«Nunca les mentiré», dijo el viernes 1 de mayo Kayleigh McEnany, la nueva portavoz de la Casa Blanca, al relanzar una tradición perdida: las ruedas de prensa cotidianas.
AFP
Rompiendo con una práctica firmemente establecida durante décadas bajo presidentes republicanos y demócratas, la Casa Blanca había abandonado este ritual hace más de un año, dejando al presidente Donald Trump ser su propio vocero.
La joven secretaria de prensa de 31 años marcó su estilo en un sorprendente contraste con Stephanie Grisham, a quien reemplazó a mediados de abril y que nunca había aparecido en el podio.
Los portavoces anteriores, Sarah Sanders y Sean Spicer, estuvieron mucho más presentes en la sala de prensa James Brady, aunque Sanders dejó de hacer sesiones informativas en marzo de 2019.
Combativa, pero lejos de los agresivos ataques del presidente contra los medios de «noticias falsas» y los «enemigos del pueblo», McEnany respondió el viernes a las preguntas de los periodistas durante 30 minutos.
La sala de prensa más famosa del mundo tiene 49 asientos, pero solo 14 fueron ocupados debido a las órdenes de distanciamiento social para evitar la propagación del nuevo coronavirus.
«Nunca les mentiré, tienen mi palabra al respecto», aseguró McEnany, señalando que prevé «continuar» con las sesiones informativas cotidianas.
Su profesión de fe en su honestidad y compromiso será, por supuesto, puesta a prueba en los hechos en los próximos meses.
«Obviamente no ha leído la descripción del trabajo», bromeó Julian Zelizer, profesor de ciencias políticas en la Universidad de Princeton en un tuit.
Graduada de las prestigiosas universidades de Georgetown y Harvard, Kayleigh McEnany, quien fue comentarista de Fox y CNN antes de convertirse en portavoz de la campaña 2020 de Trump, sabe que sus declaraciones serán cuidadosamente analizadas.
«Hechos alternativos»
El equipo de comunicaciones de Trump ha usado en el pasado extrañas contorsiones o formulaciones para defender o explicar las declaraciones del presidente.
Spicer, el primer portavoz de Trump, comenzó con el pie izquierdo.
Cuando apareció por primera vez en la Sala James Brady intentó torpemente defender al presidente, que había perdido los estribos después de comparaciones poco halagüeñas entre el tamaño de la multitud que se reunió para su inauguración el 20 de enero de 2017 y la de Barack Obama ocho años antes.
Cuando se le preguntó por qué Trump había presionado a Spicer para que dijera «mentiras», Kellyanne Conway, otra asesora del presidente, se sumó a la incomodidad al decir que el mandatario había presentado «hechos alternativos».
Desde entonces, esta extraña frase ha quedado asociada al equipo de Trump.
Después de haber hablado durante varias semanas desde esta emblemática sala para el reporte diario de la célula de crisis por la Covid-19, Trump ahora prefiere dirigirse a los periodistas desde la Oficina Oval o en ceremonias organizadas en los salones de la Casa Blanca.
«La mentalidad del presidente»
McEnany ha sido criticada en el en el pasado por diversos comentarios, entre ellos su apoyo a la teoría de la conspiración de Trump de que Obama no nació en Estados Unidos, una falsedad que muchos consideran racista.
Sin embargo, es vista como una operadora efectiva y endurecida por la batalla en un momento en el que Trump está tratando de superar la desaprobación generalizada por su manejo de la pandemia.
La Casa Blanca ha dicho repetidamente que Trump prefiere ser su propio portavoz, comunicándose directamente a través de Twitter y sus muchas interacciones directas con los periodistas.
Pero su imagen sufrió una grave herida autoinfligida la semana pasada cuando hizo la extraña declaración, desde la sala de prensa de la Casa Blanca, de que se podía inyectar con desinfectantes a los pacientes con coronavirus.
McEnany buscó el viernes mostrar su legitimidad para el cargo, subrayando su cercanía con Trump.
«Normalmente estoy con el presidente en la Oficina Oval, así que estoy constantemente con él, absorbiendo su pensamiento», dijo.
«Es mi misión traerles la mentalidad del presidente», añadió.
Se despidió invitando a todos a ver a Trump en Fox News el domingo, con un comentario que no pasó desapercibido: «Voy a acortar esto e ir a ver a mi pequeño de cinco meses».
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