Ya no quedan dudas. Las más altas autoridades del mundo comienzan a enviar mensajes en la misma dirección. Que la crisis económica será peor a lo previsto y que habrá que hacer nuevos esfuerzos. El martes habló la directora Gerente del FMI. Y este miércoles lo hizo el presidente de la Reserva Federal de los Estados Unidos. Jerome Powell pronostica una recuperación más lenta, y alerta de “riegos a la baja”, o lo que puede interpretarse como recaídas en el comportamiento de la economía.
Juan Carlos Zapata / ALnavío
De plano habrá que descartar que la economía caerá 3% en 2020. El FMI va a revisar ese pronóstico. Y desde ya la directora Gerente del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva, advierte de “perspectivas aun peores”. El punto es que los datos aportados por algunos países han sido más negativos que los contemplados originalmente. De modo que en junio el FMI revisará lo adelantado hasta ahora. Y las noticias, según Georgieva, no serán buenas. “Habrá más malas noticias en términos de cómo vemos 2020”.
Si alguna expectativa levantó la apreciación de la jefa del FMI, más lo hizo este miércoles la intervención del presidente de la Reserva Federal. Jerome Powell fue enfático: “El camino que tenemos por delante es a la vez altamente incierto y sujeto a riesgos a la baja”. Ya se sabe cuando una autoridad de este calibre habla de futuro incierto. Sobre todo cuando toda voz experta, como la de Powell, refirma que “el alcance y la velocidad de esta desaceleración no tiene precedentes modernos, son considerablemente peores que todas las recesiones registradas desde la Segunda Guerra Mundial”.
El temor adicional en los cálculos de los expertos es que esta sea una crisis prolongada. De la profundidad, se ha adelantado que es peor que la Gran Recesión de 1929. De cuándo acabe, nadie puede asegurarlo. Ya que, lo dijo Georgieva, la crisis aun está en una fase de expansión. “Sin soluciones médicas a escala global, para muchas economías es probable un desarrollo más adverso”.
Powell, por su parte, señala que las crisis prolongadas y profundas provocan daños también duraderos en la capacidad productiva. Entonces llegan las quiebras. Sufren los hogares y las empresas. Y cuando esto ocurre, la víctima es la economía. En su opinión, “es devastador” el balance del coronavirus tanto en términos humanos como económicos.
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