El continente americano amaneció este lunes con una nueva esperanza sobre una pronta vacuna contra el coronavirus, mientras que la curva de casos y muertes sigue pronunciándose en medio de un dilema salud-economía que también involucra a la política.
EFE
América, que ya cuenta 23.190.772 casos y 679.201 fallecimientos por el COVID-19, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), recibió con optimismo el anuncio del laboratorio estadounidense Moderna de que la vacuna que está desarrollando tiene una efectividad del 94,5 % y cumple los criterios de eficacia exigidos para su comercialización.
El estudio hecho por Moderna reclutó a más de 30.000 participantes en EE.UU. y se ha realizado, según un comunicado, de acuerdo con el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (NIAID) y los institutos de salud de Estados Unidos, parte de los Institutos Nacionales de Salud (NIH) y el Instituto Biomédico.
La semana pasada, otro laboratorio estadounidense, Pfizer, anunció que su proyecto de vacuna contra el patógeno tenía una efectividad del 90 %, noticia que provocó una ola de optimismo tal que los principales mercados del mundo se dispararon.
El saliente presidente de Estados Unidos, Donald Trump, le dedicó a esta noticia un espacio en medio de su tozuda batalla por demostrar, sin pruebas, que el demócrata Joe Biden le ganó las elecciones del pasado 3 de noviembre con fraude.
«Para los ‘historiadores’, recuerden que estos grandes descubrimientos, que acabarán con la plaga china, tuvieron lugar en mi mandato», escribió Trump, en un tuit en el que se entrevén dos «guerras».
Una contra China, país con el que ha tenido serias diferencias y al que acusa de no haber hecho nada para detener la expansión del COVID-19, y otra contra el mismo Biden, quien durante toda la campaña le recalcó no haber evitado la muerte de cientos de miles de estadounidenses por el virus.
Pero incluso con las llamas de las elecciones aún muy ardientes y con las proyecciones de varios medios que certificaban la victoria de Biden, Trump lanzó sus dardos a Pfizer poco después de su anuncio el pasado 9 de noviembre.
«Como he dicho durante mucho tiempo, Pfizer y los demás solo anunciarían una vacuna después de las elecciones, porque no tuvieron el valor de hacerlo antes», escribió en aquel entonces el mandatario republicano, al sugerir un cálculo político del laboratorio.
LA CONTROVERSIA POR LA VACUNA EN TODA AMÉRICA
Brasil también es un campo de batalla en esta especie de carrera por quién hace o distribuye primero la primera vacuna que supere la fase tres de las pruebas clínicas, que es definitiva para poder aprobar su distribución.
En el país suramericano, tercero del mundo con más casos (5,87 millones de contagios) y segundo en muertes (más de 166.000 decesos), hay una abierta y nada cordial controversia sobre el manejo de la pandemia entre el presidente Jair Bolsonaro y su más acérrimo rival político, el gobernador del estado de São Paulo, Joao Doria.
La iniciativa de vacuna Coronavac, fruto del esfuerzo del Instituto Butantan de São Paulo y el laboratorio chino Sinovac y de la que hoy mismo se dijo que había recibido pedidos de dotación de países como Perú y Argentina, es duramente atacada por Bolsonaro, escéptico de la covid-19 (aunque ya la haya sufrido) y, al igual que Trump, detractor de todo lo que tenga que ver con China.
Las autoridades paulistas firmaron en septiembre un contrato para recibir 46 millones de dosis procedentes de Sinovac, que pretenden aplicar de forma obligatoria a sus 46 millones de habitantes, previsiblemente a partir de diciembre, cuando se surtan todos los procedimientos.
Pero, para Bolsonaro, la vacunación obligatoria debe de ser «solo para perros».
En Brasil también se llevan a cabo pruebas de la vacuna que están desarrollando la británica AstraZeneca y la universidad de Oxford.
Para hacer más complejo el cuadro, Rusia también está «lanzando» en América Latina su vacuna Sputnik V, fabricada por Gamaleya, que tiene, según el centro moscovita, un 92 % de efectividad contra el causante del COVID-19.
Por lo pronto Argentina, con 1.310.491 casos y 35.436 fallecimientos, y Venezuela con 97.352 positivos y 851 decesos, son los que más le están apostando a la vacuna rusa.
CUIDADO CON LA EUFORIA
El director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, advirtió este mismo lunes que «no es momento para la complacencia», al hacer una petición para moderar cierta sensación de euforia que están causando los buenos resultados iniciales de varias vacunas experimentales contra el COVID-19.
Los anuncios de eficacias superiores al 90 % en las vacunas de Moderna, Pfizer-BioNTech o de Gamaleya «nos mantienen cautelosamente optimistas en que haya más medios contra el coronavirus en los próximos meses», señaló Adhanom Ghebreyesus en rueda de prensa.
Asimismo, el máximo dirigente de la OMS aseguró este lunes que una posible vacuna contra el SARS-CoV-2 no bastará por sí sola para vencer la pandemia y «únicamente complementará otros medios de los que se dispone, sin reemplazarla».
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