El presidente francés, Emmanuel Macron, reclamó el jueves en Beirut una investigación internacional tras la devastadora explosión en la capital libanesa y pidió un “cambio profundo” por parte de las autoridades del país, a quienes la hastiada población acusa de incompetencia y corrupción.
AFP
Al cabo de una visita de unas horas, Macron anunció en rueda de prensa su regreso a Beirut el 1 de septiembre, así como una conferencia de ayuda “en los próximos días” para Líbano, país ya hundido por una crisis económica inédita.
En este contexto, el Fondo Monetario Internacional también instó al poder libanés a “reformas cruciales” para sacar las negociaciones del bloqueo, y señaló que era “el momento para la comunidad internacional y los amigos de Líbano de movilizarse para ayudarle en este momento de urgencia”.
Las explosiones, provocadas según las autoridades por un incendio en un depósito del puerto de Beirut donde se almacenaban desde hace años 2.700 toneladas de nitrato de amonio, dejaron al menos 149 muertos y 5.000 heridos, así como decenas de desaparecidos y cientos de miles sin hogar.
Comparados a un “tsunami” o a un “sismo”, los estallidos destruyeron barrios enteros cercanos al puerto y dañaron otros a varios kilómetros a la redonda.
Macron, con una mascarilla, visitó las ruinas del puerto y después el barrio Gemmayze, devastado por la tragedia, donde los habitantes, desesperados, reclamaron la salida de la clase dirigente al frente del país desde hace décadas.
“Hace falta una investigación internacional abierta, transparente, para evitar primero que se escondan cosas y también [para] que no se instale la duda”, dijo Macron tras reunirse con los dirigentes libaneses y representantes de la sociedad civil.
– 16 funcionarios detenidos –
Autoridades portuarias, servicios de aduanas y algunos servicios de seguridad eran conscientes de que en el puerto se almacenaban sustancias químicas peligrosas, pero se atribuyen mutuamente la responsabilidad.
Dieciséis funcionarios del puerto y de las autoridades aduaneras fueron detenidos en el marco de la investigación, indicó el fiscal militar, Fadi Akiki, sin dar sus identidades.
Pero el gobierno aún no ha podido justificar por qué había nitrato de amonio almacenado “sin medidas de precaución” en el puerto.
Furiosos tras la catástrofe, los libaneses piden cuentas.
“El pueblo quiere que caiga el régimen”, coreaban los habitantes de Gemmayze delante de Macron. Tras estrechar la mano a algunas personas y abrazar a una mujer, el presidente francés les prometió que pediría a sus dirigentes “cambiar el sistema […], luchar contra la corrupción”.
En la rueda de prensa, Macron insistió en que “llegó el momento de responsabilidades para Líbano y sus dirigentes”, y pidió una “refundación de orden político” así como “cambios profundos”.
Después de asegurar que la ayuda internacional “no caerá en manos de la corrupción”, anunció que Francia organizaría “una conferencia internacional, de europeos, estadounidenses, de todos los países de la región y más allá […]”.
El ministro de Relaciones Exteriores italiano, Luigi Di Maio, prometió por su parte una “respuesta internacional”.
Por la noche, las fuerzas de seguridad libanesas utilizaron gases lacrimógenos para dispersar a decenas de manifestantes enfurecidos, que protestaban contra la incompetencia de las autoridades.
Estos incidentes se producen la antevíspera de una gran manifestación antigubernamental, prevista el sábado.
Símbolo del hartazgo de la población, la embajadora del Líbano en Jordania anunció su dimisión, en protesta contra la “negligencia” de las autoridades y pidió un cambio de liderazgo. “Este desastre es una señal de alarma: no debemos mostrar piedad por ninguno de ellos y todos deben irse”, dijo.
– Regreso en septiembre –
Varios países ya han enviado socorristas y material para hacer frente a la emergencia. La Unión Europea anunció una ayuda de 33 millones de euros (unos 40 millones de dólares).
El ejército estadounidense entregó el jueves el primer lote de ayuda, con comida, agua y medicamentos,
Macron, cuyo país ejerció un mandato sobre Líbano desde la década de 1920 hasta el final de la Segunda Guerra Mundial y conserva lazos profundos con el país, declaró que volvería a Beirut el 1 de septiembre, “para hacer balance juntos”.
“No estoy imponiendo algo a los dirigentes”, declaró Macron, frente a las acusaciones de “injerencia” de algunos políticos libaneses. Pero “las próximas tres semanas son decisivas en el futuro del Líbano”, dijo en una entrevista con BFMTV.
En una capital de aires apocalípticos, las autoridades no pusieron en marcha ningún dispositivo para albergar a las personas sin domicilio, pero los libaneses salieron a las calles para limpiar los escombros o acoger a las personas sin hogar, en un gran movimiento de solidaridad.
Víctimas de la tragedia fueron enterradas durante el día por sus allegados.
Las explosiones alimentaron la rabia de los ciudadanos, que a finales de 2019 se manifestaron contra la clase dirigente. Los libaneses piden cuentas a los responsables y la etiqueta “Cuélguenlos” circulaba en Twitter.
En esta misma red social, el dramaturgo y actor libanés Ziad Itani, que habita en Gemmayze, celebró la visita de Macron y criticó la incuria de los dirigentes libaneses. “Ya no tengo casa en Gemmayze, y el primero en visitar el barrio es un presidente extranjero. ¡Qué vergüenza!”.
AFP
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