La Organización Mundial de la Salud (OMS) aseguró este martes que la evidencia recolectada hasta el momento sugiere que el coronavirus chino se originó en los murciélagos a fines de 2019 y no fue manipulado o fabricado en un laboratorio, después que varios medios estadounidenses señalaron como posible fuente del COVID-19 a un laboratorio de Wuhan, el cual desmintió categóricamente cualquier responsabilidad.
Por Infobae
“Toda la evidencia que tenemos sugiere que el virus tuvo un origen animal y no sufrió manipulaciones genéticas”, aclaró hoy la portavoz de la organización, Fadela Chaib y agregó que el reservorio natural del virus SARS-CoV-2 eran los murciélagos y que de allí llegó a una especie “intermediaria” desde la que saltó al hombre.
“Muchos investigadores han podido analizar las características genéticas del virus y no han encontrado indicaciones que apoyen la idea de que el virus se haya construido en un laboratorio”, declaró a Efe. “No solo luchamos cada día contra la pandemia, sino también contra la infodemia”, dijo la portavoz, quien es una de las responsables de la comunicación de la OMS en su sede mundial en Ginebra.
“Hay muchos expertos trabajando en el origen del virus, todavía no conocemos la fuente inicial, pero todo apunta a su origen animal y que no fue ni manipulado ni construido en un laboratorio o en algún otro sitio. Esta es la posición de la OMS como una organización que se basa en la ciencia”, insistió Chaib.
Las primeras insinuaciones de que el SARS-CoV-2 salió del laboratorio del Instituto de Virología de la ciudad china de Wuhan, donde se registró el primer brote del coronavirus, han provenido del Gobierno estadounidense, que ha anunciado una investigación sobre cómo el virus se diseminó al resto del mundo.
El laboratorio de Wuhan, centro de una controversia mundial
Según la mayoría de los científicos, el nuevo coronavirus fue probablemente transmitido al hombre por un animal. En un principio se apuntó a un mercado de Wuhan, que habría vendido animales salvajes vivos. Pero la presencia a unos kilómetros de allí del Instituto de Virología de Wuhan alimentó las especulaciones sobre una fuga desde estas instalaciones.
Dentro del complejo se encuentra el primer laboratorio de Asia de alta seguridad capaz de manejar patógenos de clase 4 (P4), es decir virus peligrosos que se transmiten de persona a persona, como el Ébola.
La semana pasada, Donald Trump dijo que Estados Unidos estaba tratando de determinar si el virus se originó en ese laboratorio.
El secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, dijo que se está llevando a cabo una “investigación completa” sobre cómo el virus “salió al mundo”.
El periódico The Washington Post y la cadena Fox News citaron fuentes anónimas que aseguran que el virus podría haber salido accidentalmente del complejo.
Según documentos diplomáticos que pudo consultar The Washington Post, las autoridades estaban preocupadas por la seguridad inadecuada de los investigadores a la hora de manejar virus parecidos al SARS. De acuerdo con Fox News, el “paciente cero” de la pandemia podría haber sido infectado por una variedad de virus de un murciélago que estaban estudiando en el laboratorio y que luego pasó a la población de Wuhan.
Cuando le preguntaron por esta hipótesis, el presidente estadounidense, Donald Trump, dijo que “cada vez más estamos oyendo esta historia” y que Estados Unidos estaban llevando a cabo una “investigación en profundidad”.
El laboratorio en cuestión ha negado la acusación, calificándola de “teoría de la conspiración”. Explicó haber recibido el 30 de diciembre el nuevo coronavirus, entonces desconocido. Luego, el 2 de enero, determinó la secuencia del genoma viral y sometió la información sobre el patógeno a la Organización Mundial de la Salud (OMS) el 11 de enero.
Las autoridades chinas, cuestionadas por el manejo inicial de la emergencia, también rechazaron las acusaciones. Como una especie de contraargumento, en China se ha extendido el rumor de que el virus llegó a Wuhan desde Estados Unidos.
¿Qué saben los científicos del virus?
Los científicos creen que el virus apareció en un murciélago y pasó al hombre a través de una especie intermediaria, probablemente el pangolín.
Pero un estudio de un grupo de científicos chinos, publicado en enero en la revista The Lancet, revela que el primer paciente de COVID-19 no tenía ninguna conexión con el mercado de animales de Wuhan, así como tampoco la tenían 13 de los primeros 41 pacientes.
Shi Zhengli, una de las principales expertas chinas en coronavirus de murciélago y vicedirectora del laboratorio P4, formó parte del equipo que publicó el primer estudio sugiriendo que el SARS-CoV-2 (el nombre oficial del virus) venía de los murciélagos.
En una entrevista con la revista Scientific American, Shi dijo que el genoma del SARS-CoV-2 no concuerda con ninguno de los coronavirus de murciélago que su laboratorio estudió hasta ahora.
Según Filippa Lentzos, una investigadora en bioseguridad del King’s College de Londres, aunque no hay pruebas sobre la teoría del accidente en el laboratorio, tampoco hay “pruebas reales” de que el virus viniera del mercado.
“Para mi el origen de la pandemia todavía es una pregunta sin respuesta”, dijo a la AFP.
El coronavirus ahora ha infectado a casi 2.5 millones de personas y ha causado más de 170,000 muertes en todo el mundo, según datos recopilados por la Universidad Johns Hopkins.
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