El Día de difuntos en Honduras será marcado por las medidas sanitarias que impedirán el acceso masivo a los cementerios por la pandemia de la COVID-19, que desde marzo ha dejado más de 2.600 muertos y los contagios ya rozan los 100.000.
Germán Reyes / EFE
Muchos hondureños y extranjeros, autorizados a salir a partir del último dígito de su documento de identificación, han asistido este domingo a los cementerios, un día antes del día dedicado a los muertos.
«Vengo a dejarle flores a mi madre muerta, antes venía todos los domingos, pero por el covid no venía desde hace seis meses», dijo escuetamente a Efe Patricia Aguilar, una joven cubierta con mascarilla, al entrar a un cementerio privado, en el extremo oriental de Tegucigalpa.
Al mismo cementerio también llegó un economista jubilado, de 75 años, quien dijo que trabajó en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (Unah). «Llego a dejarle flores a mi esposa, mis padres y otra gente», dijo.
Agregó que desde hace unos 20 años visita el cementerio, lo que aprovecha para asistir a misa en la Basílica Menor de Suyapa, la patrona de Honduras, situada a un costado, pero que debido a la pandemia de la covid-19 se ha «alejado un poco por precaución».
Afirmó además que desde hace 40 años el fin de semana camina cinco kilómetros.
VISITA A SUS PADRES «PARA QUE SE ALEGREN UN POCO»
Junto al cementerio privado y frente a la basílica está situado el de la aldea Suyapa, más pequeño y público, donde ya no hay lotes para abrir nuevas sepulturas, solamente quedan los espacios en tumbas múltiples o mausoleos, de los que algunos datan del siglo XIX.
José Francisco Soto, de 65 años, indicó a Efe que visitaba a sus abuelos, padres y tíos, que tiene enterrados en el cementerio de la aldea Suyapa.
«Cada mes vengo a visitarlos, como para que se alegren un poco, para recordarlos, porque también los queremos», añadió Soto, sin poder contener las lágrimas al recordar a sus familiares difuntos.
Dijo, además, que asiste a visitar a los suyos con medidas de protección por la pandemia de la covid-19, que en dos semanas le causó la muerte a otros tres familiares suyos.
LOS CEMENTERIOS DEBEN ESTAR ABIERTOS
Por medidas sanitarias a causa de la pandemia, los cementerios están cerrados, permitiendo el ingreso de solamente las personas autorizadas a salir, de acuerdo al último dígito de su carné de identidad. Hoy le corresponde a los que terminan en 2 y 3, mientras que mañana a los 4 y 5.
Efe pudo constatar que algunas personas llegaron al cementerio a dejar flores a sus muertos, aunque hoy no era su día de salida, por lo que no se les permitió ingresar.
Una mujer que llegó en un coche blanco reclamó a uno de los guardias del cementerio privado en el extremo oriental de la capital hondureña, y dijo que «es absurdo que esta semana le están autorizando a todo el mundo para que se vaya a hacer turismo y nos impidan venir a ver a nuestros muertos».
La mujer se refería, muy disgustada, al asueto del 4 al 8 de noviembre que ha concedido el Gobierno para fomentar el turismo interno, como una medida gradual de reactivación económica del sector, que es uno de los más golpeados por la pandemia.
El asueto, conocido como la «Semana Morazánica», se dio otorgar en octubre, pero fue pospuesto para noviembre por la pandemia de la covid-19, que desde marzo se comenzó a expandir en el país centroamericano.
El encargado del panteón de la aldea Suyapa, Juan Manuel Durón, dijo a Efe que hoy ha llegado poca gente, pero que no entiende cómo se limita el ingreso a los cementerio, mientras toda la población está autorizada para salir por el asueto de esta semana.
«Para mí, que toda la gente se hubiera venido para los cementerios, no para afuera, porque después, que Dios nos ayude», enfatizó Durón, quien considera que el asueto podría dejar más muertos y contagios, lo que también presagian médicos que trabajan en hospitales públicos.
Durón señaló que está permitiendo el acceso de toda la gente que quiera entrar al cementerio, pero que no deben ser más de diez personas, si se trata de grupos, y todos tienen que ir con mascarillas.
Además, solamente se les permite permanecer diez minutos en el cementerio.
La pandemia también le ha impedido a muchos hondureños trasladarse al interior del país para coronar a sus muertos, entre los que hay muchos que sus familiares les llevan música de mariachis para recordarlos.
Otros, llevan comida para compartir con familiares sobre la tumba de sus fallecidos.
La pandemia no permite, además, que se vele en las funerarias a las personas fallecidas, aunque no haya sido por la COVID-19.
Los muertos deben ser enterrados lo más rápido posible y en los cementerios no se permite más de quince personas, que deben guardar distancias y cumplir con los protocolos sanitarios establecidos por el Sistema Nacional de Gestión de Riesgos (Sinager).
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