El Gobierno de Austria, un país con una incidencia actual de 130 infecciones de coronavirus por 100.000 habitantes en siete días, anunció este domingo que ante el elevado número de nuevos contagios diarios se ve obligado a extender el actual confinamiento comercial y social, al menos hasta el 7 de febrero próximo.
EFE
Junto con la extensión del confinamiento, en vigor desde el pasado 26 de diciembre, se endurecen ahora algunas medidas preventivas, sobre todo el uso obligatorio de mascarillas sanitarias del tipo FFP2 en supermercados y el transporte público.
Además, la distancia física exigida entre las personas que no conviven en el mismo hogar se amplía de 1,5 a 2 metros, mientras que las empresas deben introducir siempre que sea posible el teletrabajo para sus empleados.
El plan del Gobierno prevé una paulatina apertura del comercio no esencial y de las escuelas a partir del 8 de febrero, aunque todo depende de la evolución de la pandemia.
Eso sí, los locales gastronómicos y hosteleros seguirán cerrados al menos hasta finales de febrero, aunque las empresas seguirán recibiendo del Estado compensaciones financieras por el cierre de sus actividades.
El canciller federal, el conservador Sebastian Kurz, explicó en rueda de prensa que los nuevos endurecimientos se deben sobre todo a la expansión de la mutación británica del virus (B.1.1.7), que según los expertos ya afecta un 15 % de las infecciones en Austria.
«Las mutaciones del Reino Unido y de Sudáfrica son mucho más contagiosas, lo que empeora la situación notablemente», destacó Kurz, al precisar que la extensión del confinamiento tiene como objetivo reducir la incidencia de contagio a 50 por 100.000 habitantes hasta el 7 de febrero.
Eso equivaldría a unos 700 nuevos contagios por día, frente a los 1.500 a 2.500 que se producen en el actual confinamiento. «(Pero) no sabemos ni siquiera si es posible alcanzar ese valor», reconoció el canciller federal.
«Estamos en una carrera de aprobación de vacunas contra la expansión del virus. Muchos dicen que debemos ser valientes y probar nuevas aperturas. Pero en este caso no creo que sea valentía sino negligencia. Los cierres son dramáticos, pero no podemos abrir y cerrar todo el tiempo, eso sería peor», manifestó el canciller.
Austria, con 8,9 millones de habitantes, fue uno de los países que mejor pasó por el inicio de la pandemia en primavera pero fue luego duramente golpeada en la segunda ola en otoño, con la gran mayoría de los 7.000 fallecidos desde el mes de octubre.
Hasta ahora se han registrado unas 390.000 infecciones con el coronavirus, mientras que unas 2.040 personas están hospitalizadas, de ellas, 337 en cuidados intensivos.
El ejecutivo austríaco, formado por conservadores y ecologistas, espera que hasta finales de marzo unas 1,6 millones de personas, entre ellas, todas las personas mayores de 65 años, estén vacunadas siempre y cuando estén disponibles las vacunas encargadas a BioNtech/Pfizer y Moderna, pero también la de AstraZeneca, cuya aprobación en la Unión Europea (UE) se espera para las próximas semanas.
«Estamos muy muy seguros de que en verano volveremos a la normalidad. A partir del momento en que todos los mayores de 65 estén vacunados, el sistema sanitario ya no estará en peligro de sobrecarga. Entonces podremos soportar más infecciones, sin que eso cause un desastre», concluyó Kurz.
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