La Habana canceló las medidas de reapertura vigentes desde julio pasado e impuso este sábado de nuevo las fuertes restricciones de fase epidémica ante el rápido aumento de nuevos casos de la COVID-19 en las últimas dos semanas, que amenazaba también con extenderse al resto de Cuba.
EFE
“El pronóstico indica que la situación está próxima a volverse incontrolable si no tomamos todas las medidas (…) La amenaza de seguir creciendo en contagios se acentúa cada día que pasa”, insistió hoy en una comparecencia televisiva el ministro cubano de Salud, José Ángel Portal.
La capital, hasta ahora la única región del país estancada en la fase 1 de la desescalada hace un mes, concentra 205 de los 321 casos de coronavirus detectados en las últimas dos semanas en la isla, que con los 59 contagios de este sábado -41 importados desde Venezuela- ya acumula 2.888 positivos.
Aunque en la isla nunca se decretó el confinamiento obligatorio, entre hoy y el próximo lunes volverán a estar vigentes en la capital medidas como la paralización total del transporte público, el cierre de playas, piscinas y bares, y severas restricciones en el acceso y salida de La Habana.
“La salud humana es un bien público y todos tenemos la responsabilidad de protegerla. La población tiene que entender estas limitaciones y los sacrificios que conlleva, porque nada está por encima de la salud”, subrayó Portal.
CRECIMIENTO PELIGROSO DE CASOS
Según datos oficiales, el pico de la pandemia en Cuba tuvo lugar entre el 12 y el 18 de abril pasado, con un promedio diario de medio centenar de nuevos casos.
A partir de mayo la situación comenzó a mejorar, una tendencia que se consolidó en junio, cuando las autoridades declararon controlada la enfermedad en el país.
El 20 de julio Cuba celebró su primer día sin contagios desde el inicio de la epidemia en marzo, aunque ya el día anterior el único caso registrado fue uno procedente del exterior.
La identificación y aislamiento de los confirmados y sus contactos, unido a estudios en comunidades vulnerables en busca de casos “escondidos” rindió frutos y detuvo la propagación del virus, al punto de que a mediados de junio todo el país, menos La Habana y la cercana Matanzas, comenzó el proceso gradual de reapertura en tres fases.
A principios de julio sólo la capital detectaba nuevos pacientes y todos vaticinaban un rápido avance en la desescalada, hasta que la aparición de un brote en la provincia de Artemisa (en ese entonces en fase 3), limítrofe con la capital, disparó las alarmas.
Poco después surgió otro foco de coronavirus en esa misma provincia, ahora en la Zona Especial de Desarrollo de Mariel, y casi a la par, aumentaron los casos en una Habana recién reabierta, que hoy mantiene seis “eventos epidemiológicos”, tres de ellos concentrados en la zona costera del este.
Los brotes de La Habana están relacionados con obras de construcción, bares y fiestas privadas, en su mayoría.
En sólo dos semanas el aumento de infecciones llevó a la isla de tener activo solamente el 2 % del acumulado de casos, a tener hoy un 12,3 %. En los primeros ocho días de agosto se registró el 90 % de todos los casos de julio, informó el ministro cubano de Salud.
La respuesta de las autoridades fue cerrar comunidades enteras en Artemisa, que pasó a la fase 2 y aumentar las restricciones en La Habana, la ciudad más poblada de la isla, donde la tendencia a la dispersión de los casos hace más difícil su control.
El presidente Miguel Díaz-Canel ya había llamado la atención recientemente sobre el incremento que “podría incluso” afectar el reinicio del curso escolar en septiembre y adelantó que tomarían las decisiones que hicieran falta para detener la expansión del virus.
“No nos va a temblar la mano” para detener y restablecer restricciones en las provincias si hiciera falta, ratificó hoy José Ángel Portal.
PROTEGER AL RESTO DEL PAÍS
Según el Ministerio de Salud Pública (Minsap), hoy el país registra 356 personas con casos activos de la COVID-19, de ellos siete se encuentran en estado grave. Se han recuperado 2.442 pacientes (el 85 %) y el recuento de fallecidos por el virus se mantiene en 88 desde hace unas cinco semanas.
De los 59 contagios de hoy, detectados entre 3.657 muestras PCR completadas la víspera, 41 son viajeros procedentes de Venezuela, dos no tienen fuente de infección conocida y 16 son contactos de otros casos.
Entre los 18 casos locales, cuatro residen en Artemisa y 14 en La Habana, varios de ellos relacionados con brotes en fiestas privadas y en un bar del barrio residencial de Playa, “negligencias” citadas por el ministro de Salud como las principales causas del aumento de casos.
Por primera vez en meses se registró esta semana un brote en la zona central de la isla, concretamente en la localidad de Camajuaní, en la provincia de Villa Clara y que ha sido relacionado con el viaje de un residente a La Habana.
Para detener la propagación, el Gobierno cubano decidió esta semana limitar el trasiego entre las cinco provincias occidentales y el resto del país.
“Estamos ante un nuevo brote epidémico que pone en riesgo a toda la población. No podemos descuidar a las demás provincias”, explicó el ministro de Salud.
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