El actor canadiense Ryan Gosling cumple este jueves 40 años de edad convertido en uno de los símbolos de masculinidad de Hollywood a pesar de que el protagonista de películas como «Crazy Stupid» o «La La Land» siempre ha rechazado esa etiqueta.
Julio César Rivas / EFE
Diversos medios de comunicación han publicado que en al menos dos ocasiones, la primera en 2011 y la segunda en 2014, Gosling, que nació en la ciudad canadiense de London, a unos 200 kilómetros al suroeste de Toronto, rechazó el título del «Hombre más sexy del mundo» que otorga la revista «People».
Para algunos, la modestia de Gosling sería una consecuencia natural de ser canadiense. Para otros, es fruto de haberse criado en una familia mormona y de acudir de forma regular a la iglesia con sus padres.
Lo que sí es claro es que, como el propio actor ha reconocido, su madre, Donna, y su hermana mayor, Mandi, fueron dos de sus grandes influencias mientras crecía, especialmente después de que sus padres se divorciasen cuando tenía 13 años de edad.
En una entrevista en 2013 con el periódico británico «The Independent», Gosling reconoció que «literalmente fui criado por mi madre y mi hermana» y que Mandi «era mi mejor amigo y mi héroe mientras crecía».
En la misma entrevista, Gosling admitió que tanto la influencia de su madre y hermana como el hecho que dejó la escuela tras el divorcio de sus padres para ser educado en casa por Donna, hizo que «piense como una chica».
«Todo eso tuvo un efecto en mi cerebro», dijo.
Gosling empezó su carrera cantando en bodas junto con su hermana. Pero el gran salto se produjo a los 12 años cuando se presentó para un papel en el programa «The Mickey Mouse Club». Tras conseguir el papel y mudarse a Orlando (EE.UU.) ahí es donde coincidió con otros niños actores que más tarde se convertirían en grandes estrellas: Justin Timberlake, Christina Aguilera y Britney Spears.
Tras dos años, el programa fue cancelado y Gosling volvió a Canadá para seguir su carrera en series de televisión como «Are You Affraid of the Dark?».
Con la mayoría de edad, Gosling se adentró en el terreno del cine independiente y en el 2002 coincidió en el set de «Murder By Numbers» con la actriz Sandra Bullock, 16 años mayor que él y con la que inició una relación amorosa que se prolongó durante un año.
Bullock fue el primer gran amor de Gosling quien poco después de romper con la protagonista de filmes como «Miss Congeniality» o «The Blind Side», mantuvo una tumultuosa relación con la también actriz Rachel McAdams con la que compartió escenario en «The Notebook».
Fue este film de 2004, dirigido por Nick Cassavetes, el que colocó al actor canadiense en el radar del gran público y la crítica.
Tras «The Notebook», Gosling parecía destinado a tener una carrera lineal en Hollywood pero en 2007, cuando se disponía a protagonizar «The Lovely Bones», el director del film, Peter Jackson, le despidió al presentarse al rodaje con casi 30 kilos de sobrepeso.
El enfrentamiento con Jackson, que no compartía la visión de Gosling sobre el personaje central, provocó que el actor canadiense dejase los escenarios durante tres años.
«Ese tiempo me sentó bien», declaró después a «The Independent» porque «pude experimentar la vida normal».
«Es difícil representar a una persona real cuando has estado en aviones de negocios y limusinas durante tres años», añadió.
Ya fuese por esa experiencia, o simplemente por suerte, el regreso de Gosling a Hollywood en 2010 se saldó con éxitos en rápida sucesión como «Blue Valentine», «All Goods Things», «Drive», «Crazy Stupid Love» o «The Ides of March».
También fue tras esos tres años de hiato cuando inició la relación sentimental con su actual pareja, la actriz Eva Mendes, con quien tiene dos hijas.
Pero han sido los últimos cinco años los que más han destacado en su carrera con «The Big Short», «Blade Runner 2049» y, especialmente, «La La Land», con la que ganó el Globo de Oro al Mejor Actor y consiguió su segunda nominación para los Óscar.
