20-24 y 25-29, con respecto a 2013.
Las cifras reportan a unos 6.817.000 jóvenes en el país, casi un millón menos que en la Enjuve realizada en 2013. De esta porción, la mayoría del 38% está comprendida por el segmento más joven de entre 15 y 19 años.
La educación no es prioridad
En estos casi 7 millones de jóvenes se notan preocupantes limitaciones al acceso a la educación. Si se toma en cuenta el rango de edad de 18 a 24 años -edad promedio de los estudiantes universitarios-, la población masculina que se mantiene estudiando bajó de 40% a 15% desde 2013. En cuanto a las mujeres, los estudios decrecieron de 43% a 20%.
Este proceso de desescolarización viene sucediendo desde 2015. Una primera oleada de deserción se presentó con la migración masiva que inició ese año y posteriormente con la crisis económica y la pandemia. En los últimos seis años, unos 880.000 jóvenes habrían dejado de estudiar.
En cuanto a las razones para el abandono de los estudios, hay un amplio espectro de alternativas que varían en función de los rangos de edad. Dejar de estudiar para empezar a trabajr es una tendencia común. Otra respuesta de peso fue que terminaron los estudios y por eso no continuaron, aunque esta alternativa denota que muchos consideran el bachillerato como el cierre de su ciclo académico. Sin embargo, la principal preocupación fue la cantidad de jóvenes que afirmaron «no querer seguir estudiando».
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