La canciller alemana, Angela Merkel, avanzó este jueves que su país tiene ante sí «tiempos difíciles» y evitó apuntar cuándo podrá empezar la desescalada de las restricciones vigentes, aunque se mostró esperanzada por la campaña de vacunación.
EFE
«Veo la luz al final del túnel», aseguró la canciller en una entrevista a las cadenas de televisión «RTL» y «ntv», su segunda intervención televisada en lo que va de semana para hablar de la crisis del coronavirus, ante las crecientes críticas por las restricciones y los problemas con las vacunas.
Las próximas semanas serán «duras» aunque parece que Alemania ya ha superado el «pico» de la segunda ola, consideró la canciller, que sin embargo no cree que la normalidad se pueda recuperar antes del verano. La incidencia acumulada lleva casi dos semanas a la baja, pero la vacuna escasea y las nuevas variantes más contagiosas son un riesgo.
«Vamos a vivir un buen rato con el virus», afirmó la canciller, que señaló que «en otoño» todo será «mejor», aunque no se podrá regresar a una normalidad como la de antes de la pandemia hasta que todas las personas tengan la opción de vacunarse y muchos se inmunicen. «Esto cambia el mundo», añadió.
Merkel defendió asimismo, frente a las críticas, la gestión de la compra de vacunas por parte de la Comisión Europea (CE) y afirmó que «las decisiones fundamentales fueron correctas».
Alegó que el bloque tiene menos puntos de producción de vacunas que EEUU o Reino Unido y que ahí radican parte de los actuales problemas de suministro en la UE.
Con respecto a las restricciones, la canciller dijo desconocer cuándo podrán empezar a relajarse las medidas que han congelado gran parte la vida pública y la actividad económica desde el pasado noviembre (y que han sido prolongadas hasta el 14 de febrero).
El ocio, el deporte, la cultura y la restauración están cerrados desde principios de noviembre, a lo que se sumaron el comercio no esencial y los colegios a mediados de diciembre.
«No lo puedo decir», reconoció Merkel para señalar de seguido que Alemania está «en el buen camino», pero aún lejos de poder volver a trazar todos los contagios y controlar la pandemia. El objetivo son los 50 nuevos casos por cada 100.000 habitantes en siete días.
El coronavirus exige «flexibilidad máxima» por parte de la política, subrayó la canciller indicando que la decisión se tomará en la reunión con los jefes de los 16 Ejecutivos regionales el próximo 10 de febrero.
Advirtió sin embargo que no habrá una desescalada rápida, para evitar rápidos repuntes de las cifras de contagios, como ha sucedido en algún país europeo.
A nivel personal, la canciller reconoció que la pandemia está siendo «también» para ella «un tiempo difícil» y «exigente», y que le «cuesta mucho desconectar» porque la cuestión es omnipresente. «Tenemos que tomar decisiones duras», afirmó la canciller que indicó que no quiere «despertar falsas esperanzas» en los alemanes.
Alemania comunicó este jueves 14.211 nuevos contagios en las últimas 24 horas y 786 muertes. Acumula 2.252.001 positivos y fallecidos 59.742 por la pandemia. En el conjunto de Alemania la incidencia acumulada en los últimos siete días se sitúa en 80,7 nuevos casos por 100.000 habitantes.
Estas cifras están lejos de los máximos. El récord de contagios se registró el 18 de diciembre, con 33.777, y el de muertos, el 14 de enero, con 1.244.
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