Cuando el ministro de la Defensa de un país sale más a escena que el ministro de Comunicación, como ocurre en Venezuela, en el marco de unas elecciones, se sabe que algo irregular ocurre en el sistema político de ese país. El general en Jefe Vladimir Padrino López se convirtió en una figura con varias apariciones en escena sobre el tema electoral, antes y después de los comicios, en lo que por lo menos resulta inusual.
Por Sebastiana Barráez | Infobae
El titular castrense opina en materia electoral, en política exterior, obviamente en el interés militar, identifica al imperio como enemigo o a los rusos o cubanos como aliados, incluso se permite llamar “valiente” a su comandante en Jefe. Los ministros de Defensa siempre han sido, incluyendo los de Venezuela, oficiales muy prudentes, tomando en consideración que su condición no es precisamente la de cualquier funcionario, porque en su caso está armado y los hombres que lo rodean, así como sus subalternos, también lo están.
Pero Padrino López no se expone y por ello los pasos que da son calculados. No se arriesga ante cualquier cámara o micrófono, solo ante los principales medios de propaganda del Gobierno. Alguna vez se ha permitido ser entrevistado por un medio extranjero del cual esté absolutamente seguro va a preguntar lo que él sabe que podrá responder sin consecuencias.
En los años que tiene al frente del Ministerio de la Defensa, desde el 2014, su discurso no había sido tan politizado, aunque siempre tuvo la carga ideológica. Siempre mantuvo la prudencia en el verbo, cuidaba el impacto de sus palabras sobre la tropa o la incidencia en la institución. Durante el 2019 y 2020 ha dado mayores demostraciones de defender la revolución, quizá porque se sabe cada vez más cerca de salir del cargo.
La Operación Libertad del 30 de abril 2019 lo colocó bajo sospecha de estar conspirando contra Nicolás Maduro. A partir de ese momento ha hecho enormes esfuerzos por demostrar que es leal a la revolución, aunque algunos de esos actos lesionen a la institución castrense, como lo ocurrido con la Ley Constitucional de la Fuerza Armada, que es una entelequia jurídica que no existe en Venezuela. Padrino necesitaba demostrar que su lealtad estaba garantizada y presentó la Ley Orgánica de la Fuerza Armada para modificarla, con el fin principal de incluir a la Milicia Nacional como componente, lo que sigue siendo ilegal, porque según la Constitución solo hay cuatro componentes en la Fuerza Armada.
Qué pasó
Padrino se convirtió en el vocero principal del Plan República en todas las etapas de las elecciones, incluyendo el día de los comicios, cuando ese rol debía tenerlo el Comandante Estratégico Operacional de la Fuerza Armada (Ceofanb), almirante en Jefe Remigio Ceballos Ichaso.
El ministro anunció todo lo relacionado al rol de la FANB en las elecciones parlamentarias, rodeadas de una serie de irregularidades, entre ellas las decisiones del Tribunal Supremo Justicia (TSJ) arrebatándole el control de siete partidos de la oposición y del chavismo a sus líderes naturales para nombrar juntas directivas ad hoc para que respondan a los intereses del Gobierno.
Ante las denuncias sobre las presiones que la guerrilla colombiana habría estado ejerciendo sobre población fronteriza, no hay respuesta de la FANB. Aun así, Padrino pregona que “la Fuerza Armada Nacional Bolivariana estará garantizando nuestra soberanía territorial, en todos los espacios geográficos, en la frontera, en los espacios marítimos, en nuestro espacio aéreo soberano”.
En víspera electoral incluye en su discurso expresiones que nunca faltan en él: agresiones, imperialismo, nuestro pueblo. Al igual que la clase política del chavismo, parecía convencido que las elecciones abrirían la puerta a una situación distinta. “Creo que vamos a terminar esa locura, esa pesadilla, mañana (6D) vamos a despertar con alegría, con más expectativa y estoy seguro de que los caminos se van a abrir”.
Debió haberlo desconcertado la apatía de la gran mayoría para salir a votar, la soledad en los centros de votación, los mensajes de desespero que empezaron a oírse de gobernadores, alcaldes y dirigentes del partido de Gobierno. Se habrá convencido que no fue suficiente ir a elecciones con directivas impuestas en los partidos, declarar la guerra a aliados del chavismo como la Alternativa Popular Revolucionaria (PCV), con advertencias de Diosdado Cabello “si no vota, no come”, de jefes de empresas diciendo que los dejarían sin trabajo, de dirigentes vecinales rogando que votaran para no defraudar a Maduro o amenazando con dejarlos sin pernil.
Estrenando uniforme
Si antes de las elecciones dio discursos y se visibilizaba mediáticamente, el domingo y el día después de las elecciones, apareció más en escena que el resto de los integrantes del gabinete y estrenando el nuevo uniforme, que exhibe los soles al frente, a veces vertical, otras de manera horizontal.
Señaló qué tarea debía hacer la Asamblea Nacional. “Para reinstitucionalizar al estado venezolano, después de la guerra, porque lo que hemos enfrentado es una guerra en todos sus términos, en todas sus dimensiones. Para que haga su tarea de control del gobierno, para legislar y para que se convierta en el centro del debate político en Venezuela”.
Advirtió que “quien caiga en el juego del imperialismo y se ponga como una marioneta a hacerle el juego a los imperios, pues terminará fracasado ante la voz estruendosa del pueblo de Venezuela”.
Se permitió decirle al canal Telesur “poco nos importa lo que piense el mundo de este proceso electoral”.
Mientras que a VTV le aseguró que “están más de 370 mil efectivos desplegados entre Fuerza Armada, Milicia Bolivariana y Órganos de Seguridad Ciudadana que garantizan no solo la seguridad física de los electores, sino de todo el material electoral”.
“La voluntad política del Estado venezolano y del Gobierno Bolivariano por garantizarle a nuestro pueblo el derecho al sufragio, se impuso por encima de todas las adversidades…El pueblo habló”.
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