Dos barcos desaparecidos hace una semana en la travesía entre Venezuela y Trinidad y Tobago son parte del trasiego diario de migrantes. Casi 20 cuerpos aparecieron el sábado en las costas venezolanas.
La tragedia se consuma con cada vez más frecuencia en las aguas entre Güiria, en el extremo oriente de Venezuela, y la playa de Chaguaramas en la nación insular vecina de Trinidad y Tobago. Son menos de 100 kilómetros que se han convertido en un activo corredor de traficantes de migrantes venezolanos, forzados a irse por la cada vez más dura crisis económica, política y social en un país petrolero que tiene indicadores de hambre, pobreza y devastación propios de una situación de guerra, sin estarlo.
La marea llevó a las costas venezolanas 19 cuerpos este fin de semana. Este domingo, 11 de ellos ya habían sido trasladados del muelle del puerto de Güiria a la morgue del hospital de Carúpano, el más cercano a este poblado, a casi tres horas en carretera. Eran cuatro hombres, cuatro mujeres y tres niños, uno de ellos un bebé de meses. La fotografía de los cadáveres hinchados y visiblemente descompuestos, colocados sobre el piso de cemento de la marina de Güiria corrió por las redes sociales al final del sábado, un día en el que una parte del país seguía con la resaca de la abstención en unas elecciones parlamentarias rodeadas de acusaciones de fraude que atornillaron a Nicolás Maduro en el poder y otra parte se aferraba a la consulta popular promovida por Juan Guaidó.
Residentes de Güiria cuentan que la noche del domingo de elecciones dos embarcaciones, Mi esperanza y Mi recuerdo, habían zarpado de las costas venezolanas, cada una con más de 20 pasajeros. Las dos balsas se reportaron desaparecidas el mismo día. Una semana después, por los tatuajes de uno de los cuerpos hallados, el de Gabriela Subero, presumen que el barco que tuvo problemas fue Mi esperanza, donde ella viajaba. Este domingo, algunos familiares esperaban en el muelle más noticias sobre los otros pasajeros. Xioleimar Mata se acercó a la instalación para averiguar sobre dos de sus amigos que se montaron en Mi recuerdo. “Hablé con la esposa de uno de ellos que está en Trinidad, pero allá las autoridades no les dan información. No saben nada. Ellos presumen que están presos, ojalá, y que no hayan naufragado”, cuenta la mujer por teléfono.
Algunas informaciones indican que los migrantes que iban en Mi recuerdo avisaron de que ya habían tocado tierra, pero siguen desaparecidos. Reporteros locales han señalado que familiares descartaron que los cuerpos hallados correspondieran a los de algunos de los que iban en ese bote, donde 11 de los pasajeros pertenecen a una misma familia que emigraba junta. Mata también lo descarta, pues dice que sus amigos son altísimos, miden más de dos metros, y no hay ningún cadáver con esas características entre los encontrados. Son dos tragedias que se cruzaron en las peligrosas aguas de Boca de Dragón.
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