El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, renovó este jueves sus ataques a gobernadores y alcaldes que adoptan restricciones a las actividades económicas para contener la pandemia de covid-19, que solo la víspera dejó en el país 2.286 muertes.
EFE
«El efecto colateral del combate al virus está siendo mas dañino que el propio remedio, y cerrar todo no es remedio», dijo Bolsonaro en una teleconferencia con parlamentarios.
Bolsonaro volvió a criticar las medidas restrictivas adoptadas por gobernadores y alcaldes y puso como ejemplo el caso del Distrito Federal de Brasilia, donde además de permitirse sólo las actividades esenciales, se ha dictado un toque de queda nocturno, a partir de las 22.00 horas
«¿Hasta cuándo vamos a resistir eso? Aquí en el Distrito Federal se toma por decreto una medida de estado de sitio y ya nadie puede estar en la calle por la noche», declaró el gobernante, quien apuntó que «solamente» él podría adoptar una decisión de esa naturaleza.
En ese marco, volvió a embestir contra la Corte Suprema, que en abril del año pasado, en el inicio de la pandemia, aclaró que las medidas restrictivas son una responsabilidad de las gobernaciones y alcaldías, tal como lo establece la Constitución Nacional.
«La política de cerrar todo, cierre del comercio, tiene como consecuencia la destrucción de millones de empleos», insistió el mandatario, líder de una negacionista ultraderecha que se opone al cierre de comercios no esenciales y pone en duda la gravedad de la pandemia.
Bolsonaro también arremetió contra el gobernador de Sao Paulo, Joao Doria, quien este mismo jueves amplió esas medidas y anunció que entre el 15 y el 30 de marzo deberán cerrar también las iglesias y escuelas y se suspenderán todos los eventos deportivos, incluidos los campeonatos de fútbol.
El estado de Sao Paulo, con 46 millones de habitantes, es el más golpeado por la pandemia en Brasil y su sistema hospitalario está, según afirman expertos del Gobierno regional y del sector privado, al borde de un colapso desde hace más de una semana.
Sin embargo, el ministro de Salud, Eduardo Pazuello, un general sin ninguna experiencia en el área sanitaria, ha negado ese extremo y garantizado que la red de hospitales del país está en condiciones de atender la emergencia creada por la aceleración de la pandemia.
Entre los factores que han agravado la situación de Brasil, uno de los países más afectados y que ya acumula más de 270.000 muertes y 11 millones de casos, fue la aparición de una variante amazónica, que según los expertos es al menos tres veces más contagiosa que la original.
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