En un documento firmado por los presidentes de 28 colegios de enfermería del país denunciaron que cuatro de cada 10 hospitales no dispone de ningún equipo para evitar el contagio y en 46 % su disponibilidad es intermitente. La falta de enfermeros también es grave. En solo cinco años el gremio ha disminuido de 100.000 a 60.000.
El gremio de los enfermeros en Venezuela está muy preocupado por las condiciones en que deben enfrentar la COVID-19. En un documento suscrito por 28 presidentes de los colegios profesionales de enfermería del país, se instó al gobierno a declarar estado de emergencia para atacar la deficiente situación, la falta de profesionales y la ausencia de equipos de protección contra el coronavirus.
Señalaron que en una encuesta sobre dotación de equipos de protección, realizada por la organización gremial en los principales centros de salud del país, hallaron que en 40% de los hospitales no se cuenta con equipos de protección contra el coronavirus. En 46.6% su distribución es intermitente. Solo en 12.5% los hay.
Situación laboral
Los profesionales de la enfermería reconocieron que la situación laboral es cambiante “y con tendencia a la desmejora permanente, materializada por violaciones de derechos humanos continuada”. Por ello solicitaron un plan de empleo que incluya mejoras socioeconómicas.
Refirieron que existe un déficit de enfermeros en instituciones públicas de salud. “Para 2015, el sector público contaba con más de 100.000 profesionales. Hoy apenas se cuenta con unas 60.000 enfermeras. La disminución de los profesionales de la enfermería es de 40%”.
La misiva está dirigida a Alfredo Ruiz Angulo, defensor del Pueblo y a Carlos Alvarado, ministro para la Salud. Indican en ella que la sobrecarga laboral a la que se ven sometidos en medio de la pandemia, genera mayor riesgo y estrés.
“Queremos dejar constancia que existe un marcado déficit de profesionales de la enfermería. El personal renuncia por los bajos salarios, malas condiciones laborales, agresión laboral si exigen derechos reivindicativos y ausencias de incentivos, entre otros”, expresaron en el texto.
Riesgos laborales
Otro aspecto que abordaron los enfermeros del país es cómo contener y mitigar a la COVID-19. Recordaron que es fundamental contar con Equipos de Protección Personal (EPP) para cumplir con los protocolos y estándares internacionales.
Reiteraron que el gremio de enfermeros es el primer eslabón en la atención y contacto con el paciente en todos los ámbitos de atención médica. Esto incluye centros de servicios de salud, áreas comunitarias, clínicas, aislamiento, servicios de emergencia, terapia intensiva, quirófanos y otros.
“Nuestros agremiados protestan con frecuencia que deben autosuministrarse las mascarillas para poder trabajar», expresan.
Lo grave es que esas mascarillas que ellos mismos consiguen son artesanales, en vez de las profesionales que filtran 95 % de ls agentes patógenos.
La mascarilla se la deben suministrar ellos mismos.
Explicaron que otros insumos tan necesarios como guantes son insuficientes. Aseguraron que hay desconocimiento sobre disponibilidad de los EPP para la atención de casos sospechosos o confirmados de COVID-19.
Silencio epidemiológico
“Existe un silencio epidemiológico en los datos de profesionales de la salud contagiados. Esto impide a los gremios observar las estadísticas de la salud de sus miembros, que se requieren para la implementación de políticas y protocolos de salud acordes a la realidad de la pandemia», explicaron los voceros.
Exigieron que les suministren información veraz y precisa de la situación epidemiológica de sus colegas enfermeros . Solo así pueden prevenir lo que calificaron como situaciones indeseadas.
Solicitaron conocer la cantidad de EPP disponibles para los trabajadores sanitarios y que se informe a los colegios profesionales de cada región. “Que se nos permita hacer estudios de investigación de campo y sus reportes a la comunidad científica”.
Sin agua
El gremio además alertó que se mantienen los problemas con el suministro de agua en hospitales y ambulatorios.
“Persiste la intermitencia e irregularidad en el suministro de agua en los centros de salud. En muchos casos donde sí hay agua están deteriorados las llaves y grifos. Deben mantener el agua en envases».
Cumplir con medidas higiénicas como el lavado de manos es complicado. De manera que se reduce el número de veces para la higiene de los enfermeros.
Añadieron que en muchos casos tampoco cuentan con productos como cloro, jabones de mano, gel antibacterial, entre otros requerimientos que escasean en los centros dispensadores de salud.
Lidiar con las amenazas
Como si lo expuesto fuese poco, los enfermeros también tienen que lidiar con las amenazas, estigmatizaciones y represalias del gobierno. La más afectada es la dirigencia del gremio por denunciar las malas condiciones de sus sitios de trabajo. Recordaron que en 2017 fue detenido injustamente Julio García, presidente del Colegio de Enfermeros en Carabobo.
En tiempos de pandemia, dice el documento, pareciera acrecentarse el riesgo, al iniciarles procedimientos amañados e irregulares que pone de manifiesto “la intolerancia social de un sistema gubernamental que no considera el dialogo social entre los actores sociales del sistema de trabajo”.
Algunos directivos han recibido amenazas gubernamentales. Así ocurrió con Hania Salazar, presidenta del Colegio de Profesionales de Enfermería de Zulia; Noris Araujo, del Colegio de Trujillo; y Yesika Vidal, del Colegio de Aragua, entre otras.
Monitor Salud: 10 trabajadores murieron
Representantes de Monitor Salud también dieron a conocer su informe sobre la pandemia por COVID-19. Señalaron que el mes de julio inició con un panorama oscuro para el sistema de salud en Venezuela. Se reportaron más de 6.000 casos positivos de coronavirus y la muerte de al menos 10 trabajadores del sector. Ellos denuncian que el personal de salud que está en primera fila contra la pandemia está desprotegido.
Indicaron que desde que comenzó la cuarentena en el país, el 13 de marzo, 68,6% de los trabajadores de la salud han asistido a sus labores sin alimentarse bien. “El 45,7% ha faltado a su puesto de trabajo por no tener qué comer”.
Mientras que el 69,1% no ha acudido a su sitio de trabajo por no tener el dinero para movilizarse, tanto por la escasez de efectivo como por el bajo salario del personal.
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