M&M son unos chocolatitos sabrosos. Los produce Mars Incorporated y son populares en todo el mundo. Tienen incluso unos muñequitos como íconos. Con unos comerciales divertidísimos. Los M&M vienen en varios colores. Y sabores. La empresa tiene 75 años produciendo tales chocolates. Todo el mundo los conoce. Pero yo no hablo de M&M Chocolates, yo me refiero en este artículo a los acuerdos secretos entre Lorenzo Mendoza y Nicolás Maduro en el año 2018. Me refiero al nuevo M&M: Maduro y Mendoza.
Por @eduardo_semtei, El Nacional
El presente análisis se basa principalmente en el artículo escrito por Anatoly Kurmanaev para The New York Times que apareció publicado el 23 de febrero de 2020, y en chísmenes y cotilleos de cafetín. Para algunos resultará sorprendente, para mí no tanto. La familia Mendoza se ha negado a contestar las preguntas del periodista o a comentar algo sobre lo publicado. Han hecho mutis. Nada digo. Nada oigo. Nada veo. Se lo enviaron antes de ser publicado. No comments my dear friend.
Corrían los primeros meses del año 2018 y el nombre de Lorenzo Mendoza aparecía desprendido en el primer lugar de las preferencias presidenciales de las grandes mayorías. La encuesta que menos lo favorecía le otorgaba 72% de aceptación. Era más que improbable, era imposible que Mendoza, cuyo carisma es conocido y cuya fama como empresario exitoso le precede, pudiera perder unas elecciones presidenciales contra Maduro o cualquier otro candidato majunche del sector oficial. Henri Falcón y Avanzada Progresista lo propusieron abiertamente como candidato y el propio Mendoza, aunque nunca afirmó que sería aspirante a la primera magistratura, sí se pavoneaba en cuanto bochinche y templete pudiera aparecer; hoy en Miss Venezuela; mañana en un juego de beisbol; pasado mañana en un maratón; en fiestas infantiles; en reuniones internacionales; vendiendo perros calientes en una calle de New York City, en fin; asomando su carátula y su humanidad en todo acto que se pudiera, siempre que concurrieran por lo menos 5 personas. Contrató asesores, consultores y publicistas.
Resulta que entre 2016 y 2017 las Empresas Polar se encontraban en graves dificultades financieras y operativas. La persecución del gobierno era implacable y onerosa. El Seniat los exprimía. Los sindicatos chavistas dentro de la Polar hacían cuanto les venía en gana sin temor a despidos. Le paralizaban plantas continuamente. Le incautaban y embargaban mercancías a montones. Le cerraban empresas, oficinas. Le detenían camiones. Le obligaban a vender con inmensas pérdidas y lo acorralaban con un severo y criminal sistema de precios regulados y terminaban ahorcándolo con el control de divisas.
La señora Mendoza asumió y dirigió la estrategia política para salvar el conglomerado y decidió buscar un acuerdo con el gobierno. Sí señor, con el mismísimo; para salvar sus empresas era necesario un entendimiento con el enemigo. En aquel tiempo Maduro se refería a Lorenzo como el “Pelucón”, el traidor, el explotador, el apátrida. No había adjetivo que no estuviera dispuesto a emplear para enrostrárselo a su archienemigo. Guerra a muerte…supuestamente. Y la jefa del Grupo Cervecero inició en 2016 una ronda de aproximaciones con el gobierno para salvar a sus empresas. El intermediario escogido fue Tareck el Aissami.
Tareck tenía que agradecer algunas cosas. El Turco de la Economía. La persona a quien los Mendoza consideraban clave, básica e imprescindible, era la mismísima Cilia Flores. Descartaron a Delcy Eloína, era terriblemente comunista. Tareck tenía como misión un encuentro entre las dos poderosas señoras. Paralelamente, en esos años, 2016 y 2017, ya Leopoldo López había decidido, apadrinado por Estados Unidos, abstenerse en las elecciones presidenciales. Hubo amagos de participación, pero fueron siempre fuegos fatuos.
La estrategia “salvadora” era la abstención. Tratar de invalidar cualquier elección. Había dos obstáculos para la culminación exitosa de tan gran desiderátum: por una parte, Lorenzo Mendoza, que tenía una clara opción de triunfo; y por la otra, Henri Falcón, que estaba empeñado en participar en los procesos electorales como la mejor forma; la más pacífica; la constitucional; la democrática, ideal para salir de estos años de mal gobierno.
