El martes, 21 de julio, la peana de la estatua de Simón Bolívar, en el Parque del Oeste, en Madrid, apareció pintarrajeada. Alguien había escrito “Traidor” y “HDGP”. De inmediato, el venezolano Manuel Rodríguez Álvarez divulgó un mensaje en Twitter para condenar “los actos vandálicos” y mostrar fotografías de la incursión anónima.
Por Milagros Socorro – La Gran Aldea
Muy rápidamente, el Ayuntamiento de Madrid se puso en contacto con Rodríguez para comunicarle que el monumento sería sometido a trabajos de limpieza. Y, con similar cortesía, él hizo un video para mostrar la efigie remozada y dar las gracias a las autoridades.
No es esta la primera vez que Manuel Rodríguez (Caracas, 15 de mayo de 1968) se ocupa de los asuntos del Libertador en la capital española. Muy por el contrario. Rodríguez, quien se desempeña como coordinador de La Causa R en España y presidente de La Plataforma Ayuda Venezuela, es el entusiasta creador (y guía) de la Ruta de Bolívar en Madrid, un recorrido de dos horas, por dos kilómetros y medio, para señalar puntos relacionados con la peripecia del gran caraqueño, de cuyo nacimiento se cumplen hoy 237 años.
Las reservaciones se hacen por WhatsApp, por el teléfono: 664.20.00.85. Con eso, y con un aporte de 5 euros, los participantes se apuntan a una caminata con diez estaciones, “Nos paramos en los sitios donde El Libertador vivió, por donde entró a Madrid, donde estudió, donde estuvo preso… incluyendo”, dice Manuel Rodríguez, “una en locales de venezolanos, como Mándalo o La Cacheterie, donde nos tomamos un descanso y una bebida. Así apoyamos a venezolanos emprendedores. No es gran cosa, pero en vez de gastarlo en otro sitio, lo poquito que sea lo gastamos con paisanos”. También puede encontrarse información en la cuenta de Facebook: Simón Bolívar en Madrid.
Al preguntarle por su origen, Manuel explica que nació en el hogar de una pareja de gallegos avecindados en Caracas. “Un hogar de clase media, gente trabajadora. Mi padre tenía negocios. Le fue bien. Mi madre, a veces, trabajaba en asuntos de decoración, hacía cortinas y otras cosas. Mis padres nacieron en Galicia, pero se conocieron en Venezuela, donde se enamoraron el uno del otro y los dos del país, tanto que mi padre falleció el año pasado, allá. Nunca quiso regresar a España. Y mi madre lo mismo, no se quiere venir a España, a pesar de la terrible situación allí. Eso da la medida del amor de mis padres hacia el país y el sentimiento de gratitud por todo lo que este les dio”.
-Mi madre -sigue Manuel- llegó a Venezuela siendo una adolescente, porque su padre, mi abuelo, había llegado antes huyendo de la dictadura de Franco. Mi abuelo fue un luchador, un maquis, un personaje que aparece en los libros de memoria histórica de España, un auténtico héroe de la Guerra Civil española. Al triunfo de Franco, ante la posibilidad de ser fusilado, se vio obligado a exiliarse. Creo que heredé de él su espíritu de lucha por la libertad y por la democracia, que me ha sostenido en los momentos más difíciles.
Manuel empezó a trabajar desde muy joven. “Como me iba bien, no me preocupé por ir a la universidad. Pero lo que sí hice, desde muy niño y estimulado por mis padres, fue estudiar la historia de Venezuela. En mi casa estaban muy presentes los libros de Guillermo Morón y de otros historiadores. Entonces no sabía lo cruciales que esas lecturas serían para mí”.
Desde 2013, Manuel Rodríguez es coordinador de La Causa R en España. “Yo no veo”, dice, “en otro partido que no sea La Causa R. Para mí, este es el partido de la gente más honesta, más seria y de valores más afines. Más que un partido, somos un movimiento. Aquí no hay dogmas; aquí lo que hay es lucha, activismo, debate de ideas y búsqueda de lo mejor para Venezuela”.
Al preguntarle en qué consiste su trabajo como coordinador de La Causa R en España, explica: “Mantengo contacto con muchos políticos europeos. He estado, por ejemplo, en el Parlamento Europeo, invitado por Beatriz Becerra, por quien tengo un inmenso aprecio y gratitud por su apoyo a la causa venezolana. La verdad es que he recibido un trato muy amable de los políticos españoles y he encontrado que muchos de ellos se han preocupado genuinamente por Venezuela, por la grave situación que atravesamos. Con esos apoyos, desde mi plataforma ‘Ayuda Venezuela’ hemos recabado ayuda para Venezuela, e impulsado unas 36 mociones, de las cuales la mitad han sido aprobadas en ayuntamientos, en el Congreso, en el Senado y en gobiernos regionales, pidiendo la apertura del canal humanitario y la liberación de los presos políticos. La más importante es la que trabajé, en 2018, junto a Ciudadanos y a otros venezolanos que me ayudaron, como el Chato Guédez, Fernando Gerbasi, Tomás Páez, Léster Toledo y el alcalde Antonio Ledezma, para que el Congreso de España desconociera las elecciones del 20 de mayo en Venezuela. Eso fue un logro muy satisfactorio, porque implicó alinear a las fuerzas políticas opositoras en Venezuela y poner de acuerdo a muchos partidos españoles”.
Manuel se fue de Venezuela en mayo de 2003. Ya lleva más de 17 años en el país de sus padres. “Yo tenía una tienda de decoraciones en Anaco y la situación se estaba empezando a poner fea. Los terribles despidos de PDVSA, las expropiaciones, el discurso de violencia desde el alto gobierno… Me fui a Caracas para participar en las manifestaciones y ahí se me hicieron claras muchas cosas… Una noche pensé que la dictadura chavista duraría 20 o 30 años, y dos semanas después ya estaba en el aeropuerto con un pasaje a Madrid. Llegué con perdigonazos en las piernas y las peores fantasías en el corazón. Desde luego, mis raíces españolas me han facilitado mucho las cosas y vine en una época buena. Ha sido una especie de montaña rusa: Me ha ido muy bien en algunos momentos y en otros, muy mal. Pero ya he empezado otra vez en un trabajo estable”.
La Ruta de Bolívar en Madrid empezó hace cuatro años. “Eran momentos muy difíciles en España, conseguir trabajo era muy cuesta arriba. Tuve que inventarme algo. Y unos queridos amigos, Edgar y Sonsoles, los dueños de Arepa Olé, que sabían que soy un estudioso de la vida de Bolívar, me entusiasmaron para hacer esto. Al principio, el precio del recorrido incluía una arepa aportada por ellos, quienes también me ayudaron con las redes sociales para divulgar la actividad. Pero hace un año y medio, me estabilicé en un trabajo y ahora lo hago para ayudar a venezolanos en situación vulnerable. No es mucho. Vienen entre seis y doce personas. A veces, vienen muy pocos y esto se traduce en una escasa recaudación. Pero yo sigo. En la ruta. En la lucha. Hasta que podamos regresar a Venezuela”
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