El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, le solicitó este jueves ayuda a los países que importan madera procedente de Brasil, principalmente a los europeos, para combatir la deforestación en la Amazonía.
EFE
El líder ultraderechista aprovechó la tradicional transmisión por Facebook que realiza los jueves para enumerar los esfuerzos que Brasil viene haciendo para reducir la tala ilegal de madera en la mayor selva tropical del mundo y para alegar que tales esfuerzos son insuficientes sin la ayuda de los países que compran esa madera.
«No vamos a acusar a ningún país de cometer un crimen o de ser cómplice de ese crimen por tolerar a las empresas que lo hacen, pero sí vamos a pedir que nos ayuden a combatir la deforestación. Nos interesa cualquier ayuda en ese sentido», aseguró el mandatario en un pronunciamiento bastante diplomático en comparación con los fuertes ataques de los últimos días a los países importadores.
El martes, en una intervención en una cumbre virtual de los países miembros de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), Bolsonaro llegó a amenazar con denunciar públicamente a los países que importan madera ilegal de la Amazonía.
«Tenemos el nombre de las empresas que importan la madera extraída ilegalmente y de los países en que actúan, pero no vamos a acusar a ningún país, lo que queremos es ayuda para que la importación de madera ilegal deje de ser un negocio tan atractivo. Con ese apoyo podremos resolver problemas como el trafico de animales, la tala ilegal de madera y el contrabando de oro», dijo.
Afirmó que los países desarrollados critican a Brasil por la deforestación de la Amazonía y que en algunas oportunidades lo hacen con razón, pero alegó que si se consigue un buen acuerdo de cooperación es posible detener la deforestación.
Bolsonaro afirmó la Policía Federal brasileña adquirió y puso en funcionamiento en los últimos meses una serie de tecnologías que permiten identificar la procedencia de la madera que es extraída de la Amazonía y determinar si fue talada en áreas en donde su explotación es legal o de reservas indígenas o ambientales.
Entre tales tecnologías citó el método de rastreo por isótopos, que mediante el análisis de los átomos permite identificar el origen de un producto y que ya es usado por Estados Unidos para localizar cultivos de cocaína, así como herramientas para la identificación genética (ADN) y la llamada firma química.
Según Bolsonaro, tales herramientas ya son usadas en Brasil para determinar si la madera a ser embarcada al exterior procede de áreas de explotación legal o si fue extraída ilegalmente, y permitirían a los países importadores hacer esa misma distinción y establecer cuáles empresas están comprando la ilegal.
El mandatario afirmó que Brasil exporta grandes volúmenes de madera al año y que la Policía Federal está usando los nuevos equipos para decomisar la que procede de explotación ilegal.
Agregó que esos esfuerzos serán apoyados en breve por la Marina de Guerra debido a que la mayor parte de la madera extraída de la Amazonía es transportada por los ríos. «La Marina podrá establecer puntos de control y dejar pasar lo legal y retener lo ilegal», dijo.
MADERA QUE LLEGA A EUROPA SUPERA LA CAPACIDAD DE PRODUCCIÓN LEGAL
Según Bolsonaro, el volumen importando por los países que compran madera brasileña es muy superior a la capacidad de las reservas legales en la Amazonía, lo que evidencia que gran parte de lo que llega a Europa procede de áreas ilegales.
Afirmó que a Brasil le interesaría, por ejemplo, avanzar en un acuerdo con Francia en este sentido, pero que el Gobierno francés, en defensa de los intereses de sus agricultores, prefiere responsabilizar a Brasil del problema y, como sanción, limitar la compra de productos agrícolas brasileños.
Bolsonaro reconoció la preocupación de su Gobierno con un proyecto de ley que comenzó a ser discutido en el Congreso de Reino Unido y que prohíbe la importación de recursos naturales procedentes de países acusados de desforestar.
«No queremos culpar de nada a otros países, pero hay una acusación constante contra Brasil como país deforestador, que solo busca debilitarnos comercialmente. Lo que quieren es reducir la competitividad y la potencia del agronegocio brasileño», dijo.
El gobernante manifestó su temor de que en 2021, cuando la Unión Europea celebrará una cumbre sobre cambio climático, algunos países decidan adoptar medidas como las del Reino Unido para intentar frenar las importaciones de productos agrícolas brasileños.
«Que existe deforestación ilegal, existe. Pero las críticas son desproporcionadas. La Amazonía tiene una gran dimensión, es mayor que toda Europa occidental, por eso necesitamos ayuda para superar el problema», dijo.
En la misma trasmisión, el superintendente de la Policía Federal en el estado de Amazonas, Alexandre Saraiva, afirmó que el decomiso de madera ilegal en la Amazonía en el Gobierno de Bolsonaro es récord y que el organismo está luchando contra un problema que precede la actual gestión.
«La principal causa de la deforestación actual son las autorizaciones de tala que fueron concedidas mediante fraudes desde 2010, principalmente en 2018, cuando fueron récord. En esos procesos los explotadores ilegales se declaran agricultores y consiguen legalizar madera retirada ilegalmente de reservas», dijo.
Agregó que las ganancias de la madera ilegal se quedan en los países importadores debido a que un árbol como el Ipé, que demora hasta 1.400 años para formarse, es vendido en Norteamérica al precio de un pino, que se desarrolla en 4 años, y en Europa al precio de un eucalipto.
Aseguró que la elevada ganancia para los madereros ilegales obedece a que sus costos de producción son mínimos, ya que explotan áreas del Estado sin pagar ningún impuesto, y que por eso el negocio ha atraído a hasta personas que se dedicaban al narcotráfico.
«Algunas personas con varias condenas por narcotráfico migraron para la madera porque la pena es menor», afirmó.
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