La historia de Alex Saab con el gobierno chavista comienza de la mano de Piedad Córdoba; la ex senadora colombiana, quien mantuvo cercanos vínculos con Hugo Chávez y es aliada regional de Nicolás Maduro, es señalada de haberle abierto las puertas de la revolución chavista (y con ella a la maquinaria de la corrupción bolivariana) al empresario natural de Barranquilla.
Antes de convertirse en uno de los más importantes contratistas del gobierno chavista, Alex Saab tenía una empresa de comercio exterior denominada Shatex, S.A. en Barranquilla, Colombia. Entre 2008 y 2009 los pagos a las importaciones hacia Venezuela de Shatex quedaron varados pues Chávez había cesado los pagos a varios proveedores colombianos, en represalia por la crisis que existía con el gobierno de Álvaro Uribe.
En este punto, Alex Saab decide buscar apoyo de políticos que lo ayuden a recuperar las facturas por cobrar que estaban en Venezuela.
Según fuentes consultadas por el diario colombiano El Espectador «fue entonces cuando Saab recibió el apoyo de Piedad Córdoba para que recuperara los dineros que tenía perdidos en facturas por cobrar en Venezuela. Esa gestión generó vínculos con el gobierno de Chávez y así Saab empezó a colaborar a otros empresarios para que les pagaran sus deudas».
Saab usó la influencia y cercanía que tenía Piedad Córdoba en el gobierno de Hugo Chávez para abonar su camino a la cumbre de los negocios con el Socialismo del Siglo XXI.
En noviembre de 2011, en presencia de los presidentes de Colombia y Venezuela, Alex Saab representó a su empresa Fondo Global de Construcción, en la firma de un contrato por 685 millones de dólares para la venta de casas prefabricadas para «Misión Vivienda». Las casas serían importadas desde Ecuador, donde también establecieron una triangulación criminal llena de irregularidades.
Petro y el petróleo
Hasta ahora no se han mostrado evidencias de que Saab haya entregado dinero o comisiones a Cordoba, aunque la dirigente izquierdista colombiana no es la única mencionada en relación a Saab.
Sin embargo, el principal socio de Saab es el también colombiano Alvaro Pulido Vargas, sobrino de Piedad Córdoba, y de quien se especula es el representante de la ex senadora en los negocios del conglomerado de Saab.
Saab, sin embargo, no es el único personaje de la izquierda política colombiana que ha salido a relucir en la gigantesca trama de este barranquillero que llegó a convertirse en el mayor testaferro de Nicolás Maduro.
La otra figura es Gustavo Petro. En 2015 surgió el escándalo por el contrato de $4.500 millones de dólares que la empresa Trenaco firmó con PDVSA. La irregularidad se presentó cuando informes comprobaron que Alex Saab logró a dedo la adjudicación de dicho contrato en Venezuela, pues la sociedad no contaba con la experiencia para hacerlo.
Fue tanta la presión que el negocio se cayó antes de comenzar, pero algo quedó: el apoderado de Trenaco era concuñado del ex candidato presidencial colombiano Gustavo Petro, el abogado Carlos Gutíerrez Robayo. (Según información publicada por el portal Armando.info, La esposa de Gutiérrez Robayo, María Teresa Alcócer García, es hermana de la esposa de Petro, Verónica Alcócer García).
Gutiérrez Robayo apareció además como socio de Saab y Pulido en el directorio de la empresa Trenaco, una firma a traves de la cual Alex Saab obtuvo un contrato de Pdvsa por $4.500 millones para activar 600 pozos en la Faja Petrolífera del Orinoco.
Sepultado sin Piedad
La última vez que se reportaron declaraciones de Piedad Córdoba sobre Alex Saab fue en 2018. En ese entonces Córdoba estaba siendo señalada por el financiamiento de un reciente viaje a los Estados Unidos.
Córdoba desmintió que en sus visitas a Estados Unidos para entrevistar a ex paramilitares en prisión se hubiera movilizado en un carro del polémico empresario Alex Saab, ya investigado en ese entonces por lavado de activos y nexos criminales con Nicolás Maduro.
«Yo le notifiqué a la entonces embajadora Carolina Barco que me iba a movilizar en un carro de la embajada de Venezuela porque también estábamos mediando en la liberación de secuestrados, con el visto bueno del gobierno de Uribe», explicó Córdoba a El Tiempo.
«La última vez que vi a Saab fue hace tres años en Caracas», dijo.
Piedad Córdoba completó su declaración dejando claro que «él (Saab) está bien posicionado en Venezuela. No necesita de mí, habla más fácil con Maduro que cualquiera».
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