En Venezuela tenemos más de 20 años en el mismo tablero, intentando dentro de aciertos y desaciertos destronar a quienes una vez llegaron disfrazados de demócratas y resultaron ser unos criminales que mantienen a nuestro país hundido en la miseria.
En el ajedrez, todas las piezas del juego están alineadas, desde los peones hasta el mismo rey, unidos bajo la pericia y destreza de quien mueve cada trebejo.
Menciono lo anterior, puesto que luego de tantos años, es la primera vez que tenemos una oportunidad tan clara de liberar a Venezuela y hemos llegado hasta este punto, juntos. Pero para jugar juntos, debemos estar alineados. Así funciona el ajedrez y también el juego político para la resolución de conflictos.
El gobierno interino, sin duda, ha cometido errores, pero también ha logrado avanzar en el tablero. No es poca cosa haber conseguido el apoyo de una coalición de más de cincuenta países, la recuperación y protección de los activos de Venezuela en el exterior, el reconocimiento de la Organización Naciones Unidas de la emergencia humanitaria y la constatación de las grandes violaciones de los derechos humanos por parte del régimen. Hoy el dictador está desnudo y, por si fuera poco, solicitado junto a su entorno más cercano por narcotráfico. Hoy el mundo sabe que Venezuela está secuestrada por un cartel y reconoce que urge una salida para el restablecimiento de la democracia. Pero es muy difícil luchar contra un régimen narcoterrorista con detractores de la unidad quienes desde afuera o incluso dentro del gobierno interino, intentan al parecer, frenar los avances que permitan acabar con la tiranía e imponer agendas personales.
Mientras todo esto ocurre, el venezolano sigue padeciendo la peor crisis que haya enfrentado: El éxodo masivo de venezolanos, la escasez de alimentos, el poco poder adquisitivo, la escasez de agua y la falta de electricidad a las que se suman la problemática de la gasolina y el gas doméstico. En fin, una pesadilla que estamos obligados a terminar.
Es momento de avanzar junto a quienes en realidad están dispuestos a dejarlo todo para ganar la partida. En el juego de los 64 cuadros, tres peones son más útiles que un caballo al final del juego, pero en la mitad de una partida, un caballo es más determinante. El dictador y su cartel por primera vez en muchos años están en jaque, pero pareciera que hay algunos que se niegan a dar el mate.
Creo firmemente en este proceso encabezado por el caballo de 36 años a quienes muchos ni le conocían y que en menos de 15 meses ha logrado trancarle el juego al dictador.
Terminemos la partida, con quienes en realidad tengan el compromiso de dar el mate y recuperar de una vez por todas la libertad de nuestro país.
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