El deprimido negocio de venta de viviendas y oficinas está a la espera de las señales de los tiempos. Los angustiados propietarios, dentro y fuera del país, sueñan con un rebote de precios que los ayude a atenuar las enormes perdidas acumuladas. ¿Puede este incipiente diálogo entre el chavismo y la oposición ayudar a levantar la economía y el valor del patrimonio de empresas, personas y familias?
En Venezuela los precios de inmuebles han caído tanto que un apartamento de clase media en el este de Caracas ya puede valer menos de lo que cuestan dos semanas de hospitalización en una clínica para tratarse de covid (unos $30.000).
En localidades del estado Vargas, en el mar Caribe a unos 40 kilómetros de Caracas, apartamentos de vacaciones se consiguen en unos 5.000 dólares, y en ciudades el interior una casa bien levantada y terminada se encuentra por $12.000.
(Aviso: Ni este artículo, ni los datos o declaraciones contenidas en él suponen ningún tipo de recomendación ni orientación de inversiones, compra o venta de bienes de ningún tipo).
El mercado inmobiliario y la industria de la construcción son termómetros de cualquier economía y ayudan a trazar pistas sobre el futuro. Pero, ¿cómo está funcionando este negocio en el único país del mundo en hiperinflación y que sufre una depresión que dura ya siete años y contando?
¿Podrá el supuesto diálogo que acaba de aceptar el chavismo con una parte de la oposición reflotar un mercado hundido tras años de desastres políticos y el colapso del antiguo petro estado venezolano?
Depresión y suicidio de precios
Varios expertos consultados por El Estímulo coinciden en que el mercado sigue deprimido, sin cambios de fondo, con precios a veces irreales y expectativas más bien dormidas. Señalan que sin cambios estructurales en la economía y en la política este escenario predominará.
Pero, en los últimos meses se ha percibido un tímido movimiento puntual, con cierto rebote de precios y más operaciones.
Es como si un enfermo en coma despertara: aunque le queda un largo camino de recuperación, es un gran avance, según algunas ópticas.
Y, cuando mira alrededor, el paciente se pregunta dónde está.
«Desde la Cámara Inmobiliaria vemos indudablemente que este año puede ser extremadamente bueno comparado al año pasado, o con hace dos. Ya desde 2018 y 2019 se rompió la tendencia a la baja. Ya en el 2019 crecimos cinco por ciento, en 2020 crecimos nueve por ciento en precios», dice Francisco López, presidente de la Cámara inmobiliaria de Venezuela, el gremio privado que reúne a centenares de operadores y corredores del mercado.
«Hay mecanismos que no necesariamente pasan por cambiar al presidente de la Republica, o ir a una Constituyente. Pero hay gente que cree que hasta que no salgan todos esto no va a mejorar», asintió.
Mercado que se adapta
El régimen chavista ya deja claro que no está dispuesto a ceder el Poder Ejecutivo, con diálogo o sin él. Las elecciones de alcaldes y gobernadores convocadas para el Consejo Nacional Electoral (CNE) para el 21 de noviembre no pondrán en riesgo el dominio político que ejerce el chavismo.
El diálogo con una parte de la oposición tampoco implica la renuncia al control absoluto que ejerce sobre el país la llamada revolución bolivariana. Tampoco supone menos poder para su heredero, Nicolás Maduro.
En la economía y los negocios, tanto como en la política, es un error costoso el creer que las cosas pueden transformarse de la noche a la mañana, observan otros expertos. Por eso muchos propietarios necesitan mantener cabeza fría y estar bien informados, para mantener expectativas reales.
«Estoy de acuerdo en que apenas hay unas señales positivas con el CNE, no sabemos qué va a pasar el mes que viene porque este país es como bipolar. Pero si agarramos un viento de cola inmediatamente subimos. Ya yo lo percibo, en las propiedades altas y en las propiedades muy bajas», dice López.
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