El estado Bolívar se ha convertido en lugar de tránsito y destino de unas 3.500 mujeres y niñas víctimas de delitos como trata y explotación sexual y laboral. Todo ocurre bajo la mirada cómplice de funcionarios del Estado, apostados en -al menos- 17 alcabalas de control y seguridad.
Unas 3.500 mujeres y niñas mayores de 12 años están sometidas a formas modernas de esclavitud, explotadas como prostitutas, cocineras y lavanderas en las infernales minas del sur de Venezuela. Son cautivas del llamado Arco Minero, la principal apuesta rentista del chavismo tras el colapso de la industria petrolera.
El más reciente informe sobre formas de esclavitud moderna en el Arco Minero del Orinoco, en el sur de Venezuela, elaborado por el Centro de Derechos Humanos de la UCAB documenta la trata, explotación sexual, servidumbre, trabajo forzoso, mutilaciones, desapariciones y hasta asesinatos.
Estos son algunos de los crímenes que sufren mujeres y niñas en torno al Arco Minero del Orinoco, ubicado en los municipios El Callao, Roscio y Sifontes del estado Bolívar, al sur de Venezuela. Esa zona demarcada por el régimen venezolano es su principal apuesta de economía extractiva, tras el colapso de la industria petrolera nacional.
Así se desprende del informe “Formas contemporáneas de esclavitud en el estado Bolívar: una perspectiva de género sensitiva”, estudio realizado por el Centro de Derechos Humanos de la Universidad Católica Andrés Bello (CDH UCAB), en conjunto con su oficina en la Extensión Guayana.
La presentación de la investigación se llevó a cabo este jueves 20 de mayo, a través de la plataforma Zoom, y tuvo como ponentes a las profesoras Eumelis Moya (coordinadora de la oficina del CDH UCAB en Ciudad Guayana) y Beatriz Borges (investigadora del CDH UCAB y directora del Centro de Justicia y Paz – CEPAZ), coautoras del reporte.
Esclavitud moderna
Borges explicó que, desde diversos lugares de Venezuela y países fronterizos, llegan al estado Bolívar mujeres, niñas y adolescentes, principalmente entre 12 y 35 años de edad, el grupo más vulnerable.
Unas llegan engañadas bajo la promesa de un mejor porvenir y otras secuestradas, pero todas con el mismo destino: sufrir algún tipo de esclavitud. En este proceso opera un complejo sistema criminal de logística, dependencia y silenciamiento, manejado por grupos irregulares con la complicidad del Estado venezolano.
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