La tranquilidad paradisíaca de Los Cabos, en Baja California Sur, se ha visto interrumpida por el acecho del colosal huracán Genevieve, que se mantiene en la categoría 3 de la escala Saffir-Simpson.
Aunque según el pronóstico de trayectoria el centro del ciclón no tocará tierra en México, sí se prevé que se desplace a pocos kilómetros del sur de la península, sacudiendo las zonas costeras con vientos que alcanzarían hasta 100 kilómetros por hora, y embraveciendo el mar con olas que rozarán incluso los 8 metros.
Ante el riesgo potencial de los efectos de Genevieve, la Coordinación Nacional de Protección Civil decretó en la mañana de este miércoles una alerta “roja” o aviso máximo para las zonas ubicadas al sur de Baja California Sur. Y en coordinación con el Gobierno de Los Cabos y las autoridades locales de Protección Civil, delinearon acciones para anticiparse a los estragos del huracán.
Ya desde el martes, el Ayuntamiento de Cabo San Lucas anunció el cierre total de playas “por fuertes corrientes, oleaje y mar de fondo”, y elementos de la Zona Federal Marítimo Terrestre (ZOFEMAT) colocaron banderas negras que prohíben cualquier actividad acuática.
Según explicó el consistorio, la decisión se tomó después de que varios bañistas fueran arrastrados por las corrientes marinas de El Chileno y Santa María.
La agencia AP informó que dos personas murieron el martes en el municipio, a causa de las fuertes corrientes que genera Genevieve. Una de las víctimas era una menor de 15 años, que quedó atrapada en una ola, y la segunda, fue un hombre que intentó rescatarla.
En la noche del martes, la alcaldesa de Los Cabos, Armida Castro Guzmán, y elementos de Protección Civil, recorrieron varios inmuebles para acordar el listado de refugios temporales. Tras la revisión, se abrieron en el municipio un total de 14 albergues, que dan cobijo al menos a 175 personas, de acuerdo al gobernador de Baja California Sur, Carlos Mendoza Davis.
Desde las autoridades, instaron a la población que lo necesite a acudir a los refugios, y hacerlo con tiempo, antes de que el huracán alcance su punto más cercano a la costa, alrededor de la madrugada del jueves.
En conferencia de prensa, Castro Guzmán explicó que todos los albergues se adecuan a las necesidades de la pandemia. En cada uno de ellos habrá un médico y personal de enfermería; en el caso de las escuelas habilitadas, se aceptará a un máximo de 15 personas en cada aula, y se buscará que estas pertenezcan a un mismo núcleo familiar. En conjunto, en el territorio de la entidad se abrirán 175 refugios temporales por el paso de Genevieve.
A las medidas anteriores, se unió además el protocolo de acción contra fenómenos meteorológicos de la Comisión Federal de Electricidad (CFE). Para responder a los estragos de la tormenta, la dependencia situó de forma estratégica a 84 electricistas, 361 vehículos, 151 grúas, tres helicópteros, 11 vehículos todoterreno, 41 plantas de emergencia y 12 torres de iluminación.
Tras declararse la “alerta roja” para las comunidades asentadas al sur de Baja California Sur, el director municipal de Protección Civil de Los Cabos, Eric Apolonio Santillán, suspendió “toda actividad comercial esencial y no esencial” en el municipio, y ordenó el “reguardo total de la población”.
Según la Subsecretaría de Protección Civil de la entidad, en Baja California Sur hay 67,000 personas viviendo en zonas de riesgo, de las cuales, 45 mil de ellas en el municipio de Los Cabos.
A las 13:00 horas del miércoles, Genevieve mantenía su intensidad, y se localizaba como un poderoso huracán de categoría 3 a 185 kilómetros al sur de Cabo San Lucas.
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