Ninguna cuarentena ni ningún virus iba a impedir que los miembros de la banda Niquía Camacol despidieran a su jefe, Édgar Pérez Hernández, alias El Oso. Había muerto en la cárcel de un infarto lejos de su natal Bello, una ciudad populosa y cercana a Medellín. Así que una vez fue trasladado, miembros de este grupo y un centenar de personas irrumpieron con el féretro al hombro por las calles inclinadas del barrio.
Por EL PAÍS
La caravana que recorrió 10 cuadras y quedó grabada en video tuvo un antecedente: cinco minutos de disparos al aire que, sin embargo, no inmutaron a nadie. Durante años, esta banda ha dominado el territorio. Como explica una fuente de la zona que pidió no identificarse, son el poder visible, los que dan empleo en el “combo”, los que prestan seguridad. Por eso, aunque hay quienes creen que hubo gente obligada a ir a la caravana fúnebre, muchos piensan que también lo hicieron por simpatía.
Los enormes letreros y los globos blancos que presidían el cortejo reflejan toda la logística detrás. “No se muere quien se va. Se muere quien se olvida», se leía en uno de ellos, mientras otro aún más directo decía: “Oso te amamos”. Atrás, el cuerpo del hombre que la Policía había capturado en diciembre pasado cuando hacía una fiesta en plena calle. También en esa oportunidad la comunidad se organizó para evitar que fuera detenido y los vecinos lanzaron piedras, agua caliente o aceite a los uniformados que intentaron llevárselo. Finalmente, como informó la Policía de Medellín en ese momento: “en un intento de asonada terminó un operativo en contra de quien sería el cabecilla de la estructura criminal Niquía Camacol, en Bello. Se trataría de alias El Oso, uno de los más buscados por la Policía de Medellín”.
En Bello, Antioquia, decenas de personas salieron a las calles a despedir a presunto cabecilla de una banda criminal >> https://t.co/tbm3iWvODO pic.twitter.com/J7FPCwAa6X
— W Radio Colombia (@WRadioColombia) April 7, 2020
Por eso no fue sorprendente que a pesar de la orden de aislamiento obligatorio en todo el país, tantas personas se aglomeraran alrededor del ataúd sin reparar en el riesgo de contagiarse de coronavirus. “Y tampoco sorprende que la Policía no hubiera hecho nada para detener el cortejo fúnebre. Si hubieran hecho algo estaríamos hablando de muertos con total seguridad”, contó un experto en violencia urbana de Medellín.
Más allá del video viral y las reacciones, la caravana refleja el poder de la ilegalidad en la ciudad de Bello. Solo entre enero y octubre del año pasado hubo 117 homicidios en una población de 530.000 habitantes. Alias El Oso era uno de los protagonistas de esa historia de confrontación entre su banda y otras históricas como Los Pachelli y Mesa. Integraba, además, el cartel de los más buscados de Bello y por su cabeza las autoridades ofrecían hasta 50 millones de pesos, unos 13.000 dólares. A sus 50 años era un viejo conocido del bajo mundo y con varias entradas y salidas de la cárcel. En 2001, en 2007 y, finalmente, en 2019. Purgaba una condena por concierto para delinquir agravado, extorsión y desplazamiento forzado.
El alcalde de la población, Óscar Andrés Pérez, dijo en medios locales que era un hecho lamentable que hubieran tenido que sancionar a unas 50 personas por violar la cuarentena. “La Policía se traslada al sitio a hacer control de la situación. Se logra sancionar a algunas personas por violación a la cuarentena, pero no se puede actuar con más contundencia por parte de la fuerza pública porque también en la marcha lo acompañaban algunos niños», aseguró.
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