La participación de ex soldados norteamericanos generó el interés de los fiscales para establecer si se violaron leyes norteamericanas tanto en los entrenamientos como en las incursiones que tuvieron lugar el pasado domingo en Venezuela.
La fiscalía federal del Distrito Sur de la Florida, con sede en Miami, considera poner la lupa sobre las actuaciones de ex soldados norteamericanos en la llamada Operación Gedeón, por potenciales violaciones a leyes federales, y por poner en riesgo potencial a otros operadores por la fallida incursión militar en Venezuela.
La investigación, entre otros aspectos, abordará la actuación del ex boina verde Jordan Goudreau, y buscará establecer si se violaron leyes que ameritan la apertura de un proceso criminal. Se usarán para tales indagaciones una serie de comentarios contradictorios que el ex combatiente estadounidense ha hecho desde que un pequeño grupo de combatientes voluntarios, a los que él presuntamente entrenaba, lanzó el pasado domingo una incursión con la idea de derrocar a Nicolás Maduro.
Miembros del Congreso de los Estados Unidos han consultado al Departamento de Estado sobre si conocía los planes de Goudreau, mostrando preocupación por una posible violación a las reglas del tráfico de armas.
Desde antes de la incursión fallida, una investigación de la agencia Associated Press (AP) colocó a Goudreau en el centro de un complot tramado con Cliver Alcalá Cordones, un ex general del ejército chavista, con quien coordinaba el entrenamiento secreto de docenas de militares venezolanos en campamentos secretos en Colombia, para llevar a cabo una operación rápida contra Maduro.
Los hombres habrían estado siendo preparados para el combate en tres campamentos rudimentarios en Colombia con la ayuda de Goudreau, quien es cabeza de la compañía Silvercorp con sede en Florida, según dijeron varias fuentes al periodista Joshua Goodman.
Sin embargo el complot parecía tener la marca del fracaso pues carecía del apoyo de la administración Trump, además de estar infiltrado por una vasta red de inteligencia entrenada por Cuba, aliada de Maduro.
Una de las fuentes de AP sugirió que quizás el trabajo del ex boína verde, puede haber violado las leyes que requieren la aprobación del Departamento de Estado para que cualquier compañía estadounidense suministre armas así como entrenamiento y asesoría militar a personas o grupos extranjeros.
Sean McFate, ex paracaidista del ejército estadounidense que trabajó como contratista militar privado, dijo que «sólo los comentarios públicos de Goudreau muestran que estaba exportando su experiencia letal a un país extranjero».
La posible participación en el contrabando de armas que se le atribuye a Goudreau, se deriva de la incautación el 23 de marzo por la policía de Colombia, de un arsenal de armas que eran transportadas en un camión y sobre las que Alcalá Cordones aceptó ser el responsable, poco antes de rendirse para enfrentar cargos de narcotráfico por los que estaba buscado en Estados Unidos, en el mismo caso por el que fue acusado Nicolás Maduro.
El lote de armamento tenía un valor cercano a los 150 mil dólares e incluía telescopios, lentes de visión nocturna, radios bidireccionales y 26 rifles de asalto de manufactura estadounidense con los números de serie borrados. Además quince cascos de color marrón, que fueron incautados por la policía, habrían sido fabricados por High-End Defense Solutions, un proveedor de equipos militares con sede en Miami y que sería propiedad de una familia venezolana en la Florida, según informaron los funcionarios colombianos.
Goudreau habría visitado High-End Defense Solutions entre noviembre y diciembre, al parecer para obtener armas, según informaron a AP dos ex soldados venezolanos que afirman haber ayudado a los estadounidenses a seleccionar el equipo pero que luego se enfrentaron a Goudreau en medio de acusaciones de que eran infiltrados del régimen de Caracas.
Dos funcionarios norteamericanos comentaron que un informante se acercó a las oficinas de la DEA en Colombia, antes de la incautación de armas para indicar, sin pruebas, que Goudreau estaría involucrado en este presunto contrabando de armas.
En el momento Goudreau no era reconocido por la DEA, por lo que no se abrió una investigación y en sus sospechas destinaban esas armas que luego se incautaron, a grupos guerrilleros de izquierda o pandillas criminales colombianas, no a un ejército de voluntarios venezolanos.
Por su parte, funcionarios del Congreso estadounidense se han mostrado preocupados y desde el partido demócrata han contactado al Departamento de Estado a inicios de esta semana para buscar informaciones sobre cualquier posible contacto con Goudreau para confirmar si su trabajo pudo haber violado las Regulaciones del Tráfico Internacional de Armas.
Goudreau, galardonado en tres oportunidades con la Estrella de Bronce, insiste en que su trabajo ha sido proporcionar asesorías estratégicas a los combatientes y que para eso no requiere licencias especiales, pero reconoció haber enviado a la incursión a dos amigos de las fuerzas especiales asociados con su empresa y que ahora están detenidos por el gobierno de Maduro después de que se frustraran las operaciones.
El boína verde, dijo el lunes en entrevista telefónica a AP que «debes introducir un catalizador. De ninguna manera estoy diciendo que 60 hombres pueden entrar y derrocar un régimen. Estoy diciendo que 60 hombres pueden entrar e inspirar a los militares y la policía para que den la vuelta y unirse a la liberación de su país».
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