La prensa británica, formada por periódicos considerados «serios» y los populares sensacionalistas, se muestra dividida ante las acusaciones de racismo de los duques de Sussex, entre los que niegan que exista esa lacra y los que instan a combatirla.
El debate sobre el papel de los medios se ha intensificado tras la entrevista concedida por Enrique y Meghan Markle a Oprah Winfrey en Estados Unidos, cuando afirmaron que emigraron del Reino Unido en parte para escapar de los ataques periodísticos difamatorios y racistas.
La pareja también reveló que un miembro de la familia real planteó al príncipe su preocupación por el tono de piel que iba a tener su hijo, Archie, antes de que naciera y la exactriz confesó que se sintió tan maltratada que pensó en suicidarse -acusaciones que el Palacio de Buckingham dice que investiga-.
TENSIONES EN LA PRENSA
Las directoras de tres importantes periódicos británicos -el progresista «The Guardian», el empresarial «Financial Times» y el digital «HuffPost UK»- se han distanciado en sendos mensajes de un comunicado emitido el lunes por la Sociedad de Editores (que agrupa a directores de diarios), que consideraba «inaceptable» la acusación de Markle de que había recibido un tratamiento hostil.
El director de la Sociedad, Ian Murray, sostuvo que la prensa del Reino Unido «tiene un orgulloso historial de denuncia del racismo y también de liderar campañas para apoyar la concienciación sobre la salud mental».
Sin embargo, Katherine Viner, del «Guardian», señaló que todas las instituciones del país «están examinando actualmente su posición en asuntos cruciales de raza y el tratamiento de la gente de color» y «los medios deben hacer lo mismo».
«Los directores debemos asegurarnos de que nuestras redacciones y coberturas reflejan la sociedad en que vivimos», dijo a su vez Roula Khalaf, del «FT».
Jess Brammar, de «HuffPost», escribió en Twitter: «Sé que no me voy a hacer popular entre mis colegas pero voy a levantarme y decirlo: no estoy de acuerdo con la afirmación de la entidad profesional que me representa de que ‘no es cierto que parte de la prensa del Reino Unido sea intolerante'».
Por su parte, 168 periodistas de minorías étnicas «rechazan y deploran» el mismo comunicado en una carta abierta difundida ayer, donde aseguran que las experiencias de la duquesa, que es mestiza, «reflejan la deprimente realidad» de cómo las personas de minorías étnicas «son representadas diariamente en la prensa del Reino Unido».
TITULARES INCENDIARIOS
Desde que en 2016 se conoció su relación con Enrique, buena parte de la prensa nacional, escudada en la libertad de expresión, juzgó y escudriñó los orígenes, gustos y actitudes de Meghan Markle, de madre afroamericana y divorciada.
Al confirmar su noviazgo en noviembre de ese año, el propio príncipe -receloso de los medios tras la muerte de su madre, Diana, en un accidente de coche en París en 1997 acechada por fotógrafos- condenó «el trato abusivo con connotaciones racistas» dado a su futura esposa por los tabloides.
Días antes el «Daily Mail», la cabecera más vendida del país, ironizaba con que la joven era «casi salida de Compton», una zona de Los Ángeles cercana al barrio donde ella se crió donde hay bandas de gángsters.
Otras informaciones antes y después de que la pareja se casara en mayo de 2018 han incluido acusaciones de su hermanastra por parte de padre, Samantha, tildándola de «desalmada» y «trepa» y reproches de su padre, que admitió haber cobrado dinero.
Se ha achacado a Meghan atormentar a Catalina, esposa del príncipe Guillermo y a quien se percibe como ajustada al protocolo, y se ha criticado su presunta vulgaridad al vestir y en los modales, lo que la comunidad negra interpreta como una forma de racismo.
Tras el nacimiento de Archie en mayo de 2019, el locutor de la BBC Danny Baker fue cesado después de tuitear una foto de una pareja con una cría de chimpancé y, en internet, un neonazi, posteriormente convicto, acusó a Enrique de «traidor de la raza blanca».
En octubre de 2019, 72 diputadas se solidarizaron con Markle por los ataques «con desfasadas connotaciones coloniales» y misóginos que recibía de los periódicos.
Después de la entrevista con Winfrey, la prensa sensacionalista y conservadora se ha posicionado en general a favor de la monarquía, mientras que otros medios se plantean qué lecciones se pueden aprender.
Por otra parte, el martes dimitió de su programa en ITV el famoso y controvertido periodista Piers Morgan, que recibió miles de quejas de espectadores tras afirmar que «no creía ni una palabra» de las declaraciones de Meghan. EFE
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