El pasado mayo una empresa prácticamente desconocida hizo una oferta multimillonaria a Petróleos Mexicanos (Pemex). La propuesta de Promotores del Fomento, que hasta hace un par de años se dedicaba a la seguridad privada, era comprar cinco millones de barriles de petróleo, dos millones de barriles de gasolina y otros dos millones de barriles de combustóleo cada mes a la paraestatal mexicana. La compañía no tenía sitio web ni experiencia en el sector, pero logró deslizar una carta de intenciones en la oficina de Octavio Romero, el director general de Pemex.
Por ELÍAS CAMHAJI y JAVIER LAFUENTE | El País
Este fue solo uno de varios intentos de hacer negocios con la petrolera que hizo Joaquín Leal, un empresario mexicano de 28 años. Apenas un mes después, Leal fue incluido en la lista negra del Departamento del Tesoro de EE UU tras burlar el embargo estadounidense contra Venezuela y llegar a acaparar hasta 40% de las exportaciones mensuales de PDVSA, a través de una opaca red de intermediarios y empresas fachada que atraviesa los cinco continentes. Se trata de la misma red que salió a la luz el año pasado por llevar camiones cisterna y cargamentos de maíz a Venezuela a cambio de crudo. Detrás de las solicitudes, a las que tuvieron acceso EL PAÍS y Armando.Info, hay un rastro de documentos falsificados y pistas de que el crudo venezolano ha sido negociado de forma irregular en los rincones más recónditos del planeta.
“Agradecemos la oportunidad de presentarle nuestra propuesta de colaboración con la empresa más importante de nuestro país y reconocemos el esfuerzo que usted y todos los trabajadores de Pemex hacen día con día para fortalecer la empresa de todos los mexicanos”. Así arrancaba la carta que envió uno de los emisarios de Leal a la dirección general de la petrolera, fechada al pasado 12 de mayo. Promotores del Fomento vendía su propuesta como un “ganar-ganar” y aseguraba que su intención era tender una mano tras el colapso de los precios internacionales del petróleo. La idea, en realidad, era replicar un modelo de negocios que surgió en Venezuela: comprar los hidrocarburos a precio de remate de paraestatales en apuros, como PDVSA, y revenderlo por debajo de las cotizaciones del mercado a compradores que operan en la sombra de las regulaciones internacionales.
Para eludir las sanciones estadounidenses, Leal y dos empresas mexicanas, Libre Abordo y Schlager Business Group, disfrazaron las transacciones como ayuda humanitaria. No había dinero por medio, al menos en los contratos. Se trataba de un esquema de intercambios. El lado mexicano de la trama embarcaba productos en especie y PDVSA les pagaba con petróleo y logística para sacarlo del país en buques. La Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) de México inició una investigación para seguir el rastro de unos 200 millones de euros de esas transacciones.
En cuestión de meses, Leal pasó de ser un emprendedor que se promovía en la prensa mexicana como un “gurú energético” a uno de los blanco del Gobierno de Estados Unidos. Cuando se hicieron públicas las sanciones el pasado 18 de junio, la Casa Blanca lo describió como el principal orquestador de la red. A la cabeza del entramado, según Washington, también estaba el colombiano Alex Saab, detenido en Cabo Verde con un pedido de extradición a EE UU y señalado como uno de los testaferros clave de Nicolás Maduro. El riesgo del negocio era alto y las expectativas, también. Leal afirmaba en la solicitud que presentó a Pemex que Promotores del Fomento esperaba vender este año 9.975 millones de dólares en barriles de petróleo y combustóleo.
Desde la segunda mitad del año, Washington congeló todos los activos financieros de Leal y sus cómplices mexicanos. Las sanciones no frenaron el negocio. Una investigación de EL PAÍS y Armando.Info apunta que los intercambios petroleros que han estado en la mira del FBI y la Unidad de Inteligencia Financiera de México, valorados en más de 200 millones de euros, son apenas la punta del iceberg y forman parte de una trama que se ha replicado con múltiples empresas.
Una serie de documentos presentados por el empresario mexicano y sus socios para inscribirse como comprador de Pemex no solo desentraña el plan frustrado para hacer negocios con la paraestatal mexicana, sino que también detalla su vínculo con una extensa red de contactos que pasa por México, Venezuela, empresas fachada en el Caribe, bancos escandinavos, comercializadoras en el Mediterráneo y socios en Asia. El entramado tiene además intermediarios navieros con banderas de países y territorios como Liberia, Panamá y las Islas Marshall. Se trata de una larga vuelta al mundo que divisa una estela de millones de euros y millones de barriles de crudo. EL PAÍS y Armando.Info han intentado recoger los comentarios del empresario mexicano para este reportaje, pero no han tenido éxito. Pemex tampoco ha respondido a múltiples peticiones de comentarios.
La compra de gasolina —como la intentada con Pemex— estuvo en los planes de Alex Saab y Joaquín Leal desde el comienzo del negocio petrolero con PDVSA a mediados de 2019. Esas intenciones se hicieron más explícitas cuando se agudizó la escasez de combustible en las estaciones de servicio venezolanas. Fue así como con otra identidad corporativa, la del Grupo Jomadi Logistics & Cargo, empresa mexicana relacionada a Libre Abordo y Schlager Business Group, plantearon un contrato de swap o intercambio con la estatal venezolana. El trato implicaba la permuta de millones de barriles de crudo venezolano Merey 16 por gasolina mexicana de 95 octanos.
El contrato de suministro se extendería desde el 25 de marzo hasta el 25 de julio de 2020. El petróleo venezolano debía transportarse a puertos de Turquía. Fuentes conocedoras de la operación aseguran que al final el contrato no se ejecutó y que, por eso, Saab diseñó el esquema para llevar gasolina desde Irán a Venezuela, algo que recientemente reconoció su abogado, el exjuez español Baltasar Garzón. “Saab viajó a Irán y negoció la entrega de once millones de galones de gasolina, que llegaron en mayo”, declaró Garzón al diario El Espectador de Colombia.
Desde noviembre de 2019, Libre Abordo y Leal hicieron una primera toma de contacto con Pemex, aunque esa vez ofrecieron dos cargamentos de un millón de barriles de crudo venezolano. Pese a que EE UU anunció en mayo que seguía la pista de varias empresas que habían logrado dar la vuelta al embargo sobre Venezuela, Leal presentó ese mismo mes la primera solicitud de compra a Pemex.
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