Con la solemne lectura de los cargos y el juramento de los senadores, comenzó este jueves en el Senado de Estados Unidos el juicio político contra el presidente Donald Trump por abuso de poder y obstrucción del Congreso. Por tercera vez en la historia estadounidense, la cámara alta se transforma en un tribunal, dirigido por John Roberts, el presidente de la Corte Suprema, como marca la Constitución.
Bajo un estricto silencio, los 99 senadores estadounidenses presentes (uno estuvo ausente por una urgencia familiar) encargados de juzgar al mandatario juraron “impartir justicia de manera imparcial de acuerdo con la Constitución y las leyes”, frente al magistrado de mayor rango en el país, quien previamente había hecho lo mismo.
¿Cómo sigue el proceso? Trump tiene hasta el sábado a las 6 p.m. de Washington para responder a las acusaciones realizadas por la Cámara de Representantes. Luego, el mandatario tiene hasta el lunes al mediodía para presentar un escrito defendiéndose. En caso de que lo haga, la Cámara baja deberá responder con otro escrito, refutando sus argumentos.
Antes de concretar estos pasos, se informó que al equipo de abogados del magnate se ha sumado Ken Starr, conocido fiscal que lideró la acusación contra Bill Clinton cuando fue sometido a un impeachment por el caso de la becaria Monica Lewinsky, entre diciembre de 1998 y febrero del año siguiente. Además se incorporan al mismo equipo los abogados Alan Dershowitz y Robert Ray.
Una vez que concluyan esas formalidades, el martes a la 1 p.m. comenzará propiamente el juicio. Desde ese momento hasta el día en que se vote por condenar o absolver al presidente, los senadores se reunirán todos los días a la misma hora —excepto el domingo— para llevar adelante el proceso.
No se les permitirá tener sus teléfonos móviles u otros dispositivos electrónicos en el recinto y sus movimientos fuera de ella estarán restringidos. Los mismos requisitos que cumplen los miembros de un jurado en un juicio convencional.
Es posible que el martes se realice una votación decisiva, sobre las reglas del proceso. La cuestión más delicada es si se admitirá la declaración de testigos y la presentación de nuevas evidencias. Para cualquiera de las dos cosas es necesario el acompañamiento de la mayoría del cuerpo, que está en manos de los republicanos, que parecen inclinados a negarse y a optar por un juicio abreviado. Los demócratas aspiran a convencer a algunos indecisos.
Los jefes republicanos argumentan que era responsabilidad de la Cámara de Representantes recolectar la evidencia y llamar a testigos, y que esa fase está completa. “La hora de la Cámara ha terminado. El tiempo del Senado está cerca. Es hora de que este orgulloso cuerpo honre nuestro propósito fundador”, dijo el senador Mitch McConnell, líder de la mayoría republicana. “Ahora quieren que el Senado rehaga los deberes de ellos y que vuelva a realizar la investigación”.
Pero los opositores creen que las nuevas pruebas obtenidas de Lev Parnas, ex socio del abogado personal de Trump, Rudy Giuliani, son lo suficientemente fuertes como para incorporarlas a la causa que lleva el Senado. Lo mismo piensan de un informe de la Oficina de Responsabilidad del Gobierno, que concluyó que la administración de Trump violó la ley cuando retuvo la ayuda militar aprobada por el Congreso para Ucrania.
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Chuck Schumer, líder de la minoría demócrata en el Senado, imploró a sus colegas republicanos que votaran por reglas justas que permitieran testigos y señaló: “Cada uno de nosotros, demócratas y republicanos, enfrentaremos la opción de comenzar este juicio en busca de la verdad o al servicio del deseo del presidente de encubrirlo”.
La senadora republicana Susan Collins es una de las pocas que señaló que “probablemente” apoyaría una moción para llamar a testigos. “Contar con información adicional sería útil”, dijo en un comunicado.
En uno u otro sentido, la discusión se saldará la próxima semana, cuando comience el procedimiento. Entonces, los siete representantes de la Cámara Baja que ofician de fiscales tendrán 24 horas para presentar su caso contra el presidente. Luego, los abogados del mandatario tendrán otras 24 horas para rebatir las acusaciones y defender su inocencia. Se espera que el proceso no se extienda por más de dos semanas.
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