Al grito de «Abajo el feudalismo, larga vida al pueblo», decenas de miles de personas lideradas por estudiantes se manifestaron este sábado en Bangkok para pedir más democracia y una reforma de la monarquía, hasta ahora un tema tabú en Tailandia.
Ramón Abarca / EFE
La multitudinaria manifestación, que se alargará durante toda la noche y el domingo, forma parte de la ola de protestas de estudiantes que desde julio se han celebrado casi a diario para pedir una nueva Constitución, elecciones y reducir el excesivo poder del rey Vajiralongkorn.
«El movimiento político ya existía en Twitter pero no era suficiente y teníamos que salir a la calle a protestar. Aunque no esperamos un cambio inmediato queremos decir que no estamos contentos con el Gobierno», explicó a Efe Sairoong, una recién licenciada de 23 años que ha participado en tres de estas manifestaciones que surgieron en los campus de las universidades.
La protesta de este fin de semana ha sido la más concurrida hasta ahora y la mayor que se ha celebrado en Tailandia desde el golpe de Estado de 2014, ya que consiguió congregar entre 20.000 y 100.000 personas, según los datos de la Policía y de los organizadores, respectivamente.
ÉXITO DE PARTICIPACIÓN
«Es un éxito de participación. Y esto demuestra que nuestras demandas coinciden con lo que la gente quiere», declaró a Efe durante la manifestación el líder estudiantil Panupong «Mike» Jadnok, uno de los 14 organizadores de esta ola de protestas que han sido detenidos y acusados de sedición, entre otros delitos.
El lugar de la concentración estaba lleno de simbolismo. La protesta comenzó a mediodía en la Universidad de Thammasat, en cuyo campus en octubre de 1976 un centenar de estudiantes fueron linchados y asesinados por los soldados y grupos ultraderechistas en medio de movilizaciones prodemocráticas.
Más tarde los manifestantes, tras rebasar el aforo del recinto universitario, se trasladaron a la explanada contigua de Sanam Luang, a los pies del Gran Palacio, la antigua residencia de los reyes de Tailandia.
Con el brazo en alto y mostrando tres dedos -anular, corazón e índice-, gesto popular por la saga «Los juegos del hambre», y al ritmo del tambor de guerra tailandeses Klong Sabad Chai, los asistentes escenificaron su desafío al Gobierno y a su prohibición de que se celebrara la protesta.
A pesar de estar organizada por estudiantes y a diferencia de las anteriores, personas de más edad se unieron en esta ocasión junto a un número importante de los llamados «camisas rojas», seguidores del ex primer ministro Thaksin Shinawatra que fue defenestrado con un golpe de Estado que cumplió justo hoy el 14º aniversario.
Este movimiento de estudiantes pide al primer ministro, el general golpista reconvertido en político Prayut Chan-ocha, que reforme una Constitución heredada de la antigua junta militar (2014-2019) y que reduzca el poder e influencia del Ejército en la política.
REFORMAR LA MONARQUÍA
Sin embargo, la petición más atrevida es limitar el poder de la monarquía, sometiéndola a mayores controles constitucionales y acabar con la ley de lesa majestad que castiga con hasta 15 años de cárcel a quien critique a la familia real, entre otras medidas.
«La monarquía debe de dejar de interferir en la política. Lo lleva haciendo desde hace mucho y esto tiene que acabar en nuestra generación», apuntó Book, un licenciado en Derecho de 28 años que reconoció que antes hablar de ello le daba miedo pero que ahora lo hace porque le preocupa el futuro de su país.
El pasado 10 de agosto en una ya histórica protesta, los organizadores leyeron una lista con diez peticiones para reformar la monarquía y reducir su influencia política, lo que desató un debate político hasta ahora impensable que ha transcendido a la calle y descolocado al Gobierno y al Ejército.
Entre otras cosas, el manifiesto criticaba que Vajiralongkorn, que subió al trono en 2016, ha ampliado su control sobre unidades del Ejército y el vasto patrimonio de la casa real, valorado en unos 35.000 millones de dólares (unos 31.000 millones de euros).
Desde hace décadas nadie se había atrevido a pedir públicamente una reforma de la monarquía, lo que supone una ruptura generacional entre los universitarios y sus padres, muchos de ellos en contra de este debate.
CRITICAR PÚBLICAMENTE
«Es algo que debe poder debatirse y criticarse públicamente. El que se limite la posibilidad de hacerlo no es democrático», apuntó a Efe, una estudiante de 20 años de la Universidad de Srinakarinwirot en Bangkok.
El actual monarca, Vajiralongkorn, no ha heredado el carisma ni el respeto que despertaba su padre, el fallecido Bhumibol Adulyadej, y además vive la mayor parte del año en Alemania, lo que ha generado críticas durante la pandemia.
En medio de la crisis económica por la COVID-19 y recortes en educación, el Parlamento aprobó la pasada madrugada un aumento del 16 por ciento del presupuesto anual de la Casa Real hasta los 8.980 millones de baht (286 millones de dólares o 242 millones de euros), lo que incluye el mantenimiento de una flota de 38 aviones y helicópteros.
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