Los trabajadores mexicanos de la salud, que arriesgan sus propias vidas para salvar a los demás, se enfrentan también a otro tipo de problemas. Desde el inicio de la pandemia del coronavirus, se registran numerosas denuncias de sanitarios que sufren agresiones, abusos y ataques.
Ligia Kantun, enfermera quirúrgica en la ciudad de Mérida, en el estado Yucatán, fue atacada al salir de su trabajo portando su uniforme sanitario. Al llegar a una tienda de autoservicio, un hombre que circulaba en un coche le aventó café caliente en la espalda y le gritó «infectada».
«Llevo 40 años en el sector salud. He vivido la epidemia del cólera y de la influenza y jamás en mis 40 años de servicio institucional en el sector salud había yo recibido este tipo de agresión y este tipo de miedo que ahorita existe en la gente, jamás lo había visto», relata.
Blanco de insultos
Ser blanco de insultos, negarles el acceso a unidades de transporte público, no permitirles entrar a sus hogares o rociarlos con líquidos de limpieza como cloro; todos son hechos reales que han denunciado trabajadores de la salud.
El Gobierno de México desplegó a miembros de la Guardia Nacional en varios hospitales del país y los estados han endurecido sus multas y sanciones para quien violente a personal médico con hasta ocho años de cárcel.
La Secretaría de Salud también trató de sensibilizar a la población con el testimonio de una jefa de enfermería quien pidió respeto para su gremio.
«Duele hablar de esto. Duele hablar de lo que le pasa a tu gente, duele hablar de los trabajadores de la salud que también somos personas, que también tenemos familia y que hoy estamos dejando muchas cosas. Estamos dejando nuestras casas, nuestra familia, estamos dejando nuestra vida», comentó entre sollozos Fabiana Maribel Zepeda, jefa de Enfermería del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
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