La Autoridad de Transporte de la ciudad de Nueva York acaba de anunciar un nuevo programa de desinfección por el que se instalarán lámparas ultravioleta de alta potencia en vagones de metro y autobuses. ¿Cómo harán para que la luz mate virus y no pasajeros? la respuesta está en algo llamado far-UVC.
Las frecuencias de luz en el espectro ultravioleta C (UVC) se usan desde hace tiempo en la desinfección de instrumental médico. La radiación rompe el ADN y ARN de las células, interfiriendo con sus funciones vitales. En esencia, les causa un cáncer fulminante. El problema de las radiación ultravioleta en altas dosis e que también es cancerígena para los seres humanos. Puede causar melanomas (cáncer de piel) y provocar daños en la retina. Por esa razón los sistemas de desinfección por luz ultravioleta siempre funcionan en cámaras cerradas que dejan de emitir radiación si una persona las abre o manipula.
¿Cómo van a hacer en Nueva York para que metros y autobuses no causen cáncer a sus pasajeros. La respuesta está en un espectro muy específico de la radiación ultravioleta denominado far-UVC (UVC lejana) que se sitúa entre los 207 y los 222 nanómetros. El uso de esta luz para desinfección de lugares públicos fue propuesto por un equipo de científicos de la Universidad de Columbia en febrero de 2018. En el correspondiente estudio publicado en la revista Nature Scientific Reports, los investigadores explicaban:
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Las enfermedades microbianas transmitidas por el aire, como la gripe o la tuberculosis, representan importantes retos para la salud pública. Un enfoque directo para prevenir la transmisión en el aire es la inactivación de los patógenos cuando están en el aire. En este sentido, el potencial antimicrobiano de la luz ultravioleta UVC en el aire se conoce desde hace mucho tiempo. Sin embargo, su uso generalizado en entornos públicos es limitado porque las fuentes de luz UVC convencionales son tanto cancerígenas como cataractogénicas.
Por el contrario, hemos demostrado previamente que la luz UVC lejana (207–222 nm) inactiva de forma eficaz las bacterias sin dañar la piel de los mamíferos expuestos. Esto se debe a que, debido a su fuerte capacidad de absorción en materiales biológicos, la luz UVC lejana no puede penetrar ni siquiera las capas externas no vivas de la piel o el ojo humano. Las bacterias y los virus, en cambio, tienen una “piel” mucho más fina de menos de un micrómetro, por lo que la radiación UVC lejana puede penetrar en estos organismos y neutralizarlos.
De hecho, estos mismos científicos de la Universidad de Columbia son los que colaborarán con la Autoridad de Transporte de la ciudad de Nueva York en la instalación de las nuevas lámparas. La idea es comenzar la instalación en un puñado de vagones y autobuses el próximo 11 de mayo.
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