El Teléfono ANAR de atención a menores muestra en su radiografía anual un incremento de los problemas psicológicos en los niños en 2020: durante el confinamiento la ideación suicida subió un 244,1 %, la ansiedad el 280,6 %, la baja autoestima el 212,3 % y la depresión/tristeza el 87,7 %.
EFE
Además, los trastornos de alimentación aumentaron un 826,3 % coincidiendo con las primeras salidas de los domicilios y tras la vuelta al colegio se incrementaron las autolesiones el 246,2 %, la agresividad el 124,5 % y el duelo un 24,5 %.
Son datos del «Informe anual ANAR 2020: el Teléfono/Chat ANAR en tiempos de covid-19» hecho público por la organización de atención a la infancia y que alerta de las secuelas que ha dejado la pandemia en la salud mental de los menores, que «ha alterado y agravado» las problemáticas que les afectan.
Durante el estado de alarma, la Fundación ANAR atendió 166.433 peticiones de ayuda de toda España, 11.761 casos graves.
El informe también detecta un incremento de los problemas asociados a la tecnología, que pasaron de un 23,2 % en 2019 a un 29,9 %, afectando a casos de «grooming», ciberacoso, violencia de género, pornografía/prostitución infantil, trastornos de la alimentación, autolesiones, ideaciones e intentos de suicidio y otros problemas psicológicos.
Durante el confinamiento y las primeras salidas despuntaron las dificultades relativas a separación, custodia y régimen de visitas (confinamiento: subieron el 42,3%; primeras salidas: el 51,9 %) y las consultas relativas a ayudas sociales y pobreza infantil, que alcanzaron la diferencia más aguda en el confinamiento (más el 307,2 %), sumando un total de 139 casos atendidos.
En general, la radiografía de 2020 señala la gravedad de los casos reflejada en el elevado número de intervenciones de emergencia: 2.277 a lo largo de todo el año, con una media de 6 diarias.
«Esto supone un incremento de los casos de urgencia alta (39,1 %) y de máxima gravedad (55,6 %)» con respecto al año anterior, concreta.
El estudio confirma una mayor duración de los problemas, ya que el confinamiento y el aislamiento han provocado que se cronifiquen muchos de ellos: la mitad de los casos suceden desde hace más de un año.
Para el director de Programas de Fundación ANAR, Benjamín Ballesteros, «la pandemia ha generado un ‘cóctel molotov’ en los hogares que explica el incremento de los problemas graves en niños: el confinamiento del núcleo familiar en un espacio pequeño, la presión en las familias por el trabajo o por problemas económicos o la ausencia de otros lugares protectores como el colegio o el médico».
«A ello se han sumado el miedo por la pandemia y el duelo por seres queridos en muchos casos», asevera.
La directora del Teléfono ANAR, Diana Díaz, considera que «las consecuencias del covid han generado en los menores una gran frustración por la indefensión y desesperación que explican el porqué de que muchos adolescentes hayan aumentado sus ideaciones y tentativas de suicidio durante el confinamiento».
«Han utilizado mecanismos de autorregulación emocional dañinos con el fin de lograr la reducción de su ansiedad, como las autolesiones con la vuelta al cole o los mecanismos de compensación propios de los trastornos de alimentación, que se han disparado coincidiendo con las primeras salidas», ha advertido.
Tras estas cifras, la Fundación ANAR hace una serie de recomendaciones para poderes públicos, familias y menores «ante la necesidad de actuar por la gravedad de estas tendencias».
Entre ellas, incorporar un mayor número de profesionales en el área de salud mental; la declaración como servicios esenciales a los destinados a prevención, protección y asistencia de los menores frente a la violencia, o la agilización en la creación de los Juzgados especializados en infancia y familia que prevé la ley de protección a la infancia frente a la violencia, que entró en vigor el pasado 25 de junio.
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