Incluido entre los tres países más afectados por el COVID-19 originado en China y con un escenario político interno que por la fragilidad de su sistema de salud atraviesa gravísimos problemas, el régimen de Irán enfrenta situaciones adicionales como lo que significa gobernar sin que los mullah pierdan poder político y puedan mantenerse en el poder sobre el pueblo iraní.
Por George Chaya / Infobae
La semana pasada, en consonancia con el pedido del guía espiritual, Ayatollah Ali Khamenei, los líderes religiosos de todo el país habían pedido una yihad sanitaria contra el coronavirus. Sin embargo, algunos iraníes continúan reuniéndose en grandes grupos para la oración prescripta por la fe islámica a pesar de la amenaza de contagio, tal vez con la esperanza de morir como mártir como señalaron algunos entrevistados a medios de prensa oficiales en Teherán. Otros ciudadanos han sido vistos en información brindada por agencias internacionales lamiendo santuarios para limpiarlos de coronavirus y evitar que otros fieles lo contraigan.
Al tiempo que fuera de Irán, el Estado Islámico (ISIS por sus siglas en ingles) ha emitido un llamado a enfermar a los infieles con COVID-19, diferenciándose del primer comunicado en el que aconsejaban a sus seguidores no viajar a paises como Italia y España hasta nueva orden y difundió un discurso del jeque Muhammad Ayed del mes de febrero en la mezquita de Al-Aqsa en el cual el religioso llamo a la acción: “Es hora de anunciar el califato, liberar Jerusalém, partir hacia Roma y Madrid y conquistar esas ciudades infieles para luego dirigirnos a la Casa Blanca e imponer la justicia del Islam en todo el mundo, Allah nos envío un mensaje favorable con esta peste sobre los infieles y los apostatas del Islam. Es el momento para implantar la sharia universalmente”.
Mientras tanto, Irán parece ir perdiendo la batalla sanitaria frente al coronavirus y las agencias de seguridad de los Países del Golfo e incluso Israel coinciden en un aspecto positivo dentro del escenario de pandemia: Irán está disminuyendo sus actividades militares y de asistencia a sus aliados regionales a medida que debe lidiar con el crecimiento del brote del virus, según fuentes israelíes que han notado una importante disminución en la cantidad de actividad en la región por parte de los enemigos de Israel».
Sin embargo, para los saudies, antes de albergar demasiadas esperanzas sobre la baja de actividades terroristas, se debe considerar que un régimen como el de Irán difícilmente retrocederá, dado su proyecto de expandir la revolución islámica a través de sus representantes en Oriente Medio y en todo el mundo.
En linea con las declaraciones sauditas, el ejército estadounidense argumenta que la crisis de salud actual podría hacer que Irán sea más peligroso, ya que puede distraer al mundo con la crisis del coronavirus y el colapso de su sistema de salud. Pero el 16 de Marzo pasado, Hidai Zilberman, vocero de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), dijo a los periodistas, sin mencionar específicamente a Irán, que los militares israelies notaron una sensible disminución en la cantidad de actividad por parte de los enemigos de Israel en la región.
Al día de hoy, Irán se encuentra entre los países más afectados por el virus, cientos de personas han muerto, incluido un importante clérigo fallecido el lunes pasado, y aunque se cuestionan los informes del gobierno y se duda de la transparencia en los informes oficiales, se cree que al menos unas 15.000 personas se han infectado. Hay enfermos entre los ministros del gabinete, miembros del parlamento, personal de la Guardia Revolucionaria y funcionarios del Ministerio de Salud han sido contagiados, lo que aumentó los temores sobre la capacidad de respuesta de Irán a la pandemia global.
Las escalada entre EE.UU. e Irán está aumentando en un patrón similar al que llevó a las partes al borde de la guerra a principios de este año, pero con una diferencia muy relevante. Esta vez, ambos países se están centrando en la pandemia del coronavirus, y eso podría afectar la forma en que se desarrolla la situación en Oriente Medio.
La República Islámica de Irán está enfrentando el peor brote del virus en la región. El ejército estadounidense argumenta que eso podría hacer que Irán sea más peligroso, y no descarta que trate de distraer al mundo con su crisis de coronavirus al mismo tiempo que retome la ofensiva militar en Siria, Libano, Yemen y escenarios. Sin embargo algunos analistas sostienen que la situación podría hacer que Teherán sea menos propenso a arremeter contra el adversario histórico ya que su atención parece focalizarse en combatir el virus.
En medio del brote, los EE.UU. y una milicia respaldada por Irán están en una lucha que se ha profundizando en Irak. Días pasados un ataque con cohetes que los estadounidenses atribuyeron al grupo terrorista Kataeb Hezbollah respaldado por Irán mató a dos militares estadounidenses y a uno británico en la base militar iraqui de Taji. El ejército norteamericano respondió un día después con ataques aéreos sobre cinco objetivos del Kataeb Hezbollah, las autoridades en Washington dijeron que el grupo utilizaba esos sitios como depositos de armas.
Sin embargo, después del ataque del grupo terrorista y la contraofensiva estadounidense la consultora de riesgo político Eurasia Group califico las probabilidades de guerra como bajas y en no mas de un 25 por ciento debido a la realidad objetiva de que ni EE.UU. ni Irán están interesados en profundizar una guerra en este momento de pandemia mundial.
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