La extradición de Alex Saab a Estados Unidos, procedente de Cabo Verde, y la apertura de su caso judicial, ha llevado al Gobierno de Maduro a endurecer el discurso en su defensa. El miedo a lo que pueda contar ante el juez el empresario colombiano, considerado el gran operador de negocios del chavismo de los últimos años y el presunto testaferro de Maduro, ha hecho que el chavismo abrace a Saab como a un mártir y aumente sus amenazas sobre las posibles consecuencias de la extradición. La primera reacción fue la de levantarse de la mesa de las negociaciones con la oposición en México.
Por ALONSO MOLEIRO– EL PAÍS
De manera disciplinada y uniforme, los medios de comunicación, políticos, periodistas y analistas vinculados al Gobierno de Nicolás Maduro desfilaron este lunes por la estatal Venezolana de Televisión y por otras cadenas internacionales afines, como Telesur. La consigna es dar la batalla a favor del discurso oficial, según el cual Saab es un diplomático del país, miembro del equipo negociador con la oposición en México, que ha sido secuestrado. Las acusaciones de corrupción en contra del empresario se ignoran por completo.
El Gobierno insiste en que “el secuestro” de Saab “viola los principios del derecho internacional”, en un capítulo que constituye “una nueva agresión del imperio norteamericano en contra de la Revolución Bolivariana”. El propio Nicolás Maduro se refirió así a él este lunes por televisión: “Alex Saab ha sido torturado, se le ha violentado el debido proceso, estuvo incomunicado y fue atropellado en Cabo Verde”.
“No sé que va a pasar con el diálogo en México, sinceramente. Lo evaluaremos después. Por ahora, estamos indignados, protestando y enfrentando la injusticia. Secuestraron a un hombre bueno, inocente, a un hombre limpio y trabajador, a un hombre que lo que ha hecho ha sido amar al pueblo de Venezuela. La gasolina que tenemos para enfrentar el bloqueo la ha conseguido Alex Saab, la comida para los sectores populares, las medicinas”, añadió Maduro.
Maduro aseguró que fue él quien promovió el inicio de las negociaciones con la oposición en México: “He hecho más de mil llamados al diálogo. Pero jugando limpio, respetando”. Así, explicó que lo sucedido con el empresario colombiano era “una puñalada por la espalda” y tildó de “imbécil” al portavoz del Departamento de Estado de Estados Unidos, Ned Price. “Hemos advertido a Washington que tomaríamos medidas contundentes si concretaban el secuestro a Saab”, amenazó.
A dónde lleguen esas amenazas es una incógnita, como todo lo que rodea a este caso. El Gobierno venezolano no tiene mucho margen de acción. La precaria situación del país, en una grave crisis económica y social, le obliga a dar pasos para tratar de aliviar la presión de las sanciones impuestas por Estados Unidos, lo que pretendía a través de diálogo en México. Por otro lado, Saab ya está preso en una cárcel estadounidense y su proceso judicial en marcha, por lo que nada hace prever que pueda frenarse.
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