El 22 de abril de 2017 es una fecha significativa en la vida del artista y fotógrafo venezolano Donaldo Barros. En aquella ocasión, tras cubrir una de las tantas protestas registradas ese año contra el gobierno en disputa de Nicolás Maduro, el joven decidió captar una escena que, sin saberlo, lo haría acreedor de un reconocido galardón tres años más tarde.
Barros fue el ganador de Best Photo of 2020 (Mejor Foto de 2020) de Agora, la plataforma digital donde la gente crea, vota y descubre las mejores imágenes del planeta.
“Historia de Venezuela” fue el título que eligió para la imagen con la que compitió. En ella se observa a una monja conversando con funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), encargados en ese momento de disolver las manifestaciones opositoras.
“Para mí esa foto es el quiebre de lo que estamos acostumbrados a ver, porque son escenarios inimaginables que se pueden dar y que demuestran que las excepciones existen, y que uno tiene siempre la posibilidad de interpretar las cosas de una manera distinta cómo la generalidad normalmente está acostumbrada a interpretarlo”, explicó el premiado fotógrafo en entrevista con la Voz de América.
La primera de una selección de 33.000
Cuando Barros supo del concurso, relató, no pensó mucho antes de decidirse a participar con aquella imagen. La envió y pasó el filtro del jurado dentro de 33.000 fotos, luego a las 50, después a las cinco, hasta lograr el primer lugar.
“Decidí enviar esa foto porque para mí es algo utópico ver un escenario así hoy día, para mí es una explicación de lo que pudiese ser es una interpretación muy amplia que te da la posibilidad de ver algo que te rompe la costumbre, por eso la mandé al ver que no había ninguna restricción de tiempo”, explicó Barros.
“Siempre he tenido esa foto muy muy presente, más allá de que no me dedico al foto documentalismo, pero en esos días quise hacerlo para registrar desde las responsabilidades, desde las ganas de hacer algo por mí y por los míos”, expresó.
Sobre una de las protagonistas de la imagen: la religiosa, Barros solo sabe su nombre. Es Esperanza, “la esperanza es lo último que se pierde”, agrega en alusión al comentario que le escuchó decir a la monja mientras hablaba con los militares.
El fotógrafo prefiere no definir la imagen como un reflejo de la situación en Venezuela, al menos no de forma general. Para él, la foto muestra “una de las muchas realidades del país”.
“Uno de los muchos anhelos que podemos tener los venezolanos que queremos hacer las cosas bien, porque muchísima gente critica la foto, dice que si está bien o está mal, o no muestra la realidad, pero no ven más allá (…) esa gente que critica es la que sale a la calle hacer las cosas mal y se come la luz, bota la basura en la calle e irrespeta la gente”, asegura Barros.
Para el artista este premio es el resultado del trabajo que ha hecho durante muchos años, también de su constancia y esfuerzo. Confiesa que es un reconocimiento que lo llena de alegría, por lo que significa para él, y también para el país.
“Significa que si trabajas te puede ir bien, no siempre el que trabaja mucho le va bien dentro de lo que la gente considera o conceptualiza como ir bien, pero esto es una prueba de que si trabajas, si eres responsable, si te sabes comunicar, si aprovechas bien tus oportunidades y estás preparado te puede ir bien”, dijo.
Agregó que “es un ejemplo no nada más para Venezuela, sino para el mundo entero. Ahí había fotos de todas partes del mundo y fotógrafos durísimos. Yo tuve la dicha de quedar de primer lugar; eso significa el resultado de una ecuación lógica: el talento, la preparación, el trabajo duro y la posibilidad de que qué te vaya bien”, comenta.
Un terco apasionado por la fotografía
El fotógrafo y artista venezolano se describe como terco y con la convicción de siempre querer hacer las cosas «simplemente bien”. Cuenta a la VOA que su pasión por la fotografía viene desde muy pequeño, debido a que su padre siempre retrató momentos para que quedaran grabados.
“Me expreso a través de la fotografía, a través del arte expreso lo que siento, lo que veo y cómo veo las cosas. Simplemente lo hago para sentirme bien y para darle más cuerpo a mi discurso”, señaló.
Para el joven, la fotografía es una manera de comunicar y también de expresar el arte. Opina que en cada imagen hay una historia, una manera de verla la vida cada vez que sale con su cámara. “Trato de traducir una obra de arte en lo que vivimos y no nos damos cuenta”, agrega.
Reconoce que ser fotógrafo en Venezuela es un reto, pero asegura que también lo es en cualquier parte del mundo, principalmente mantenerse fiel a los ideales y no dejarse llevar por otros estándares más reconocidos.
El venezolano condena la censura y dice que lo realmente necesario en estos tiempos es comunicar responsablemente.
“La gente cree que la libertad de expresión es decir lo que te dé la gana, cuando te da la gana y como te dé la gana, sin que te importen las consecuencias. Creo que cada uno tiene que hacer el ejercicio de entender la fortaleza que tenemos como individuos de generar consecuencias en la vida de los demás y ser más responsable al momento de hablar, al momento de ejecutar”, dijo.
“Creo que lo ideal es que seamos responsables y conscientes de la fortaleza que tenemos para no darle fuerza a la censura”, sentenció.
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