A principios de junio, el Ministerio de Agricultura de China publicó una lista con las 33 especies que pueden ser criadas en el país para su consumo. Y en esta lista, por primera vez, no aparecía el perro. Es decir, que los canes dejaban de ser un plato de comida para convertirse, con todas las de la ley, únicamente en mascotas. La nota ministerial apuntaba a que este animal ya no se consideraba ganado y que se prohibía su cría en las granjas para el consumo humano.
«Hoy en día, los perros tienen otros usos, reflejados en las funciones de animal de compañía. Tienen una relación más cercana con los seres humanos», fue la explicación que dio el Ministerio. Los colectivos animalistas lo aplaudieron. Llevaban años reclamándolo. Organizaciones como Humane Society International (HSI) estiman que anualmente se matan entre 10 y 20 millones de perros en China por su carne. Y esta medida al fin sacaría a los perros del menú. O eso se creía.
Desde 2009, en la ciudad de Yulin, al sudeste de China, los perros han sido los protagonistas de un polémico festival de comida. Comenzó en 2009 para marcar el solsticio de verano. Hasta 15.000 eran cocinados para el evento. Con la prohibición del Gobierno se creyó que este festival no volvería a ocupar ninguna noticia en los medios por la misma razón de todos los años. Pero esta semana, Yulin ha vuelto a abrir su feria anual de carne de perro en plena pandemia.
El festival dura 10 días. Y, además de la carne que se puede comprar para cocinar en casa o degustar en ollas, se exponen en jaulas perros vivos para los miles de visitantes que acuden cada año. Desde Humane Society International, el especialista de políticas en China, Peter Li, ha pedido en nombre de su organización y de las millones de firmas que han recogido, que el festival de Yulin «se celebre por última vez, no solo por el bien de los animales sino también por la salud y seguridad de su gente».
Peter añade que estas reuniones masivas para consumir carne de perro en mercados y restaurantes «plantean un riesgo significativo para la salud pública». Sobre todo si recordamos que la actual pandemia se originó, supuestamente, por el consumo de alguna especie salvaje en un mercado de Wuhan que no pasaba los controles sanitarios oportunos. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ya advirtió además que el comercio de perros propaga la rabia y aumenta el riesgo de cólera.
Según la organización animalista, la mayoría de los perros atrapados en el comercio de carne de China son extraviados de las calles y mascotas robadas. Normalmente, estos canes son golpeados hasta la muerte y después se los coloca en una máquina de depilación para quitarles el pelo.
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