Kim Yo-jong, la hermana menor de Kim Jong-un, es definida como implacable. Y es quien figura en la línea sucesoria del “líder supremo” de Corea del Norte en caso de que este muera. Es que los reportes que llegan de la península son sombríos: la vicedirectora de la televisión por satélite de Hong Kong HKSTV, Shijian Xingzou, aseguró que el norcoreano ya estaba muerto. Lo afirmó para sus 15 millones de seguidores en la red social chino Weibo, citando «a una fuente muy sólida”, aunque no dio más detalles. El medio norteameircano TMZ recogió este testimonio y lo publicó en su web.
Un poco menos drástico, aunque aún con pronóstico pesimista, un informe del semanario Shukan Gendai en Japón difundió que el dictador de Corea del Norte está en “estado vegetativo” después de haber sido operado del corazón a principios de mes. El medio citó a un médico chino enviado como parte del equipo para tratar a Kim Jong-un. La fuente citada por el medio japonés, y también difundida por el británico Daily Mail, afirmó que Kim Jong-un “estaba de visita en el campo cuando se agarró el pecho y cayó al suelo”. Informó, además, que un médico que estaba con él en ese momento le hizo la reanimación cardiopulmonar y lo acompañó al hospital.
En este escenario, la figura de su hermana emerge con fuerza. Ella fue quien ha diagramado cuidadosamente durante años la imagen de su implacable hermano en todo el planeta. Poco conocida, la mujer se ganó la confianza del Partido de los Trabajadores que comanda el país con mano de hierro. Fue luego de su participación estelar en los Juegos Olímpicos de Invierno de 2018 cuando el mundo la conoció (un poco) más. De acuerdo con reportes de inteligencia, en ella es en la única persona en quien confía Kim Jong-un.
En los últimos meses, sin embargo, su imagen pública creció. Fue luego de que insultara a Corea del Sur, al que llamó “un perro asustado que ladra”, por las quejas de Seúl respecto a un ejercicio militar cerca de la frontera. Más extraño aún, elogió a Donald Trump, quien le había enviado una carta a su hermano. Desde hace un tiempo se ha convertido en su vocera y representante ante el mundo. Nadie accede al dictador norcoreano como ella.
Poco se conoce de la vida de la “princesa norcoreana”. La menor de los hermanos del dictador Kim Jong-un es la única hija de Kim Jong-il y su consorte, la bailarina Ko Yong-hui. Según el Departamento del Tesoro de Estados Unidos, nació en Pyongyang el 26 de septiembre de 1989. No obstante, el servicio de inteligencia de Corea del Sur sostiene que nació en 1987, por lo cual su edad ronda entre los 30 y 32 años.
Como sus hermanos mayores, fue educada en Berna, la capital suiza. Bajo el alias Pak Mi-hyang, asistió durante varios años la escuela pública Liebefeld-Steinhölzli, la misma a la que fue Kim Jong-un, y vivió en un modesto apartamento cercano al instituto. Durante su tiempo en Berna, disfrutaba de las clases de ballet.
Según Kenji Fujimoto, el chef japonés que trabajó para la familia Kim durante varios años hasta que escapó en 2001, Kim Jong-il adoraba a su hija menor. La llamaba “dulce Yo-jong” o “princesa Yo-jong”. Se cree que “la princesa” regresó a Corea del Norte en el año 2000 o 2001, al mismo tiempo que Kim Jong-un. Una vez allí, completó sus estudios en la Universidad Kim Il-sung, en Pyongyang.
Tras el retorno a su país, “la princesa” no fue vista en público hasta el fallecimiento de su padre, casi diez años después. En aquella ocasión, apareció entre varios funcionarios en el funeral, a finales de 2011.
Su carrera política comenzó en 2014, cuando fue designada vicedirectora del departamento de Propaganda y Agitación del Partido de los Trabajadores, cargo por el cual fue condenada por los Estados Unidos por «abuso de los derechos humanos» y censura para ocultar «las conductas inhumanas y opresivas».
Según la inteligencia surcoreana, la joven suele “abusar de su poder” y castigar a los miembros de su departamento por “ofensas menores”. Es tal su confianza que Yo-jong fue quien acompañó a Kim a sus dos cumbres con Trump. Pero tras ello se le recomendó que mantuviera un perfil bajo, y durante un año la hermana del líder coreano estuvo apartada del politburó. Si bien nunca estuvo salpicada en cuestiones internas relacionadas con purgas y desapariciones, sabe todo sobre ellas y hasta aconseja a su hermano.
Se cree que su tía, Kim Kyong-hui, sirvió como modelo a seguir en su carrera política. Ambas desempeñaron el mismo papel de apoyo para sus hermanos, Kim Jong-il y Kim Jong-un, y ambas ocupan un cargo central en el país. Luego de Kyong-hui, que llegó al poder tras una trayectoria de tres décadas en el sector público, fue la segunda mujer en convertirse en miembro del politburó en un país con una fuerte tradición patriarcal. Antes de su nombramiento, ayudó a construir la imagen de su hermano entre 2010 y 2011, cuando este se preparaba para la sucesión hereditaria.
Por la fuerte tradición confucionista de Corea del Norte, para muchos es improbable que algún día se convierta en líder del país comunista. “Ella no puede ser líder. Es una mujer”, asegura Lim Jae-cheon, una experta en la familia Kim de la Universidad de Corea en Seúl. Pero tiene un papel importante que desempeñar. “Kim Yo-jong es muy influyente”, aseguró. Quizás el momento de una mujer al frente de la amenazante potencia nuclear haya llegado y cambie su rumbo de manera rotunda.
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