El negro Todd, encargado de negocios de Estados Unidos, le llegó a decir directamente a Falcón que el Tío Sam no veía con buenos ojos su candidatura y que le recomendaba no participar. Falcón como se sabe, no obedeció las instrucciones del gringo que, seguramente, muchos otros sí lo hicieron entusiastamente. Cuando Mendoza anunció finalmente que no sería candidato (pues tenía un negocio, un acuerdo particular, todavía secreto y confidencial, la creación, la fundación del nuevo pacto M&M), entonces Falcón se convirtió en una presa fácil para ser difamado y atacado. Ahora sabemos con claridad, gracias a The New Tork Times, por qué Mendoza se retiró de la contienda electoral. M&M System. En los primeros días del mes de mayo de 2018 se emitieron 75.000 tweets contra Falcón y dejaron correr, los principales voceros de la abstención, una historia según la cual Falcón sería vicepresidente de Maduro y también que Falcón aceptaría y reconocería a Maduro en cualquier condición: ambas probaron ser falsas.
Cussano, el actual presidente de Fedecámaras, ha declarado una que otra vez que todavía existe un pedazo del sector privado que se niega a rendirse, a entregarse y que prefiere seguir apostando por y en Venezuela. Dice que le gusta el sonar y las lucecitas de las máquinas de votación más que el silbar de las balas. Lo mismo que Falcón. También ha manifestado su rechazo a las sanciones que están ahogando por igual a los sectores más pobres y a los empresarios que aún viven en nuestra nación. Por cierto, Lorenzo Mendoza nunca ha sido un gran defensor de Fedecámaras y del sector privado venezolano, siempre se ha mantenido a cierta distancia, como decía la propaganda aquella… distancia y categoría.
Los Mendoza, fieles a sí mismos, han preferido negociar, directamente, con los distintos gobiernos. No son muy gregarios que digamos. Sorprendentemente, desde las elecciones presidenciales de mayo de 2018, Lorenzo no ha aparecido más en actos públicos, ni ha opinado o criticado al gobierno, nunca más fue atacado por Maduro y sus empresas quedaron libres de las acciones perjudiciales y administrativas.
No es descartable afirmar que la eliminación del control de precios (sobre todo a los productos Polar) y la liquidación del control de divisas fueron dos de los acuerdos básicos de M&M firmados entre aquellas dos damas que mencionamos anteriormente. Cilia y Leonor. Leonor y Cilia. ¿La puedo llamar por su nombre, señora Cilia? ¡Claro, doña Leonor! Dígame mejor Leonor. No me gusta que me llamen doña (dizque así pasó). El Grupo Polar redefinió su target y decidió conservar, como clientes, como demandantes, al sector más pudiente de la población, ese 3%, 1 millón de personas, sabiendo que con los nuevos precios no regulados de la margarina Mavesa, de la harina PAN, de la cerveza Polar y de la mayonesa Mavesa no son exactamente fáciles de adquirir. Tampoco lo son sus arroces, o sus pastas, o sus enlatados. Maduro nunca más habló del «Pelucón», del traidor, del apátrida. El pacto ha funcionado, so far, a las mil maravillas.
M&M nació formalmente en el mes de febrero de 2018. Ese fue el mes del parto. Maduro pasó de ser un presidente interventor a jefe del neoliberalismo en la importación libre; en la eliminación del control de precios y de divisas; y en la devolución silenciosa al sector privado de numerosas empresas, especialmente centrales azucareros, supermercados y hoteles. Ahora los despidos de trabajadores resultan más fáciles. Facilitaron la dolarización de la economía que fue una propuesta de Falcón atacada en aquel tiempo con igual fuerza y ferocidad por el gobierno y por los abstencionistas que ahora tienen que tragarse sus mentiras, pues ambos sectores terminaron por descubrir “lo recomendable de la medida”.
Polar ha suspendido o despedido algunos miles de trabajadores sin que ningún inspector del trabajo o ningún tribunal haya emitido condena alguna. Mendoza ha sido, pues, artífice del entendimiento entre los intereses del sector privado y los intereses del sector público. Recuperó sus empresas y está en pleno renacimiento. En ese pacto M&M algo del liberalismo tomó cuerpo. Así que quienes apuestan a que el sector privado no se entenderá jamás con el gobierno tienen que ver la realidad y abandonar la prédica según la cual mientras más ruina haya en Venezuela es más fácil que Maduro se vaya. Lo más fácil es votar. E invertir. Mendoza dixit.
Con información de El Nacional
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