A las 176 víctimas mortales del vuelo PS752 todavía no se les ha hecho justicia, un año después de que su avión fuera derribado por dos misiles cerca de Teherán. Una tragedia cuya gestión por parte de Irán han mirado con lupa y criticado otros países afectados, como Ucrania y Canadá.
Al cumplirse un año del siniestro, las familias de las víctimas y miles de iraníes han recurrido a las redes sociales para expresar su tristeza y condena, mientras que las autoridades persas han lanzado mensajes contradictorios por la efeméride.
El Boeing 737 de Ukranian International Airlines (UIA) se estrelló poco después de despegar del aeropuerto internacional de Teherán en la mañana del 8 de enero de 2020. A partir de ese momento se desencadenaron las especulaciones sobre lo sucedido, pese a que Irán negó durante tres días que el aparato hubiera sido derribado.
Las evidencias no pudieron ocultarse por más tiempo, y finalmente las Fuerzas Armadas iraníes reconocieron que el avión fue derribado «por un error humano» al ser confundido con un misil de crucero, pero las cajas negras no fueron entregadas a Francia para su lectura hasta pasados varios meses.
UN JUICIO PENDIENTE
Consciente del descontento, el presidente iraní, Hasan Rohaní, calificó este jueves el derribo del avión, que cubría la ruta Teherán-Kiev, de «doloroso y amargo».
«Un tribunal examinará este caso en un juicio preciso y el fallo final puede ser un verdadero consuelo para las familias», dijo Rohaní en un discurso televisado, en el que reiteró que la tragedia se debió al «error de una persona».
El mandatario también aseguró que «el poder judicial procesará a todos los culpables» y esclarecerá «todos los ángulos de este incidente».
Según la Organización de Aviación Civil de Irán, «un error de 107 grados» en la alineación de una de las unidades del sistema de defensa aérea, hizo que el avión fuera identificado como «una amenaza». A esto siguió «una comunicación defectuosa» entre el operador que disparó los misiles y la central de coordinación.
El Gobierno iraní aprobó hace una semana pagar una indemnización de 150.000 dólares por cada una de las 176 víctimas: 82 iraníes, 63 canadienses, aunque la mayoría de doble nacionalidad iraní, once ucranianos (dos pasajeros y nueve tripulantes), diez suecos, cuatro afganos, tres alemanes y tres británicos.
Al respecto, el ministro iraní de Exteriores, Mohamad Yavad Zarif, urgió anoche en Twitter a «proporcionar una compensación de acuerdo con las normas internacionales y hacer rendir cuentas a los responsables»: «Se hará justicia», apostilló.
DUDAS SOBRE LA INVESTIGACIÓN
Se trata de una justicia que muchos ponen en duda debido a las mentiras que siguieron al derribo y a los obstáculos para entregar las cajas negras, que Irán intentó primero decodificar pese a la insistencia de Ucrania y Canadá para que fueran analizadas en un tercer país.
Un mes después del siniestro, el presidente ucraniano, Vladímir Zelenski, denunció que Teherán sabía desde un principio que el avión fue derribado por un misil debido a una grabación de los controladores aéreos.
Por su parte, el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, pidió el mes pasado a Irán que respondiera a ciertas preguntas sobre el derribo después de que un informe canadiense independiente apuntara a «un conflicto de intereses» y falta de imparcialidad en la investigación.
El borrador del informe final elaborado por Irán sobre las circunstancias de la tragedia fue entregado a finales de diciembre a los países concernidos, que tienen ahora dos meses para revisarlo y ofrecer su opinión al respecto.
Entretanto, algunos en Irán prefieren desviar la responsabilidad. La Guardia Revolucionaria culpó ayer en cierto modo a Estados Unidos de lo sucedido debido al clima de tensión reinante en esas fechas por el asesinato previo en un bombardeo estadounidense del poderoso general iraní Qasem Soleimaní.
En venganza por ese crimen, Teherán efectuó un ataque el 8 de enero de 2020, pocas horas antes del derribo del avión, contra una base militar en Irak con presencia de tropas estadounidenses, y esperaba una acción de represalia de Washington.
«Este incidente amargo tuvo lugar tras las inhumanas temeridades y actos terroristas en la región de EEUU, que una vez más demostró rencor y malicia contra la nación de Irán», señaló la Guardia Revolucionaria en un comunicado.
«NO OLVIDAREMOS»
Estas explicaciones son rechazadas tanto por las familias como por muchos iraníes, que volcaron su frustración con el régimen de Teherán en las redes sociales con etiquetas que se hicieron tendencia como «No olvidaremos», «Avión ucraniano», «Justicia (para el vuelo) PS752» o «Yo también encenderé una vela».
Los internautas denunciaron la falta de respuestas y de justicia. Algunos señalaron que se trató de «un crimen deliberado y no de un error» y abogaron por «no olvidar ni perdonar», mientras que otros lamentaron que el cielo de Irán está teñido «de sangre».
En Canadá, hoy y mañana se van a celebrar ceremonias para rendir homenaje a las víctimas, según publicó en Instagram Hamed Esmailiun, un iraní residente en ese país que perdió a su mujer y a su hija en el siniestro y que ha sido muy activo durante este año en las redes sociales para exigir justicia.
La emblemática torre Azadí de Teherán también fue iluminada anoche para recordar a los fallecidos y en su estructura se proyectaron cientos de números 176.
Junto a Azadí tuvieron lugar el año pasado protestas por el derribo y contra las autoridades, que obligaron a las autoridades a desplegar a unidades antidisturbios para evitar unas vigilias que sabían que iban a derivar en fuertes críticas contra el sistema teocrático del país.
EFE
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