La Autoridad de Consumidores y Mercados de Países Bajos (ACM, por sus siglas en inglés) ha anunciado este lunes su decisión de multar con 19.569.500 euros (unos 23 millones de dólares) a la compañía italiana Leadiant por abusar de su posición dominante en el mercado y vender su medicamento CDCA-Leadiant a un precio exagerado.
El fármaco en cuestión contiene ácido quenodesoxicólico, utilizado para el tratamiento de los pacientes con xantomatosis cerebrotendinosa (XCT), una rara anomalía metabólica hereditaria que provoca daños irreparables por la acumulación de ácidos grasos en distintas partes del organismo.
En Países Bajos actualmente hay alrededor de 60 personas que padecen esa enfermedad, y necesitan tomar el ácido quenodesoxicólico por el resto de sus vidas. Si bien antes el medicamento, que carece de alternativa terapéutica equivalente, estaba disponible bajo varios nombres comerciales y a precios asequibles, la situación cambió drásticamente cuando Leadiant llegó a ser el único fabricante autorizado para venderlo en el mercado europeo.
Según indica el regulador neerlandés, en 2008 el precio máximo del medicamento era de 46 euros (54 dólares) por 100 cápsulas, pero a finales de 2009 Leadiant cambió su nombre comercial y subió el precio hasta 885 euros (1.044 dólares). Mientras, en 2014, el ácido quenodesoxicólico llegó a costar 3.103 euros (3.661 dólares) a partir de que la farmacéutica solicitó designarlo como ‘medicamento huérfano’, destinado a tratar una enfermedad rara que afecta a un reducido grupo de pacientes.
En 2017, Leadiant obtuvo el derecho exclusivo para suministrar el medicamento al mercado europeo durante 10 años y sustituyó el fármaco en Países Bajos con otro idéntico bajo un nombre comercial distinto, CDCA-Leadiant, vendiéndolo ya por 14.000 euros (16.524 dólares).
De tal modo que en casi una década el aumento del precio del ácido quenodesoxicólico en el país constituyó más del 30.000 %. «Como resultado, el medicamento cuesta aproximadamente 153.000 euros por paciente al año», concluyó la Autoridad de Consumidores y Mercados.
El elevado precio provocó una gran protesta pública, y la situación se mantuvo sin cambios hasta enero de 2020, cuando el Centro Médico de la Universidad de Ámsterdam consiguió producir el fármaco en sus propias instalaciones.
Con información de Actualidad RT
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