A continuación, una selección de cinco películas en las que Ryan Gosling estuvo involucrado, disponibles en diferentes plataformas de streaming:
Blue Valentine, una historia de amor (Derek Cianfrance, 2010)
Crónica desoladora de la desintegración de una pareja, esta película premiada en el Festival de Sundance fue rechazada inicialmente por muchos productores, demoró años en encontrar recursos financieros y después de un rodaje exprés y muy barato para los cánones del cine norteamericano se transformó en un éxito internacional.
La historia oscila entre dos tiempos narrativos, el presente continuo de poco más de veinticuatro horas en el que Dean (Ryan Gosling) y Cindy (Michelle Williams, nominada a un Oscar por labor) se enfrentan al momento más crítico de su vida en común y una serie de flashbacks que cuentan cómo se conocieron y fueron felices durante una época en la que todo parecía más fácil de lo que terminó siendo. La fortaleza más evidente de Blue Valentine es el gran trabajo de sus protagonistas, algo ligeramente empañado por una puesta en escena artificiosa y manierista que subraya la cursilería de algunas escenas.
Drive: acción a máxima velocidad (Nicolas Winding Refn, 2011)
Gosling es aquí un hombre sin nombre ni pasado muy claro que se gana la vida conduciendo automóviles en escenas de riesgo ficticias -las de la industria de Hollywood- y también en otras mucho más reales -las que protagonizan malhechores que lo contratan por su admirable habilidad al volante-.
La película, que tiene un arranque demoledor, cruza con bastante eficacia la estética de los polares franceses capitaneados por Jean-Pierre Melville en los años sesenta y el clima de thriller norteamericano de los setenta y ochenta. Igual que en La La Land, Gosling consiguió el papel después de que otro colega famoso (Hugh Jackman en este caso) lo rechazara. La interpretación de Ryan se nutre de la sequedad del Alain Delon de El samurai y el estilo de Steve McQueen de Le Mans. Y sus rivales en la historia son de fuste: Albert Brooks, Ron Perlman y Bryan Cranston (Breaking Bad).
Lost River (Ryan Gosling, 2015)
En su debut como director y guionista, Gosling resistió la tentación de sumarse al elenco de esta historia estrenada en la sección Un Certain Regard del Festival de Cannes y que la crítica trató mayormente con desdén. Es cierto que a la narración le falta algo de fluidez, pero también es verdad que la película tiene una enorme potencia visual (muchos planos parecen obra de un Edward Hopper en plan pesadillesco) y un ritmo por momentos frenético.
La perspectiva onírica del cine de David Lynch es el modelo más evidente de esta ópera prima cuya historia se desarrolla en un mundo en ruinas, acechado por una profunda crisis económica y moral provocada por bancos e inmobiliarias caracterizados por un apetito voraz por las ganancias. Funciona mucho mejor cuando prevalece el espíritu macabro y surrealista que la línea políticamente correcta de un guion algo pretencioso y explícito.
La La Land (Damien Chazelle, 2016)
Aun cuando no era la primera opción para el papel -Damien Chazell había pensado originalmente en Milles Teller, quien ya le había rendido muy bien en Whiplash-, Gosling se luce en el papel del pianista de jazz que sueña con llegar a la cima.
Este virtuoso intento de recuperación de la alquimia formal del musical clásico se desmarca de los productos resueltos centralmente en la sala de montaje que copó al género en los últimos años: La La Land dialoga con Cantando bajo la lluvia, Un americano en París, Grease y Moulin Rouge y se entiende bien con todas. La química con Emma Stone -que ganó un Oscar y un Globo de Oro por este trabajo- se fue elaborando paso a paso.
Dos tipos peligrosos (Shane Black, 2016)
Con Russell Crowe como socio, Gosling se anima a ponerse en la piel de un antihéroe al borde del ridículo y exhibe una novedosa destreza para jugar al slapstick. La historia de esta buddy movie llena de desventuras bizarras está ambientada en Los Ángeles de 1977, una urbe castigada por un tráfico imposible, una polución venenosa y una notoria degradación social.
El detective Holland March que interpreta Gosling no controla su relación con el alcohol y tiene un vínculo algo inestable con su hija, una sagaz adolescente encarnada por Angourie Rice. Es muy divertido que estos dos beautiful losers terminen investigando casos tan importantes: el asesinato de una actriz porno, la desaparición de una joven y finalmente una grandiosa conspiración que involucra a la industria del cine para adultos, al negocio automotriz y hasta al Departamento de Justicia de Estados Unidos.
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