El éxodo procedente de la República Bolivariana ejerce presión sobre las islas, cuyas poblaciones enfrentan el reto de atender e integrar a quienes huyen de la emergencia humanitaria compleja con el agravante de la pandemia
Puede parecer una gota en el mar, pero impacta como un tsunami en el Caribe.
Pedro Pablo Peñaloza l Crónicas del Caribe
El Plan Regional de Respuesta para Refugiados y Migrantes de Venezuela (RMRP) estima que para finales de 2021 los países de la subregión del Caribe, conformada por Aruba, Curazao, República Dominicana, Guyana y Trinidad y Tobago, cobijará a unos 224 mil venezolanos en medio del éxodo provocado por la emergencia humanitaria compleja que padece la República Bolivariana.
“Desde 2018, los países de la subregión del Caribe han acogido a un gran número de personas refugiadas y migrantes y a personas repatriadas guyanesas procedentes de Venezuela, y se prevé que a finales de 2021 se habrá acogido en la subregión a unas 224 mil personas”, señala el último informe del RMRP.
La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) calculan que 5,4 millones de venezolanos han huido de su país a causa del caos político, económico y social. De ese total, al menos 4,6 millones permanecen en América Latina.
Frente a una tragedia de estas dimensiones, los números que registran naciones como Curazao y Aruba pueden parecer insignificantes. El RMRP apunta que hasta octubre de 2020 en cada una de estas islas del Caribe Neerlandés residían 17 mil venezolanos, mientras en República Dominicana contabilizan a 114.500, en Trinidad y Tobago a 24.169 y en Guyana a 23.310.
Sin embargo, los problemas y desafíos son mayúsculos. Aruba tiene una población de 106 mil habitantes y Curazao suma 157 mil. Entonces, la diáspora venezolana equivaldría al 16% del censo arubano y al 10% del curazoleño.
“Las comunidades de acogida de esos cinco países se han visto afectadas debido a su limitada capacidad de absorción y al impacto de la covid19 en las economías que dependen en gran medida del turismo, mientras que un número cada vez mayor de personas de Venezuela ha aumentado la presión sobre los recursos y servicios públicos”, advierte el RMRP.
El representante especial conjunto de ACNUR y OIM para los Refugiados y Migrantes Venezolanos, Eduardo Stein, destaca en sus declaraciones que América Latina y el Caribe han enfrentado en los años recientes “una de las peores crisis humanitarias y éxodos de su historia”, drama que se ha agravado por la pandemia del covid19.
Frente a una tragedia de estas dimensiones, los números que registran naciones como Curazao y Aruba pueden parecer insignificantes. El RMRP apunta que hasta octubre de 2020 en cada una de estas islas del Caribe Neerlandés residían 17 mil venezolanos, mientras en República Dominicana contabilizan a 114.500, en Trinidad y Tobago a 24.169 y en Guyana a 23.310.
Sin embargo, los problemas y desafíos son mayúsculos. Aruba tiene una población de 106 mil habitantes y Curazao suma 157 mil. Entonces, la diáspora venezolana equivaldría al 16% del censo arubano y al 10% del curazoleño.
“Las comunidades de acogida de esos cinco países se han visto afectadas debido a su limitada capacidad de absorción y al impacto de la covid19 en las economías que dependen en gran medida del turismo, mientras que un número cada vez mayor de personas de Venezuela ha aumentado la presión sobre los recursos y servicios públicos”, advierte el RMRP.
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