Alias Wilexis fue hace un mes -y por unas horas- el delincuente más buscado de Venezuela. Este dueño de los cerros de Petare, en el este de Caracas, desató hasta la ira de Nicolás Maduro. Pero hasta ahora sigue vivo, y según sus vecinos, controla otra vez la vida y la muerte en la barriada pobre más grande de Venezuela.
Petare, el conjunto de barriadas pobres más hacinado de Venezuela y acaso de América Latina, estuvo hace un mes en manos de fuerzas especiales de élite de policías y militares del chavismo. El despliegue de unos 200 hombres con sus rostros cubiertos por pasamontañas y apoyados con helicópteros y patrullas blindadas, fue ordenado por Nicolás Maduro para capturar al «pana» Wilexis, el delincuente dueño y señor de ese territorio del este de Caracas.
La ocupación duró hasta el día 9 de mayo, y la temida Fuerza de Acciones Especiales (FAES) de la Policía Nacional, ejecutó a una docena de personas, a quienes despachó con la consabida etiqueta de «delincuentes abatidos en enfrentamientos».
La FAES, un grupo de exterminio del chavismo que exhibe una foja de más de 5.000 ejecuciones extrajudiales y es cuestionado hasta por la ONU, incluso ametralló a un joven que estaba de rodillas clamando por su vida, mientras los padres del presunto trataban de explicar que era la persona equivocada.
Brian Cedeño se llamaba. Una gorra, y su parecido con un hermano que al parecer sí era delincuente, lo sentenciaron a la pena de muerte que aplica la FAES a discreción.
La madre de Cedeño denunció en un video que hasta enfrentó problemas para enterrar el cuerpo.
Este brazo armado del chavismo también se llevó preso a un ya olvidado dirigente político local, llamado Junior Pantoja, ex concejal del partido opositor Primero Justicia.
«Se lo llevaron vivo», denunciaban los vecinos de este hombre que atendía un comedor para niños desnutridos.
Pero hasta hoy Wilexis sigue libre.
La supuesta búsqueda frenética del antisocial ha sido otra excusa para una vieja práctica de las fuerzas del Estado al mando del chavismo: disparar primero y averiguar después.
Petare, el viejo Este
La cotidianidad en este complejo de construcciones precarias, escaleras de concreto y estrechas calles que serpentean por las colinas, ha regresado en estos días de junio. La banda criminal del Wilexis sigue cobrando extorsión a los pequeños comerciantes de la zona, sus cuadrillas de hombres flacos y mal vestidos, portando fusiles de asalto, continúan paseando por ahí.
En barriadas como José Félix Ribas, una de las más tormentosas de Petare, los problemas cotidianos son los mismos: no llega el agua, los apagones son frecuentes, la basura desborda los contenedores y en las últimas horas las lluvias tropicales inundaron varias casas.
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