La enfermera Hilda Lameda, de 61 años de edad, murió el 3 de octubre en la emergencia del Hospital Central Antonio María Pineda de Barquisimeto, capital de Lara, después de 12 horas de agonía en tres centros de salud diferentes que no contaban con suero antiofídico ni ambulancias para salvarla.
Lameda fue mordida por una serpiente durante un corte eléctrico en el caserío Pico ‘e Gallo del municipio Torres. Su familia fue ignorada en la estación de servicio de Quebrada Arriba cuando pedían gasolina para surtir el carro que podía llevarla hasta el Hospital Pastor Oropeza Riera de Carora, ubicado a 78 kilómetros de distancia, donde le habrían reservado una dosis suero antiofídico. Cuando resolvieron el traslado a Carora, no encontraron el tratamiento ofrecido por el departamento local de Epidemiología unas horas antes y la falta de gasolina retrasó la salida hasta Barquisimeto.
Intentaba cuidar su nevera
El viernes 3 de octubre, a las 8:00 pm, Lameda fue mordida por una serpiente de camino a su casa. Aquella noche estaba visitando a su hermano, pero se fue antes de lo previsto porque había llegado la hora del corte eléctrico y temía que se le dañara su nevera si no la desconectaba a tiempo, relató a El Pitazo su primo, José Gil.
“Ella salió a su casa a desenchufar la nevera. En lo que ella venía llegando, siente la molestia en el pie y ahí es donde estaba la culebra. Ella siguió a su casa y los de al lado la auxiliaron, mientras recogía ropa para irse al ambulatorio de Quebrada Arriba. Como pudieron mi hermano y un sobrino la subieron en la moto a toda lluvia”, contó a El Pitazo su hermana, Zuleima Lameda.
El personal de guardia en el ambulatorio rural le administró dos medicamentos para el dolor, mientras la familia de la enferma coordinaba el traslado en un carro particular que cobraba 40 dólares y suficiente gasolina para el viaje.
El hermano de la paciente y el médico tratante fueron hasta el comando de la Guardia Nacional y a la estación de servicio del pueblo a solicitar combustible sin obtener respuestas.
“En la bomba tenían un televisor prendido y un ventilador y lo que hacían era tocar y tocar y nada. Había ruido y en ese momento apagaron la luz, entonces sí había gente lo que no quisieron fue ayudar”, denunció la hermana de la fallecida.Traslado accidentado
Lameda permaneció en el ambulatorio de Quebrada Arriba entre las 9:30 pm del viernes y la 1:30 am del sábado. Su hermano y un sobrino debieron llevarla a Carora en moto porque su condición empeoraba: la inflamación ocasionada por la mordedura de serpiente se había extendido del pie a la rodilla, contó la enfermera del ambulatorio Noraima Álvarez a través de un audio.
“En la carretera Lara-Zulia, llegando a un sector llamado Papelón, cayeron en un hueco y explotaron los dos cauchos de la moto. Hilda duró horas ahí también tirada en el asfalto. Yo llamé a mi hijo y le pidé que buscara a Hilda que venía mordida de culebra; él tenía un poquito de gasolina en la moto y lo hizo (…) En lo que llegamos al hospital de Carora, me dice un doctor que no tienen nada, que no tienen suero antiofídico, cuando la doctora Fanny Ortíz (jefa de epidemiología del municipio Torres) había dicho que tenían un kit de suero antiofídico. Yo les pido que le inyecten aunque sea esa dosis para yo llevármela a Barquisimeto y buscar el otro suero antiofídico porque ella ya venía muy mal, ya no me hablaba (…) Cuando le mandan a hacer unos exámenes en una clínica, ella se me viene en vómito de sangre”, agregó la hermana de Lameda.
La enfermera siguió en el hospital de Carora durante dos horas más, mientras sus hermanos conseguían gasolina para rodar 100 kilómetros más hasta Barquisimeto.
Los familiares indicaron que Lameda fue sacada de emergencia del hospital de Carora hasta Barquisimeto a las 4:00 am. En Barquisimeto, pasó por otros dos centros asistenciales.
“Llegamos al Seguro Social (de Barquisimeto) y tampoco tenían suero antiofídico, le pusieron solo un calmante y la sacamos al hospital central. Ya ella no respiraba, estaba muy malita. En el hospital central sí había el kit, pero era demasiado tarde. Le pusieron dos dosis de suero antiofídico de una vez y le dio como un paro, había fallecido”, declaró entre lágrimas la hermana de la enfermera.
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