La industria de autopartes y piezas para vehículos instalada en el municipio Pedro María Ureña apenas produce 10 por ciento de lo que manufacturaba hace cinco o seis años. El drástico retroceso en la producción obedece tanto a la recesión económica del país como a la crisis derivada de la pandemia por el COVID-19 y al cierre de la frontera.
José Gregorio Hernández | La Prensa Táchira
El retroceso de la pujante industria fue dado a conocer por representantes del ramo que participaron en la primera rueda de negocios del sector metalmecánico de Ureña, donde estuvieron fabricantes de éste y otros renglones productivos del municipio limítrofe del estado Táchira, que requieren del apoyo de los entes gubernamentales a través de estrategias y decisiones puntuales para la reactivación del parque industrial.
«Hoy por hoy, el tema de la pandemia nos ha cobrado una factura muy alta, la capacidad de producción se ha reducido al 10 por ciento de lo que fabricábamos. A partir de 2015 y 2016 comenzó a caer la producción empeoró con la pandemia», precisó Miguel Bohórquez, representante de una de las fábricas más importantes del área metalmecánica de la zona industrial de Ureña que fabrica repuestos automotrices, especializada en bujes de suspensión y bases para motor.
La industria tiene capacidad instalada para producir 40 mil piezas semanales, pero hoy apenas está fabricando entre 3500 y 4000 piezas por semana. Llegamos a tener alrededor de 100 trabajadores y hoy contamos sólo con 32 trabajadores directos, añade el representante.
En el municipio Pedro María Ureña se estima que hay unas 12 empresas operativas de más de 30 que podían existir en el sector de la fabricación de repuestos automotrices, como bujes de suspensión, bases de motor, bombas de agua, tambores y discos para freno, filtros, gomas, etc.
Emigró la mano de obra
Con el cierre de gran parte de las fábricas y la drástica disminución productiva de las que quedan, las oportunidades de empleo para la mano de obra nacional y extranjera se redujeron. Las industrias de la zona fronteriza contrataban personal colombiano, por ser mano de obra especializada.
Sin embargo, a medida que fue cayendo la producción en las industrias por la recesión económica y luego con el cierre de los puentes internacionales, esa mano de obra especializada se fue en busca de mejores ofertas a otros lugares.
Los trabajadores venezolanos también han emigrado a Colombia, Perú, Chile, Ecuador, en busca de mejores oportunidades que en el momento no encuentran en Ureña debido a la recesión económica, dice Bohórquez.
La presidenta del gremio de industriales y comerciantes de Ureña, Mónica Ochoa, señala que entre las fábricas de autopartes y el sector carrocero, el cual ensambla unidades de transporte, llegaron a generar más de 3 mil empleos directos en Ureña. Estos sectores estuvieron produciendo y creciendo durante unos 20 años.
De este parque industrial salían listos microbuses y autobuses de transporte de pasajeros que se ensamblaban con partes y piezas fabricadas por el sector metalmecánico y de autopartes del municipio. Sin embargo, debido a problemas como la inseguridad, la falta de materia prima, problemas de servicios, falta de incentivos, unas empresas cerraron y otras se mantienen abiertas pero con porcentajes muy bajos de producción, incluso menos del 10 por ciento.
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