Un artículo de The New York Times realizó un listado de recientes distinciones hechas por el Comité Noruego que califica de “indignas” y hasta “absurdas”. Se menciona el caso del expresidente colombiano. ¿Son válidos los cuestionamientos?
La emergencia humanitaria desatada en Etiopía –donde, en apenas 48 horas, 8.000 personas huyeron en búsqueda de refugio– y la presunta responsabilidad del presidente Abiy Ahmed, galardonado con el Premio Nobel de Paz 2019, abrieron el debate alrededor de a quiénes se les está otorgando tal reconocimiento. Transversal a la discusión, como señala un artículo del The New York Times, se encuentra el expresidente colombiano Juan Manuel Santos, quien lo recibió en 2016.
Se trata de la más emblemática distinción en materia de pacificación, fraternidad y respeto de los derechos humanos, que desde 1901 entrega el Comité Noruego. Sin embargo, según la publicación, que firma Rick Gladstone, editor de asuntos extranjeros del periódico, en al menos seis oportunidades durante las últimas tres décadas la junta responsable de hacer la distinción ha elegido a personas “cuyas acciones y comportamientos, ya sea antes o después de la concesión del honor, se han considerado indignos o, en algunos casos, incluso absurdos”.
El detonante fue lo ocurrido con el presidente Ahmed, en Etiopía, donde se prevé que en los próximos días alrededor de 200.000 personas busquen refugio en Sudán, país vecino. ¿La razón? El gobierno que dirige el nobel de Paz lanzó una operación contra el Frente de Liberación de los Pueblos del Tigré (TPLF), a cuyos miembros acusa de haber atacado dos bases del ejército. La fuerza aérea etíope, en respuesta, bombardeó objetivos del Tigré y también intervino por tierra, con combates de artillería pesada, en el oeste.
“Las medidas de este mes de Abiy Ahmed, el primer ministro de Etiopía, para reprimir violentamente la región de Tigré y arriesgarse a hundir al segundo país más poblado de África en una desastrosa guerra civil han reforzado las dudas sobre el pensamiento y las deliberaciones secretas del Comité del Nobel”, dice el artículo.
Citando a Henrik Urdal, director del Instituto de Investigación de la Paz de Oslo –que analiza las selecciones del premio–, la publicación de The New York Times señala que recientemente el Comité ha “tratado de otorgar premios por procesos, por tratar de alentar a los premiados a estar a la altura del premio, y ese es un negocio extremadamente arriesgado”. Se reseña además a Richard B. Gunderman, profesor de la Universidad de Indiana que ha abordado el tema, quien sostiene que el premio “se ha otorgado a personas y organizaciones que no siempre estuvieron a la altura de sus ideales”.
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